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El adelanto de las generales dificulta unas primarias en Sumar y aboca a los partidos a negociar las listas

Yolanda Díaz, en un acto durante la campaña para el 28M con el exalcalde de Valencia, Joan Ribó, y la dirigente de Podemos Pilar Lima.

Alberto Ortiz

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Los plazos electorales dan muy poco margen a la izquierda para ponerse de acuerdo y por lo tanto estrechan la posibilidad de confeccionar las listas a través de unas primarias abiertas, tal y como reclamaba Podemos para llegar a un acuerdo de coalición con Sumar para las próximas generales. Sin primarias, la solución para el diseño de los puestos de salida en las diferentes circunscripciones de una candidatura que pretende agrupar a una quincena de partidos pasa por una negociación entre dirigentes que comenzó este lunes y que se extenderá previsiblemente durante los próximos diez días, quizás hasta el límite que marca la ley para registrar las coaliciones. 

Yolanda Díaz comenzó este lunes una ronda de conversaciones para iniciar este proceso. Por la tarde, llamó a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, para un primer acercamiento del que ninguna parte quiere dar detalles. Todo lo que se gesta en el espacio progresista en las últimas horas transcurre en silencio, lo que invita a pensar en que hay voluntad de llegar a un acuerdo que no se puede demorar mucho. Tras la debacle electoral de la izquierda el domingo, todos admiten que los contactos están en marcha y manifiestan su disposición para alcanzar esa candidatura de unidad. 

Por lo pronto, la plataforma electoral de Yolanda Díaz ya tiene forma jurídica: un partido político bajo el nombre Movimiento Sumar que servirá, dicen fuentes de su equipo, como instrumento para facilitar la unidad entre los diferentes partidos y además para poder incorporar a las personas independientes que han participado en los últimos meses en el proceso de escucha, la fórmula que la vicepresidenta segunda usó como pista de lanzamiento para su andadura como líder del espacio a la izquierda del PSOE. 

A partir del registro del partido político, Sumar tiene la posibilidad de incluir personas que no forman parte de otros partidos políticos en la lista de la futura coalición en la que confluyan el resto de partidos implicados en el proceso (Podemos, Izquierda Unida, los comuns, Más Madrid, Compromís y otras formaciones de inspiración regionalista). Se trata de incorporar la “pata ciudadana” de un proyecto político que Yolanda Díaz siempre ha defendido que debe ser más un movimiento ciudadano que un partido político. 

“Impulsamos un movimiento ciudadano, desde la sociedad, en el que el protagonismo es vuestro, no nuestro. Vosotros vais a sumar. No va de partidos, no va de siglas, va de inteligencias colectivas, de pensar un país mejor. Va de presentar un proyecto de país para la próxima década”, dijo Díaz en el acto de presentación de Sumar, en el verano de 2022, en el Matadero de Madrid. 

La forma que tome esa coalición y a cuántos integrantes incluya es lo que está en juego en estos días. Y tendrá que hacerse seguramente en una mesa de negociación y no en una consulta ciudadana en la que sea la sociedad (o la militancia de los partidos llamada a una convocatoria unitaria) la que decida el peso que tiene cada partido en las futuras listas. El debate durante los meses de conversaciones a principios de año entre los equipos negociadores de Sumar y el resto de los partidos iba precisamente de eso: cuánto debe representar cada formación (en las listas, pero también en el reparto económico o en el nombre) de la futura coalición. 

Con una amalgama de 15 partidos, la configuración de las listas estriba una dificultad complejísima como se vio en Andalucía, cuando se intentó negociar una coalición para las autonómicas y en ese caso el abanico lo formaban únicamente seis partidos. Unidas Podemos obtuvo en las pasadas elecciones 35 escaños y las mejores previsiones dan a Sumar (con Podemos dentro) alrededor de 50. Pero todas esas previsiones se hicieron antes de la debacle del pasado domingo. 

De momento, ya hay varios partidos que han mostrado su compromiso para negociar este proceso, más allá de Izquierda Unida y los comuns, que son para Yolanda Díaz dos de los principales apoyos en la construcción de Sumar. Este martes, formaciones como Verdes Equo, Más Madrid o Alianza Verde han mostrado su disposición para negociar su integración en la coalición. Pero de momento el paso más interesante y que da cuenta de la dificultad que entraña este proceso lo ha dado Compromís, que ha nombrado una comisión para negociar con Sumar y que ha puesto algunas condiciones básicas.

Su premisa es no diluir su identidad: su nombre debe estar en la papeleta, el programa electoral debe ser la agenda valenciana (financiación, infraestructuras), quieren un protocolo claro sobre cómo operarán en el Congreso y los candidatos de Compromís encabezarán las listas en Valencia, Alicante y Castellón. Además, no están dispuestos a compartir papeleta con los dirigentes de Podem. Una vez se suscriba el acuerdo, las ramas de Compromís tendrán que someterlo a votación en sus respectivos organismos y después tendrá que pasar por la comisión ejecutiva de la coalición. Hay un añadido extra: el partido que encabeza Joan Baldoví quiere negociar directamente con Sumar las condiciones valencianas, no ser un epígrafe en un acuerdo con Podemos. Informa Laura Martínez.

La idea que se manejaba en Sumar hasta que el proceso electoral de las autonómicas y municipales interrumpió las conversaciones era una negociación en verano no tanto de las listas sino del mecanismo de confección de esas listas, que luego podían ser refrendadas en un proceso de primarias a partir del comienzo del curso que cumpliese varios objetivos a la vez: diseñar democráticamente las listas, proporcionar una imagen de unidad y movilizar al electorado de izquierda en un proceso participativo. 

El sistema para desplegar unas primarias en las que participen todos los inscritos y militantes de todos los partidos (o toda la ciudadanía, en el caso de que se optara por una fórmula abierta) implica cierta logística que lleva tiempo y que también acarrea una negociación que hace meses ya supuso problemas: la creación de un censo nuevo, una plataforma para que la gente pueda votar, un proceso de verificación de resultados que satisfaga a todas las partes. Los procesos de primarias, además, suelen venir acompañados de una suerte de campañas, con mítines y debates de las opciones en liza. 

El fundador de Podemos, Pablo Iglesias, hablaba de esto el lunes en la Cadena SER. “Ojalá las hubiera [primarias], a mí me has oído defender aquí que la participación democrática es clave, pero tengo algo de experiencia política. En diez días, ¿qué nos van a decir a nosotros los demás partidos? En Podemos hay voluntad, nos ponemos y las hacemos rápido. Pero nos van a decir que en diez días esto no se puede hacer. Y al final lo que tendría que haber sido un proceso de desborde ciudadano, de participación, de escucha, al final llega el turno de los fontaneros para negociar las listas de cada provincia, todo lo que se supone que no había que hacer en esta ocasión”, dijo. 

En el partido que lidera Ione Belarra defienden que esta es una situación que podría haberse evitado si no se hubieran demorado tanto los tiempos y se hubiese alcanzado un acuerdo, por ejemplo, antes del lanzamiento de la candidatura a la presidencia de Yolanda Díaz, en el polideportivo Magariños, el pasado 2 de abril. En Podemos sostienen que ya habían advertido de que Pedro Sánchez podía adelantar en cualquier momento las elecciones generales y pillar a contrapié a todo el espacio, como finalmente ha sucedido. La voluntad ahora, en cualquier caso, es la de lograr una candidatura unitaria y, según apuntan algunas voces del partido, eso va a estar por encima del resto de asuntos de carácter más interno.

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