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El Gobierno amarra la mayoría para aprobar la reforma laboral por la mínima

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

Iñigo Aduriz / Irene Castro

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El Gobierno esperaba lograr una ajustadísima mayoría para convalidar este jueves en el Congreso la reforma laboral pactada con sindicatos y empresarios, ante la negativa de sus socios habituales a respaldar el texto. Ese rechazo abocó al Ejecutivo a sacar adelante la nueva legislación laboral con el apoyo de Ciudadanos, en contra del deseo manifestado inicialmente por Unidas Podemos, y otras formaciones de derechas, como PDeCAT o UPN, que confirmaron públicamente su 'sí' a última hora del miércoles, apenas doce horas antes de que comenzara el debate en el Congreso.

Con esos votos el Gobierno ya respiraba aliviado, dado que contaba con una mayoría absoluta –y diferencia de tres votos sobre los 'noes'– para que el acuerdo alcanzado en el marco del diálogo social que deroga algunos de los aspectos más dañinos de la reforma laboral de 2012, como los referidos a la limitación de la temporalidad o a la ultraactividad de los convenios laborales, sea ratificado en el Congreso. Aún así, el Ejecutivo mantuvo 'in extremis' hasta el último momento la negociación a varias bandas para atraer al PNV, que finalmente ha anunciado su 'no' a primera hora de este jueves.

Ese resultado tan ajustado obliga al Gobierno a contener la respiración hasta el último momento. Los dos diputados de UPN votarán a favor, a pesar de que han mostrado discrepancias con la decisión de la dirección. Lo ha confirmado en una conversación informal con periodistas durante la sesión Sergio Sayas, quien antes del Pleno no lo aclaraba tras reconocer que no compartía el 'sí' ordenado desde Pamplona.

A los diputados de los partidos que sostienen al Gobierno, PSOE (con 120 parlamentarios) y Unidas Podemos (que tiene 34, ya que aún no ha sustituido el escaño de Alberto Rodríguez tras su suspensión), se sumarán a favor de la norma los nueve de Ciudadanos, cuatro del PDeCat, dos de Más País, otros dos de UPN, uno de Compromís y los de Teruel Existe, Coalición Canaria, Nueva Canarias y el Partido Regionalista de Cantabria, todas ellas formaciones que cuentan también cada una con un único parlamentario en el Congreso. En total, los 'síes' suman 176 votos, exactamente la mayoría absoluta de la Cámara Baja.

En el 'no' se situaban, al cierre de esta edición, PP (88 diputados), Vox (52), los tres principales socios de la investidura del Ejecutivo –ERC (con trece escaños), PNV (seis) y EH Bildu (cinco)–, además de Junts (cuatro), CUP (dos), BNG y Foro, con un representante cada uno. A todos ellos habría que sumar el voto de Pablo Cambronero, el parlamentario díscolo de Ciudadanos que por desavenencias con la dirección de Inés Arrimadas decidió dejar el partido, pero sigue como diputado en el Grupo Mixto. En conjunto, son 173 'noes'.

No obstante, el Gobierno negoció a contrarreloj para sumar al acuerdo al PNV, al menos con la abstención de sus seis diputados. Se trataba de una opción viable, según confesaron a elDiario.es fuentes socialistas que anoche veían factible incluso que los nacionalistas vascos acabaran votando a favor. Entre los asuntos sobre la mesa estaban la transferencia del Ingreso Mínimo Vital tras el gesto que hizo la semana pasada el Gobierno y abordar los convenios autonómicos con una fórmula en otra norma que pudiera satisfacer a los de Andoni Ortuzar sin que se descolgara la patronal, según fuentes conocedoras de las conversaciones.

Pero finalmente el PNV ha dicho 'no'. “Tras haber tratado infructuosamente, incluso esta mañana, de incorporar la prevalencia de los convenios autonómicos, demanda que Gobierno, patronal y sindicatos conocían hace meses (y que no altera el acuerdo del diálogo social), el Grupo Vasco votará 'no' a la Reforma Laboral”, zanjaban los nacionalistas vascos en un breve comunicado enviado a primera hora del jueves.

Conversaciones también con ERC

En la negociación de última hora han tenido un papel relevante, además del equipo de Yolanda Díaz, y del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, tanto el portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, como el secretario Organización del PSOE, Santos Cerdán, entre otros. Y no solo ha sido con el PNV, sino que también ha habido conversaciones con ERC. Con los republicanos se han mantenido los contactos a pesar de que el Gobierno daba por perdidos sus 13 votos ya el martes por la tarde tras negociaciones infructuosas.

De hecho, el Ejecutivo ha elevado sustancialmente el tono contra ERC y EH Bildu en las últimas horas. “Van a votar la reforma laboral con la derecha. Háganselo mirar”, le dijo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a la izquierda abertzale durante la sesión de control de este miércoles. “Será que Ciudadanos, UPN o Coalición Canaria no son de derechas”, contestaba vía Twitter el portavoz de EH Bildu, Oskar Matute.

“Van a votar con Vox y el PP. Yo con Vox no iba ni a tomar un café”, expresaba a elDiario.es una fuente de Unidas Podemos el martes por la tarde. Ante la constatación de que la reforma laboral saldría adelante gracias al voto de Ciudadanos y la posición de UPN o PDeCAT, el socio minoritario cambió sustancialmente el discurso que había mantenido hasta entonces, priorizando al bloque de la investidura, para pasar a destacar que lo importante es que la reforma laboral saliera adelante, como indicó la propia Díaz el martes en el Senado.

El protagonismo de Díaz en la reforma laboral ha levantado suspicacias no solo en las filas socialistas –Bolaños, el hombre fuerte de Sánchez en el Gobierno, le lanzó un mensaje al asegurar que “no es de nadie”– sino también en ERC, como se demostró en una dura comparecencia del portavoz, Gabriel Rufián, en la que afirmó que su partido “no negocia ni vota proyectos personales”.

La pugna por una parte del electorado de izquierdas en Catalunya es una de las razones que ven varios interlocutores de los partidos del Gobierno en la posición que ha mantenido ERC. Fuentes sindicales señalan en esa dirección, sobre todo porque varias de las exigencias que Esquerra ha puesto sobre la mesa son inviables para el diálogo social, teniendo en cuenta a la patronal. En estos días de conversaciones, han llegado a plantear la prohibición de la subcontratación, aseguran desde los sindicatos mayoritarios. “Piden el aumento del despido, la autorización administrativa en ERE y la inspección de trabajo catalana” y “lo quieren por escrito y con un acto”, afirman otras fuentes sindicales sobre las negociaciones de este miércoles, informa Laura Olías.

Sumas y restas en los pasillos del Congreso

En todo caso, las duras negociaciones que ha mantenido Díaz en las últimas horas no han dado por el momento sus frutos con los principales socios de la investidura. Estas formaciones mantienen su negativa a convalidar la reforma al no haber logrado un compromiso del Gobierno para incorporar en el texto algunas de sus exigencias, como la recuperación de los despidos indemnizados con 45 días por año trabajado o la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales.

Ante ese panorama, este miércoles las sumas y restas para la decisiva votación fueron el tema de conversación en todos los corrillos de políticos y periodistas en los pasillos del Congreso. La contundencia de los portavoces de ERC o EH Bildu en contra de la convalidación acabaron por convencer a todos los miembros del Gobierno, incluida la ministra Díaz –que hasta primera hora aún confiaba en lograr el respaldo de esos socios– de que era necesaria una aritmética alternativa a la de otras votaciones como las de los Presupuestos, aunque para ello necesitaran el respaldo de fuerzas de derechas como Ciudadanos y el PDeCat.

“La reforma laboral ya está en vigor. Las personas, y los grupos políticos que voten en contra les van a tener que explicar a los trabajadores y trabajadoras de este país por qué el viernes se van a levantar con menos derechos de los que hoy ya tienen”, aseguraba la ministra de Trabajo antes de entrar en el Pleno. “Mañana [por este jueves] lo que se vota si esta norma que ya está en vigor decae y continua la del PP”, añadía, antes de recalcar que su equipo lleva “trabajando muchos años para sacar la legislación del PP de la vida de los trabajadores y trabajadoras”.

Díaz, de hecho, vinculó los buenos datos en contrataciones indefinidas registradas por la Seguridad Social y hechos públicos este miércoles con la vigencia de la reforma laboral, que entró en vigor el pasado diciembre pero que ahora debe ser convalidada por el Congreso.

Rufián: “ERC no acepta ni negocia trágalas”

A Gabriel Rufián, el portavoz de ERC en el Congreso, no le convencieron las palabras de Díaz, con la que los republicanos han asegurado mantener buenas relaciones hasta esta misma semana. En su opinión, el Gobierno está “más preocupado de intentar vender su relato que de intentar negociar su reforma, y eso siempre es un problema”. “Hoy están más preocupados de vender su relato que de hablar con nosotros”, insistía.

Ya no había posibilidades de que ERC ni siquiera se abstuviera. “Nos tendrían que ofrecer una derogación real de una reforma laboral del PP que provocó muchísimo dolor, que precarizó a la sociedad. Tienen la mayoría necesaria para hacerlo y no la quieren utilizar”, denunciaba Rufián. Para él, “la posición inexplicable es la de quien después de prometer, jurar y perjurar que iba a derogar esta reforma laboral, presenta una que solo le gusta a Ciudadanos”, apuntaba, en alusión al Gobierno pero, en especial, a Unidas Podemos. “Tú no puedes llegar a este hemiciclo y decir que son lentejas, que no se toca ni una coma. Lo que están haciendo es ignorar al legislativo, al Congreso, están obviando a los grupos que les han dado su apoyo”, lamentaba.

“No se mueven en nada. Es un trágala, pero ERC no acepta ni negocia trágalas”, añadía el portavoz republicano, que aseguraba que “se ha pasado de frenada quien ha presentado” a su partido “algo” y pensaba que lo iban “a apoyar como las tablas de Moisés”.

En términos similares se expresó el portavoz de EH Bildu en el Congreso, Oskar Matute. “Hay interlocución con el Ministerio de Trabajo, pero negociación como tal no puede haber cuando te plantean un texto que no se puede mover y, además, te plantean un escenario en el que no vas a poder mover ese texto siquiera en el corto plazo y a través de su tramitación como Proyecto de Ley. Si no hay escenario posible para que puedas volcar tus opiniones e incluso tus posiciones, es difícil que pueda una negociación”, lamentaba.

El PNV se mantuvo cauto durante toda la jornada. Y, a última hora, fuentes de la formación nacionalista vasca se limitaban a responder a las preguntas de elDiario.es afirmando que no había “novedades” y que las conversaciones con el Gobierno se mantenían. El Ejecutivo, no obstante, no cuenta con los votos del partido al que siempre han llamado “socio preferente” y con el que gobiernan en coalición en Euskadi y Navarra.

La importancia del Pleno de este jueves

Los equipos de los ministros implicados en la negociación y diputados de los partidos que apoyan al Gobierno reconocen literalmente que “todo va a estar muy ajustado” en la votación de la convalidación que no se espera que se produzca hasta el mediodía de este jueves. Será entonces cuando finalice previsiblemente el Pleno en el que la reforma laboral ha dejado en un segundo plano otros asuntos de gran relevancia como la aprobación definitiva de la reforma del Código Penal para castigar el acoso a las mujeres frente a las clínicas que practican interrupciones voluntarias del embarazo o la de las conclusiones de la comisión de investigación de la Operación Kitchen.

En ambas votaciones, el Gobierno sí contará con el apoyo de sus socios habituales que, pese a las desavenencias sobre la reforma laboral se han esforzado por remarcar, en las últimas horas, que no tienen pensado dejar caer al Ejecutivo progresista. A partir de este viernes, estos partidos tratarán de reencauzar el llamado bloque de la investidura para evitar quedar relegados por posibles nuevos acuerdos de PSOE y Unidas Podemos con partidos, como Ciudadanos, que previsiblemente le permitirán sacar adelante el nuevo marco laboral.

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