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Amparo Grolimund: “Nos han echado migajas a ver si callábamos, pero seguiremos manifestándonos”

Amparo Grolimund, pensionista y miembro de los yayoflautas.

Rodrigo Ponce de León

Amparo Grolimund tiene 75 años y forma parte el colectivo yayoflautas. Como miles de pensionistas en los últimos años, ha salido a la calle a protestar contra la reforma de las pensiones y para que la subida de las jubilaciones estuviera vinculada al IPC por ley. Pese a que las movilizaciones consiguieron que el Gobierno de Mariano Rajoy subiera las pensiones según la inflación en 2018 y 2019, dejando en entredicho la reforma que este mismo Ejecutivo impulsó en 2013 (subida del 0,25% anual y aplicación del factor de sostenibilidad ligado a la esperanza de vida), Amparo solo admite que les “han echado algunas migajas para ver si callábamos”.

Con una pensión de algo más de 950 euros al mes, Amparo le pide a los políticos “que hagan prevalecer la ética antes que el interés, que respeten los derechos humanos y los derechos sociales”, y que si no son capaces de hacerlo, “que tiren la toalla, se marchen y dejen paso a otros que sí lo puedan hacer”. Lo que sí tiene claro es que mientras haya injusticias saldrá a la calle a protestar: “Nos seguiremos manifestando mientras haya personas que con sus pensiones estén en el umbral de la pobreza”.

Usted ha participado en las manifestaciones por las pensiones, ¿qué le llevó a salir a la calle?

El ideario de los yayoflautas es dejar un mundo mejor para hijos y nietos. Nos incentiva a salir a la calle más que nuestras pensiones, que mal que bien las cobramos, el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos, que ahora mismo está negro, pero negro carbón. No es solamente por las pensiones actuales sino también por las pensiones futuras. Hay que recordar que ahora hay pensiones entre 400 y 600 euros que son de lesa humanidad, por no decirlo de otra manera.

¿Cree que las movilizaciones de los pensionistas han servido para algo?

Nos han echado algunas migajas para ver si nos callábamos. Evidentemente no hemos llegado adonde exigíamos. Nuestro lema es: 'Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden'. Nos seguiremos manifestando mientras haya personas que con sus pensiones estén en el umbral de la pobreza. Tenemos que luchar para que las personas mayores, la sociedad en general, no sufran pobreza energética, no sufran el no llegar a fin de mes o tengan que escoger entre comer o comprar las medicinas. El Gobierno debe darse cuenta de todos estos problemas y si no se entera, seguiremos protestando.

Si fuera presidenta del Gobierno, ¿qué cambios haría en el sistema público de pensiones?

El Gobierno del PP utilizó la hucha de las pensiones para tapar problemas de liquidez, algo que no se debería haber tocado. Deberían ser inviolables las cotizaciones de la gente que está trabajando, porque con estas cotizaciones se están pagando las pensiones, lo mismo que nosotros trabajamos para pagárselas a otros. Como presidenta recordaría que hemos rescatado a los bancos con el dinero de todos, también de los pensionistas, y parece que no tienen intención de devolverlo, unos bancos que le han vendido a algunos incautos las preferentes. Si fuera presidenta conformaría un buen equipo para trabajar y que no se olvide que a los políticos los elige el pueblo. Ya sabemos que en los programas electorales prometen y prometen y cuando llegan a gobernar se enfrentan a muchos escollos: las grandes multinacionales, el poder del dinero, pero por lo menos que se intente con una cierta decencia. Hay un alto índice de suicidios, que no viene reflejado en ningún sitio, por desahucios o porque no tienen trabajo, que yo no lo llamaría suicidios, lo llamaría asesinatos, por imprudencia, pero asesinatos.

El principal obstáculo que ponen los políticos para solventar el sistema público de pensiones es la financiación, ¿quién cree que debería aportar más?

No habría que mimar tanto a la patronal. Hay que exigir que los contratos de trabajo sean dignos y se paguen unos salarios decentes. No puede ser que haya gente a la que despiden el viernes y la vuelven a contratar el lunes. Hay una permisividad con la patronal que no se debería dar, solo nos hace falta que salgan como en Francia: si no tienen pan, que coman bizcochos. Por otro lado, las empresas del Ibex pagan un porcentaje de impuestos mucho más bajo que un pensionista o un trabajador medio. Las pensiones se pueden arreglar si el que más tiene contribuye más. De esta manera las pensiones mínimas, que son de miseria, irían subiendo hasta alcanzar una cuantía digna. Hasta ahora se ha mantenido el sistema con las contribuciones de los que tenemos menos. Da un poco de miedo el repunte de la derecha, parece que los logros que se habían conseguido hace años, aunque algunos fueron eliminados, los van a terminar de laminar, solo hay que ver cómo están con el feminismo, cuando las jubiladas cobramos menos que los jubilados por la brecha salarial.

En el Pacto de Toledo, las decisiones que se toman sobre las pensiones tienen que ser por consenso, ¿cree que es la mejor fórmula?

El Pacto de Toledo es como un bebedero de patos. Hemos pedido pensiones dignas y que las aumenten según el IPC, pero el Pacto de Toledo nos ha mantenido tres o cuatro años con subidas del 0,25%, que se traducía es una media de dos euros al mes. ¿Dónde estaba entonces el Pacto de Toledo?

¿Usted cree que sus nietos podrán cobrar una pensión en el futuro?

Como no se remedie la situación no creo, pero es que tampoco creo que puedan cobrar una pensión digna mis hijos. Estamos en unos tiempos muy convulsos y puedo comprender que haya que hacer grandes reformas, pero no ha habido gestos con las personas que menos tienen. Se hacen presupuestos con millones para el Ejército, ¿para qué? ¿Estamos en guerra? Hay gente que está pasando hambre, se cierran los comedores de los colegios y hay niños que no se alimentan bien, no sé si se están dando cuenta. No es mi caso, pero hay gente que lo está pasando muy mal. El anuncio de la abuela que le dice a su nieta que se coma ella el bocadillo porque ella ya ha comido, aunque es mentira porque no tiene qué comer es una realidad. No sé cómo pueden dormir tranquilos.   

¿Qué le recomendaría a los políticos antes de empezar la campaña electoral?

Que hagan prevalecer la ética antes que el interés, que respeten los derechos humanos y los derechos sociales. Son elegidos por el pueblo y tendrían que respetarnos. Si no son capaces de hacerlo, que tiren la toalla, se marchen y dejen paso a otros que sí lo puedan hacer. 

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