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Un PSC dividido se encomienda a que Puigdemont convoque elecciones para no abrasarse por el pacto Rajoy-Sánchez

Miquel Iceta y Pedro Sánchez en un acto de Pineda de Mar.

Irene Castro

El PSC lleva varias semanas presionando en público y en privado a Carles Puigdemont para que dé marcha atrás, renuncie a la independencia y convoque elecciones. A cada paso que ha dado el Gobierno, de la mano del PSOE, el PSC ha visto margen para la solución. Incluso con la aprobación en el Consejo de Ministros de las medidas del 155 que suponen la toma de control de la Generalitat por parte de Moncloa. 

La aplicación de ese precepto constitucional perjudica tanto interna como externamente especialmente a los socialistas catalanes, que temen hundirse aún más en las urnas. Pero no solo les precupan  los cálculos electorales. También que el acercamiento de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy ponga en riesgo los acuerdos de gobierno del PSC donde tiene más musculo: en los ayuntamientos.

El problema ya lo tenían, pero la amenaza de la intervención total de Catalunya lo ha aumentado. El diputado de ERC Gabriel Rufián llamó a romper los acuerdos: “No se puede gobernar con quienes participan de las salvajadas del Estado”. “Están lanzando una ofensiva contra los alcaldes del PSC. Van a reventar muchísimos acuerdos”, reflexionaba un dirigente del partido catalán esta semana, tras el envío a prisión de los responsables de la ANC y Òmnium Cultural. Ese parlamentario admitía que la decisión de la Audiencia Nacional complicaba aún más el discurso sobre el 155 a los socialistas catalanes. En el PSC denuncian que la presión se está trasladando a los alcaldes y a ese “acoso” atribuyen que algunos se estén desmarcando.

La clave interna también es importante. La dureza del 155 ha abierto una crisis en el PSC. Cuatro alcaldes socialistas han firmado un manifiesto en el que exigen a la dirección de Miquel Iceta que rechace la aplicación de ese precepto constitucional que el secretario general del PSOE ha pactado íntegramente con el Gobierno, con el visto bueno del PSC, que se ha tenido que resignar a respaldarlo.

Una de las firmantes del duro comunicado, en el que muestran su “radical rechazo” al 155 y advierten de que las “consecuencias serán irreparables”, es Nuria Parlón, que horas después del anuncio de Mariano Rajoy ha comunicado a Pedro Sánchez su dimisión de la Ejecutiva del PSOE. Ferraz ha asegurado a través de un comunicado que respeta la decisión “dada la situación actual de máxima tensión en Catalunya”. El alcalde de Terrasa, Jordi Ballart, que también secunda la carta contra el 155 amenazó con renunciar a su militancia si el PSOE apoyaba su aplicación. El exministro Joan Majó se ha dado de baja del PSC por su desacuerdo con la dirección.

Con ese complicado escenario, la dirección del PSC se encomienda a que Puigdemont convoque elecciones para evitar la toma de control de Catalunya desde Madrid. Lo hace tanto en público como en privado. Miquel Iceta se reunió con Puigdemont este viernes, pocas horas antes de que el público general se enterara por boca de Rajoy de que su mandato puede acabar con su cese el próximo viernes. Los socialistas catalanes le presionan para que vaya a las urnas.

En el PSOE también insisten en que, hasta que se celebre el Pleno del Senado el próximo viernes, hay margen para frenar la puesta en marcha del 155. Incluso el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero –con quien Sánchez ha hablado este sábado, al igual que con el resto de exsecretarios generales y barones del PSOE para trasladarles su agradecimiento por el “apoyo” en esta situación– ha emplazado a Puigdemont a convocar elecciones y volver a la legalidad. También ha pedido a los dirigentes independentistas que “valoren lo que tienen”.

En público, la dirección del PSC insiste en que Puigdemont tiene dos salidas: convocar elecciones o usar la tramitación del 155 en el Senado para dar marcha atrás y ofrecer un pacto de Estado para Catalunya. Algunos dirigentes socialistas también opinan que la dureza de las medidas pactadas por Gobierno y PSOE puede pretender trasladar esa presión al presidente catalán: “Puede decir que convoca para evitar males mayores”, dice una de las fuentes consultadas. Los socialistas son conscientes de que en las elecciones puede reeditarse una mayoría independentista que tampoco solucionaría el conflicto. 

El PSC ha visto en cada movimiento de uno u otro bando una oportunidad para el diálogo. Cuando Puigdemont dejó en suspenso la declaración de independencia lo reclamaron sin éxito y lo mismo sucedió con los requerimientos que Moncloa envió al Palau de la Generalitat. “Prefiere el martirio”, lamenta un diputado del PSC. 

Los socialistas confiaban en que Puigdemont daría un paso atrás con algunos de los golpes que ha recibido, como la marcha de empresas de Catalunya. También consideran que la ofensiva judicial –la Fiscalía prepara una querella por rebelión si se declara la independencia– terminará por derrumbar al presidente catalán. 

A algunos dirigentes del PSOE les ha sorprendido la dureza de las medidas que Sánchez ha pactado con Rajoy. Y más porque los socialistas se habían esforzado por intentar restar virulencia al 155. Aseguraban que habían colaborado mano a mano con el Gobierno para limar su aplicación y que sería “muy, muy limitada”. La intervención, sin embargo, será total. 

El PSOE sale del foco

Ferraz ha querido salir del foco este sábado. No ha habido ninguna comparecencia como inicialmente estaba previsto. Sánchez incluso ha adelantado su discurso en el congreso del PSOE murciano. Ha intervenido antes de que Rajoy anunciara el paquete de medidas que ha enviado de forma inmediata al Senado.

No han explicado, por tanto, por qué han decidido apoyar una intervención total, con cese del Govern incluido, cuando aseguraban que solo afectaría a los servicios básicos y a las competencias necesarias para la convocatoria de elecciones. “No queda otra”, admite un destacado dirigente del partido. 

Los socialistas, que decían que su colaboración había suavizado las intenciones iniciales del Gobierno, sacan pecho, no obstante, de que las elecciones serán en el menor tiempo posible y aseguran que el pacto con Rajoy es que se celebren en enero. Sin embargo, la promesa no figura por escrito y el texto recoge un plazo máximo de seis meses. Rajoy, que tendrá en exclusiva la potestad de convocar los comicios catalanes, se ha limitado a decir que su intención es que se celebren “tan pronto” como sea posible. El PSOE insiste: “El acuerdo es que será en enero”. 

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