El Congreso veta las marcas blancas en su servicio de cafetería y restaurante
El Congreso quiere que sus cafeterías y restaurantes sean de “primera categoría” y así lo especifica en las condiciones establecidas para el concurso del que saldrá el nuevo adjudicatario: “El servicio a prestar, así como la calidad de los artículos y consumiciones que se ofrezcan al público, deberán ser equivalentes a los de una cafetería de primera categoría, según la reglamentación vigente, y a los de un restaurante y autoservicio de buen nivel y calidad”.
El personal de la Cámara Baja, además de tener los menús subvencionados, no tomará allí los comunes alimentos de marca blanca, porque el pliego de prescripciones técnicas señala que “los productos que se utilicen para el servicio deberán pertenecer a marcas comerciales de reconocida calidad y prestigio”.
De hecho, en el concurso de adjudicación se ponderan las “calidades de los productos” (cuentan un 20%) y en las propuestas las empresas “deberán detallar los proveedores, las calidades de los productos y materias primas a emplear, con especificación de sus características y marcas comerciales o similares”.
La Mesa del Congreso prioriza la calidad de los productos de sus cafeterías y restaurantes de “primera categoría” sobre el cumplimiento de las condiciones sanitarias y de higiene de los contratistas. En el procedimiento de adjudicación las referencias a las marcas de “calidad y prestigio” así como a la vestimenta “adecuada” del personal aparecen en el tercer lugar, seguidas, en cuarto puesto, del “Cumplimiento de la normativa vigente en materia sanitaria y de higiene de los alimentos”.
Los servicios de restauración y cafetería del Congreso necesitan un nuevo licitador después de que la Mesa no renovara al anterior concesionario, el Grupo Arturo, propiedad del presidente de la patronal madrileña, acusado de pagar en dinero negro a los trabajadores destinados en la Cámara Baja.
Hace quince días, se publicaron los nuevos pliegos para la adjudicación, que suscitaron una gran polémica por el otorgamiento de más de un milon de euros anuales a la concesionaria para subvencionar algunos servicios, como el de bebidas alcóholicas. Finalmente, la Mesa del Congreso ha decidido dejar de subvencionar los gintonics de los diputados.