Rajoy y sus ministros desaparecen del mapa: ni entrevistas ni redes sociales desde que perdieron el poder
Al Gobierno de Rajoy se lo tragó la tierra el 1 de junio de 2018. Los miembros del Ejecutivo que ha dirigido España durante los últimos siete años y ha afrontado algunas de las reformas más polémicas en décadas están desaparecidos. No es que hayan sido relegados a una segunda fila tras la llegada de Pablo Casado, es que directamente se han borrado del mapa: ni entrevistas, ni actividad en redes sociales, nada.
Empezando por el propio presidente que ya ni siquiera acude a los actos de partido y se ha retirado a su plaza de registrador de la propiedad. Su número dos, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, se está pensando lo de seguir en su escaño. La ministra de Defensa y secretaria general, María Dolores de Cospedal, también se echa a un lado, después de lograr que Santamaría, su enemiga interna, no se hiciese con las riendas del PP.
El escenario donde se hace palpable que todo lo que era sólido en el PP hace solo tres meses se ha evaporado ahora es el Congreso de los Diputados. Sus pasillos y el patio bullían este jueves en el primer pleno que se celebraba a la vuelta de las vacaciones. Los diputados cruzaban saludos y comentaban en corrillos cómo habían pasado el verano. Entre los que iban y venían, pocos ministros de Mariano Rajoy. La mayoría han permanecido desaparecidos desde que triunfó la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa.
El silencio casi sepulcral de los exministros
Ninguno se ha prodigado en público tras las convulsas primarias que han resquebrajado al PP. Su actividad política en estos últimos meses ha sido prácticamente nula. Sobre todo la de quienes no apoyaron a Pablo Casado que han preferido mantener un prudente silencio. El más inquietante, el de la vicepresidenta Soraya Sánz de Santamaría, rival del nuevo y flamante presidente del Partido Popular
El jueves, en el estreno del curso político, Casado se reunía con su grupo parlamentario. Y más que todas las caras nuevas de la dirección, llamó la atención la ausencia de Soraya -como la llama todo el mundo-. El partido estaba pendientes de su reaparición. “Vendrá luego a votar, seguro”, especulaba una diputada del grupo, tras ver los primeros titulares en la prensa. La víspera, el PP había solicitado un cambio de asignación en los bancos del Congreso para alejarla de los escaños con poder. Al filo de los dos de la tarde la exvicepresidenta apareció sonriente, escoltada por otros ex: la exministra de Empleo,Fátima Báñez, y el exjefe de Gabinete de la Presidencia, José Luis Ayllón.
Los tres forman una piña y conforman el último reducto del “rajoyismo”, un sector de fieles al anterior Jefe del Ejecutivo que según sentenciaba en conversación con este diario un veterano diputado, “se ha acabado, no existe. No queda nada de él... salvo Soraya, evidentemente”. Su pronóstico es que la exvicepresidenta, una de las mujeres que más poder ha tenido en España estos últimos años, dará pronto la espantada y seguirá los pasos de su mentor.
En el patio, Santamaría se vio pronto rodeada de periodistas y de preguntas que elucubraban sobre su futuro político, una vez que había rechazado todos los ofrecimientos que hasta ahora le ha hecho Casado. “Yo acabo de llegar. Voy a hablar con Pablo tranquilamente. A mí estas cosas me gusta hacerlas a mi manera”, afirmaba, dejando abierta la puerta a una retirada.
Santamaría ha pasado en este escaso lapso de ser la todopoderosa número dos del Gobierno de Rajoy a diputada rasa por Madrid. La exvicepresidenta se negó a incorporarse al Comité Ejecutivo Nacional del PP y tampoco ha aceptado otros destinos que le ha propuesto el nuevo líder en la Cámara. Entre los pronósticos internos, además de su retirada, se baraja la posibilidad de que Casado le ofrezca ser cabeza de cartel en Madrid o incluso liderar la lista de las europeas.
Santamaría, relegada a una esquina de la bancada
La relación entre Casado y Santamaría es fría, casi inexistente. La decisión del nuevo líder del PP de situarla en una esquina de la segunda fila de la bancada popular, en el pasillo opuesto al a los asientos de los diputados más cercanos a la nueva dirección del grupo parlamentario, tampoco le ha hecho mucha gracia.
La expectación levantada por el corrillo que protagonizaba Santamaría picó la curiosidad de algunas de sus compañeras de filas. “¿Quién quiere marcharse?. De aquí no se va nadie”, preguntaban, respondiéndose ellas mismas de inmediato a la cuestión.
La número 3 de facto, María Dolores de Cospedal, secretaria general y ministra de Defensa también manda señales de que está de salida. De momento, se refugiará en la presidencia de la Comisión de Exteriores en el Congreso. No ha querido ningún puesto en la dirección de Casado y “por lealtad” ella misma ha anunciado que abre el proceso de su sucesión en Castilla-La Mancha donde dejará el cargo el próximo 7 de octubre tras 12 años como líder regional.
El PP regional celebrará un Congreso Extraordinario para buscarle sucesor o sucesora y, como ocurrió para la presidencia nacional, se convocarán primarias en el caso de que haya más de un aspirante a hacerse con las riendas del partido.
Salvo las dos mujeres con más poder, el resto de miembros del gabinete de Rajoy no han dado titulares en ningún sentido. En las redes sociales la mayoría enmudeció el mismo día en que Sánchez entraba en La Moncloa. Tampoco han concedido entrevistas.
El hecho de que no haya habido actividad parlamentaria también ha facilitado la 'desaparición del mapa' de los que hasta hace apenas unos meses se sentaban en los bancos azules del hemiciclo, mandaban, y acudían al Parlamento en coches oficiales. Ahora llegan a pie y pasan desapercibidos. La escena siempre se repite cuando algún político deja de 'pisar moqueta'. Salen de espantada y los que son diputados acuden poco al Congreso, si acaso a votar, para que no se diga.
“Es duro y al principio cuesta acostumbrarse”, reconocía a este diario un experto fontanero socialista que ahora vuelve a entrar como pedro por su casa en el área de Gobierno de la Cámara. “Pero así es la vida”, resumía con una sonrisa.
En el Grupo Popular también empiezan a asimilar los cambios. Aunque las heridas que han dejado las primarias han sido profundas, los exministros -que se dividieron en dos 'bandos- empiezan a adaptarse a su nueva vida “mucho más relajada”y “sin estar todo el día pendientes del teléfono”, según reconocen en sus conversaciones privadas. Casi todos se han autoimpuesto el silencio, incluso quienes eran más activos en las redes sociales.
A finales de julio, Casado empezó la labor de pacificar el grupo y decidió recolocar en cargos institucionales de la Cámara a la mayoría de ellos, porque no todos eran diputados. Y prácticamente todos han aceptado, incluso los que no le apoyaron en el proceso interno.
Entre los que ascienden en el partido está Dolors Montserrat. La exministra de Sanidad, que fue una de las principales valedoras de Cospedal, ahora ocupa la portavocía parlamentaria en el Congreso, un cargo de gran responsabilidad política. A Isabel García Tejerina, que ocupó la cartera de Agricultura y también apoyo a la exsecretaria general del partido, Casado la ha nombrado vicesecretaria de Acción Sectorial.
Al exportavoz y extitular de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, va a la comisión de Educación. Por su parte, Rafael Catalá, exministro de Justicia -que apoyó a Casado en la segunda vuelta-, ocupará la presidencia de la Comisión de Interior. Incluso el extitular de Hacienda, Cristóbal Montoro, uno de los más afines a la vicepresidenta, ha aceptado presidir la comisión de Economía y Empresa del Congreso.
También Álvaro Nadal, exministro de Energía y Turismo, que fue otro de los apoyos de Santamaría, ocupará la presidencia de la comisión del Estatuto del Diputado, cuya actividad es escasa.
Tampoco ha puesto peros Luis Luis Ayllón, que aunque no llegó a ocupar una cartera ministerial estuvo al frente de la secretaria de Estado de Relaciones con las Cortes y fue luego Director del Gabinete de la Presidencia y sigue siendo 'sorayista'. A partir de ahora será el vicepresidente de la Comisión Mixta para la Unión Europea, un cargo que hasta ahora ostentaba el propio Casado.
“Ninguno se ha resistido. Lógico. Son cargos que además llevan aparejados un sustancioso complemento económico”, razonaba un diputado que ahora forma parte del núcleo duro de Casado. Todos son destinos con escasa proyección mediática.
El exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, además de ser premiado por Casado con el puesto de presidente del Comité Electoral del Partido Popular, presidirá la Comisión de Política Territorial y Función Pública, de nueva creación en esta legislatura.
La presidencia del Pacto de Toledo fue ofrecida a Báñez
Por lo que respecta a Fátima Báñez, íntima de Soraya, Casado, según ha podido saber eldiario.es, la ofreció ocupar la presidencia de la Comisión del Pacto de Toledo que ahora está en manos de Celia Villalobos, que no va a dar facilidades para que la releguen del cargo. “Celia es su amiga y Fátima no está dispuesta a presentar contra ella ninguna batalla”, según afirman fuentes conocedoras de este ofrecimiento.
Algunos diputados ironizan: “Celia está indignada porque Pablo la ha sacado de la Diputación Permanente. Van a tener que hacerle una moción de censura para quitarla este cargo”. Su marido, el sociólogo Pedro Arriola, estrecho colaborador de Rajoy en Génova, ha sido siempre su gran valedor, pero según adelantaba la periodista Lucía Méndez en El Mundo, su etapa en el PP también ha acabado.
El ambiente, pasadas las vacaciones de verano, no es tan tenso como los días posteriores a la celebración del cónclave. Según dijo después Casado, “el Congreso [del Partido Popular] fue ejemplar y la integración se ha producido de verdad”.
En cuanto al anterior portavoz parlamentario, Rafael Hernando - que no se decantó públicamente por nadie-, se mantiene en la dirección del grupo Popular aunque deje de ser el líder en la Cámara Baja.
¿Y que ha sido de Rajoy?. “Él ha elegido su carrera profesional como registrador de la propiedad en Madrid, pero creo que como expresidente del Gobierno tendrá una agenda como hicieron sus predecesores”, afirmó Casado tras enterarse de que el expresidente volvía a su profesión.
Uno de los diputados, y también exministro, que mantiene una relación de amistad con Rajoy es Jesús Posada. El expresidente del Congreso asegura en conversación informal con el diario.es, que le ve “muy bien”, “tranquilo”. “Tiene un carácter un poco parecido al mío, que nos tomamos todo con cierta distancia. Sin agobiarnos demasiado”, confiesa.
En el último acto del pasado fin de semana en Galicia, Rajoy fue protagonista porque no apareció. Algunas fuentes aseguran que Casado se lo había pedido. El lunes el líder del PP ofreció a su antecesor un despacho en Génova. No hay noticia de que Rajoy vaya a aceptarlo.