Llega la cuenta atrás de la campaña de las elecciones anticipadas del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid con los candidatos multiplicando sus agendas con varios actos y entrevistas al día para apurar las últimas horas. Los partidos de izquierdas se remangan, además, para alentar la participación en los barrios y municipios del sur, sus tradicionales graneros de voto, y movilizar el voto obrero como única opción para arrebatar el poder a Isabel Díaz Ayuso, aunque reconocen que se ha convertido en una gesta muy complicada.
Las últimas encuestas no reflejaron el resultado que el bloque progresista esperaba ante el vuelco que palparon con el plantón a Vox por su negativa a condenar las amenazas recibidas por Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska, María Gámez y a quienes se sumó posteriormente Reyes Maroto. A pesar del “punto de inflexión” que supuso para los estrategas de campaña de la izquierda, el cambio no se ha notado en los sondeos, ni siquiera en los internos, aunque los partidos aseguran que en los suyos los bloques están mucho más empatados. “La mayoría de progreso y la conservadora están muy próximas, estamos a 50.000 votos como mucho los unos de los otros”, afirmó este jueves Ángel Gabilondo. “Todo se va a decidir por un puñado de votos”, insistió la candidata de Más Madrid, Mónica García.
Ante una derecha hipermovilizada, el bloque progresista intenta sacar de la abstención a los ciudadanos de las zonas más humildes y es ahí donde PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos están focalizando la recta final de la campaña.
El PSOE cambió de estrategia en mitad de la contienda electoral tras un primer intento de ensanchar el bloque atrayendo votantes de Ciudadanos, pero que fracasó al detectar que la inmensa mayoría se fugan al PP. No obstante, en las filas socialistas hay quienes temen que ese arranque de campaña —o promesas como la de no tocar los impuestos— haya descolocado a su potencial electorado. En todo caso, los socialistas han apelado durante toda la campaña a la desigualdad entre el norte y el sur de la comunidad.
El problema con el que se topan los socialistas es que esos barrios en los que se sitúa su electorado natural tiene índices de abstención muy superiores. “En los sectores de izquierdas la movilización es menor. Hay gente que no va a votar porque le cuesta llegar a fin de mes, creen que las cosas no van a cambiar tras 26 años de gobiernos del PP y les cuesta ir a votar”, admiten desde la candidatura de Gabilondo. “Nos pasa siempre en los ámbitos de la izquierda —expresó Gabilondo este viernes—. Titubeamos, dudamos, somos críticos y mientras nosotros vamos dudando, ellos votando (...). Así que progresistas, ¡a las urnas!”.
Por eso el PSOE ha pateado esas zonas, especialmente en la parte final de la campaña —con actos en el cinturón rojo como Getafe, Vallecas, Carabanchel, Fuenlabrada, Parla, Leganés…— y ha echado el resto en los últimos días con la presencia de la plana mayor del Gobierno. El secretario de Organización y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, estuvo en Navalcarnero el viernes por la mañana —donde la promesa de llegada del tren lleva postergada más de una década por la administración regional— y por la tarde fueron Adriana Lastra, Marlaska y Maroto quienes arroparon a Gabilondo en Alcorcón. “El sur también existe”, afirmó la titular de Industria después de que la alcaldesa de la ciudad reivindicara que es una ministra vecina de Alcorcón. “Lo que defiende la derecha es peor que el ‘sálvese quien pueda’ es el ‘sálvese quien tenga’. ¡Son una amenaza para la clase trabajadora!”, advirtió la número dos del PSOE, que lleva a los mítines la versión más ideológica del partido.
Este sábado el PSOE recuperó a Salvador Illa para la campaña en un acto en el barrio madrileño de Aluche en el que repitieron Ábalos y Maroto. El cierre de campaña será este domingo en Entrevías y el plato fuerte será Pedro Sánchez, que tras bajar al cuerpo a cuerpo con Ayuso en la precampaña ha limitado su presencia en las dos semanas de campaña oficial al participar tan solo en tres actos.
En Más Madrid se agarran también a la movilización de los municipios del sur y del este como última esperanza para sumar. “Si ocurre, estamos en disposición de dar un vuelco”, confían todavía en la candidatura de Mónica García. El partido se ha reservado para el Primero de Mayo uno de los platos fuertes de su campaña: un mitin en Móstoles para hacer un llamamiento a los votantes humildes, a los que “más necesitan de la política para acompañarles en sus problemas y resolver sus desvelos”. Es uno de los actos grandes de una campaña particular con solo seis mítines.
La formación confía en que pueden arrastrar voto de los desmovilizados con un mensaje fuera del eje izquierda-derecha que supere “el divorcio de la política con la realidad”. “Estamos intentando hacer una política que reconcilie y haga que los municipios del sur y del este se involucren. Vamos a proteger a los más olvidados”, dijo la candidata esta semana en una entrevista en Al Rojo Vivo.
Más Madrid fue la segunda fuerza más votada (por detrás de PSOE) en Leganés o la tercera en Getafe, Parla y Fuenlabrada en las elecciones autonómicas de 2019. Y el partido centra sus últimos esfuerzos en este granero: García visitó el jueves Carabanchel y Getafe; el sábado estará en Móstoles y el domingo en Fuenlabrada. El líder de Más País, Íñigo Errejón, también ha recorrido los municipios del sur en su particular gira, una suerte de campaña B para empujar la candidatura de García.
Iglesias se fajó desde el inicio de la campaña en el cinturón rojo y el corredor del Henares. Todos sus actos han sido en esas zonas, a excepción de uno en Villalba. Era su target desde el inicio de la campaña. El secretario general de Podemos tenía claro que la única fórmula para evitar una nueva victoria de la derecha que podría suponer la entrada de la ultraderecha en un gobierno autonómico era levantar el abstencionismo en esas localidades y barrios donde vive la mayoría social, pero donde la participación suele ser más baja.
PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos también han hecho campaña para que los más de 500.000 migrantes con derecho a voto en la región acudan a las urnas. El gran reclamo de los socialistas ha sido la número dos, Hana Jalloul, que ha incluido el árabe en sus intervenciones —el lema también ha aparecido en chino en algunos actos— y Más Madrid también ha mantenido reuniones con colectivos y ha repartido su programa en esos idiomas. A Iglesias le han apoyado, además, líderes latinoamericanos como el expresidente de Ecuador Rafael Correa y sus homólogos en Paraguay y Honduras Fernando Lugo y Manuel Zelaya, el líder de la oposición de Colombia, Gustavo Petro, o el candidato a la presidencia de Chile, Daniel Jadue. Pero el activo más importante de Unidas Podemos en este sentido está en sus propias listas, con el líder del sindicato de manteros, Serigne Mbayé, como uno de los principales reclamos de la campaña. Sus apariciones en los actos en los que ha participado han competido en aplausos con los de otras de las principales figuras del partido.
Iglesias ha reivindicado de forma insistente durante toda la campaña que son las clases populares precisamente las que más necesitan los servicios públicos que el PP ha recortado en Madrid en los últimos 25 años. Por eso plantea que, si la izquierda gana y gobierna la región a partir del 4 de mayo, habría que aprovechar para revertir todas las políticas que la derecha ha desarrollado. “Vamos a asegurar las políticas necesarias para que no les vuelvan a votar en 25 años”, decía este viernes en Vallecas, en uno de los actos más concurridos de la campaña.
Juntos en el Primero de Mayo
La manifestación del Primero de Mayo, que regresó a la calle este año tras los actos virtuales de 2020, dejó también una imagen de unidad de los tres candidatos de las fuerzas progresistas y un llamamiento al voto de la clase obrera. Aunque llegaron de forma separada, los tres caminaron juntos en la comitiva que partió de la Plaza de Cibeles y acabó en la Puerta del Sol tras los líderes de los sindicatos mayoritarios y una columna de representación de trabajadoras y trabajadores esenciales. Su presencia en la marcha fue recibida con gritos de “sí se puede”, “vamos todos juntos”, “sanidad pública” y “que viva la lucha de la clase obrera”.
En sus declaraciones a los medios, los tres reivindicaron los derechos de los trabajadores aunque sin dejar de lado la inminente cita con las urnas. Así, Gabilondo reivindicó la “necesidad de cambio” ante la “precariedad y el desempleo” que genera la “derecha madrileña” y aseguró que el próximo martes está en juego “elegir por una recuperación justa y empleo digno o una derecha a la madrileña que es como se viene sintiendo en este espacio de precariedad, desempleo juvenil y desempleo para las mujeres”.
“No queremos encontrar a nuestros ex sino trabajo digno y derecho al tiempo”, dijo, por su parte, García, en alusión a las declaraciones de esta semana a Díaz Ayuso. La candidata reclamó “ayudas para salir adelante” y “tiempo para conciliar” que es, a su juicio, el principal derecho a conquistar en el siglo XXI. Iglesias, por otro lado, afirmó que la “diferencia” en las elecciones del próximo martes la va marcar precisamente la “clase trabajadora”. El exvicepresidente aludió precisamente a la participación en las zonas más humildes: “Vamos a ganar las elecciones del 4 de mayo porque en los barrios va a haber una participación como la que hay en Pozuelo, la Moraleja o Núñez de Balboa”. Pero el principal reclamo de Unidas Podemos ante los trabajadores es contar entre sus filas con la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien se ha volcado en los actos para arropar a Pablo Iglesias.
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