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Entrevista
Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible

Óscar Puente: “El lawfare es como las meigas: uno puede no creer en ellas pero haberlas, haylas”

Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible

Esther Palomera

25 de noviembre de 2023 22:35 h

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Fue cocinero antes que fraile. Perdón, alcalde antes que ministro. Y actor, antes que político. Pero no es, sin embargo, de los que en la esfera pública interpreta papeles por encargo, sino de los que se creen lo que dicen y lo defienden hasta sus últimas consecuencias. Su nombramiento estaba cantado desde hace tiempo al ser uno de esos socialistas de marcado perfil político y verbo suelto que el presidente del Gobierno buscaba para este mandato que promete una oposición de alto voltaje. Lo que no estaba tan claro es que la cartera fuera a ser la de Transportes, aunque él –que también lo desconocía– dice que esa competencia estaba en la primera posición de su quiniela.

No viene a hacer de azote de la oposición, ni de pararrayos de Sánchez, más bien aterriza en el Consejo de Ministros con el encargo presidencial de transformar el país como hizo con Valladolid. Pero no es Óscar Puente hombre de morderse la lengua, ni de dejar preguntas sin respuesta sean o no de su competencia. Habla claro. Cristalino. Y por eso reconoce en esta conversación que tuvo lugar el pasado viernes, en el complejo de los Nuevos Ministerios, que eso del lawfare o el uso político de las acciones legales es, como las meigas, que uno puedo no creer en ellas, pero “haberlas, haylas”. No tiene dudas al respecto y tampoco sobre que la amnistía no rompe España, ni el Estado de Derecho, ni pone en riesgo la llegada de los fondos europeos. “Los únicos fondos que peligran son los que se han aportado a los ayuntamientos [del PP] porque están quitando zonas de bajas emisiones y suprimiendo carriles bicis”.

¿Críticas a la amnistía? Las entiende y acepta todas, pero no las exageraciones, las hipérboles ni el rasgarse las vestiduras o las togas. Decir que la ley acaba con la separación de poderes o el estado de Derecho es sencillamente “una maldad muy deliberada”. Lo de la designación del verificador internacional para velar por el cumplimiento de lo acuerdos con el independentismo catalán lo tiene menos claro, pero “ante el abismo de que España se sumara a otros países en los que la extrema derecha se instalara en el gobierno, ”pues puede que haya cosas que no convenzan del todo o que en otras circunstancias no se aceptarían pero había que ser consciente de los riesgos“. En todo caso, augura que esa medida de cautela no será necesaria ”porque vamos a ser leales y capaces de llegar a acuerdos y cumplirlos sin necesidad de verificación alguna, aunque formalmente exista“ el mecanismo.

Aunque domine la materia no es ministro de Justicia ni tiene intención de meterse en según qué vericuetos, pero sí anticipa que la solución que maneja el gobierno para desbloquear la renovación del Poder Judicial que el PP impide, en clara vulneración de la Constitución, será “disruptiva, muy democrática y gustará a la carrera judicial”. Lean, porque hay mucho más. Sobre los jueces, sobre Podemos, sobre Sumar, sobre Irene Montero... Es una fuente inagotable de conversación.

Óscar Puente, ¿ministro de alto perfil político, azote de la oposición o pararrayos de Pedro Sánchez?

Creo que ninguna de esas tres cosas. Al final lo de azote es una etiqueta bastante interesada. Os sorprendería, pero voy a desvelar alguna conversación con el presidente: el encargo que me ha hecho no es ser azote de nadie. Al revés, me ha dicho claramente que tengo que ser el alcalde que transformó Valladolid y me ha pedido que me haga cargo de este Ministerio para  transformar este país. Y eso es lo que voy a hacer. No vengo a ser azote de nadie.

¿Seguro? 

Hombre, si alguna vez me toca dar algún azote, lo haré. Pero no es mi misión fundamental. Tengo a mi cargo un Ministerio que tiene 18.000 millones de euros para invertir más fondos europeos. Y esa es una palanca brutal en un momento de transformación del mundo como para que uno venga a ser azote de nadie.

Hace semanas que el presidente del Gobierno ya le había dicho que quería contar con usted para el gabinete. ¿Le había concretado también entonces que estaría al frente de esta cartera?

No, el Ministerio lo he sabido, entiendo que como el resto de ministros, el pasado sábado. Pero si hubiera tenido que hacer una quiniela, en el puesto más alto estaría este Ministerio, sin duda.

¿Y qué tiene Óscar Puente que no tuviera Raquel Sánchez? 

Es que las comparaciones son odiosas, ¿no? Tengo muchas cosas que Raquel no tenía y ella tiene muchas cosas que no tengo yo. Pero también creo que es una cuestión de momentos. Entre otras cosas, cuando estaba Raquel en el Ministerio, yo no estaba disponible. Por tanto, es ahora el momento adecuado. Estaba en condiciones de decir que sí. Había podido ser ministro dos veces antes y decidí ser fiel a mi compromiso con la ciudad de Valladolid y quedarme donde yo quería estar, que era mi vocación. He querido ser alcalde de mi pueblo toda la vida, pero ahora no tenía ninguna razón para decirle que no al presidente.

Es más, esta es una oportunidad que no podía desaprovechar para seguir haciendo política. Y tengo que decir que llevo cuatro días aquí y tengo ese brillo en los ojos que tenía cuando empecé a ser alcalde, y eso es impagable. La ilusión, las ganas de hacer cosas, lo bien que me lo estoy pasando en este Ministerio, las oportunidades que veo que tiene, es una oportunidad que desde luego no voy a desaprovechar.

¿Cuántos alcaldes o presidentes de comunidad autónoma le han telefoneado ya para preguntarle qué hay de lo mío?

Creo que todos son pacientes y son conscientes de que estoy aterrizando, pero bueno, con alguno he hablado ya. Sí, con Abel Caballero, por ejemplo, que es un gran amigo.

Estar al frente del Ministerio de mayor inversión pública, hará que le salgan muchos amigos. ¿Está preparado para ampliar la lista de contactos del móvil?

Tengo los mismos amigos que cuando tenía 14 años y sí que es verdad que a lo largo de mi vida he sumado algunos. Pero, se cuentan con los dedos de más de una mano. Luego, obviamente hay amistades y conocidos, gente muy interesante con la que uno tiene la oportunidad de relacionarse. Estos puestos indudablemente te abren un mundo de gente muy interesante, y que yo también trataré de aprovechar en beneficio de la administración de mi país. Siempre utilizo a mis amigos para beneficio de mi causa, no utilizo la causa para beneficio de mis amigos. 

Recuerdo que en la última entrevista dijo que para el Gobierno los próximos años tendrían que ser más de contar que de hacer. ¿Ve al presidente del Gobierno en el mismo road show que protagonizó por los platós de televisión en distintos formatos o eso es sólo para las campañas electorales?

No lo sé. Lo que sí creo es que vamos a ocupar más el espacio. De eso no me cabe ninguna duda. Lo dice muy bien Abel Caballero, aunque es verdad que él lo lleva al extremo porque hace un programa de tele todas las semanas y otro de radio: cuando tú ocupas el espacio no hay otro que lo ocupe por ti. La estrategia general no sé si será esa y tampoco sé si el presidente hará un road show, pero lo que sí que creo es que va a haber más presencia. Y cuando me refería a contar más y hacer menos, hablaba sobre todo del ámbito legislativo, de la producción legislativa del anterior mandato, que fue tremenda. Entonces era más fácil configurar mayorías. Ahora hay que hacer menos y contar más.

Pues cuénteme. ¿La amnistía rompe el Estado de Derecho?

En absoluto. Eso es un disparate. La amnistía es una medida de gracia. Hay una medida de gracia ex ante, que es la amnistía y una ex post, que es el indulto. Una que se puede acordar antes de que se juzgue el hecho delictivo o incluso cuando no se ha llegado a juzgar ni siquiera potencialmente. Ejemplo: la amnistía del 77, que incluyó a gente que nunca había sido sometida a un tribunal. Luego está la  ex post, que es el indulto que se aplica cuando el delito ya ha sido juzgado y ha habido una sentencia condenatoria. Esas dos medidas están previstas en el Estado de Derecho, pero no sólo en España, sino en todas las democracias del mundo. Decir que una amnistía atenta contra el Estado de derecho es una maldad muy deliberada. 

¿Por qué ahora la figura de un mediador internacional para un asunto que compete única y exclusivamente a la política española es una manera de generar confianza y hace cuatro años motivó la convocatoria de unas elecciones anticipadas porque el Partido Socialista no lo aceptaba?

No creo que esa fuera la motivación del anticipo electoral, pero lo que sí digo es que cuando uno tiene que llegar a acuerdos con la otra parte, porque lo que está en riesgo es muy importante, ya que estábamos ante el abismo de que España se sumara a otros países en los que la extrema derecha se ha instalado en el gobierno con las consecuencias que eso conlleva. En un país como España, que conoce muy bien lo que es estar bajo el yugo de la extrema derecha y por lo tanto había que llegar a un acuerdo. Y claro, cuando uno llega a un acuerdo en estas circunstancias, pues puede que haya cosas que no le convenzan del todo o que en otras circunstancias no aceptaría. Pero yo creo que en este caso había que ser conscientes de los riesgos y, bueno, pues se ha tomado esa decisión. Yo creo que es lo de menos. Vamos a generar confianza. Vamos a generar confianza y muy probablemente estoy convencido de que esas medidas de cautela que se han establecido, como el verificador, no van a ser necesarias porque vamos a ser leales y vamos a ser capaces de llegar a acuerdos y cumplirlos sin necesidad de verificación, aunque formalmente pues vaya a existir.

¿Cómo que no va a ser necesaria si es una de las condiciones que ha impuesto el independentismo catalán para llegar al acuerdo de investidura?

Sí, si no digo que no vaya a producirse. Lo que digo es que nosotros vamos a cumplir.

¿Y no le parece estrambótico que una personalidad de relieve internacional tenga que velar por los acuerdos entre dos partidos que afectan sólo al ámbito nacional?

Bueno, es coherente con la situación de la que venimos. Venimos de una situación de mucha desconfianza. Venimos de una situación de confrontación. Hemos ido limando y tenemos que seguir limando. Por tanto, hasta que la confianza no se restituya, estos instrumentos van a estar ahí.

¿Entiende que haya gente que tenga dudas políticas, jurídicas y hasta morales sobre la amnistía, teniendo en cuenta el histórico de contradicciones que acumulan el presidente del Gobierno y el PSOE, que hace pocos meses estaban en contra de la concesión de esta medida de gracia?

Entiendo las dudas, entiendo las objeciones y las objeciones desde el punto de vista de los principios que algunas personas manifiestan. Lo que no entiendo son las exageraciones, las hipérboles y el rasgarse las vestiduras. Decir que se rompe el Estado de derecho, que se  quiebra la convivencia o que ha habido un golpe de estado… Todos esos excesos no los entiendo. Creo que incluso las críticas que se hacen a la ley de amnistía serían mucho más creíbles y probablemente harían más daño si no fueran acompañadas de todas estas exageraciones. 

¿Por qué están tan seguros de que el texto que se ha registrado en el Congreso de los Diputados va a pasar el filtro del Tribunal Constitucional? ¿Porque ahora hay una mayoría progresista?

No sé si estamos seguros…

Lo ha dicho el nuevo ministro de Justicia, que no tiene tacha de inconstitucionalidad…

Y es lógico que lo diga porque forma parte de su convencimiento. ¡Faltaría más, que él no tuviera ese convencimiento! Si me preguntas a mí, yo siempre creo que ante un pronunciamiento de un tribunal siempre hay que ser tremendamente cauteloso. He ejercido 20 años la abogacía y sé que uno entra en un juzgado con la razón y a veces sale con una sentencia contraria. Por tanto, hay que ser siempre cautelosos con los pronunciamientos de los tribunales. Pero sí creo que se le ha dado muchísimas vueltas a la ley de amnistía, que se ha cuidado mucho la redacción, que ha pasado por los ojos de muchos expertos, de gente que tiene unos conocimientos jurídicos y constitucionales muy profundos. Por tanto, creo que se ha hecho con el suficiente cuidado y teniendo en cuenta la dimensión del paso que se da. Yo creo que se va con una cierta garantía de que de que se puede pasar el filtro.

El magistrado del Tribunal Contitucional Juan Carlos Campo, que aprobó los indultos pero cuestionó en su día la amnistía, ha pedido inhibirse de un recurso presentado ante el Tribunal Constitucional y los recurrentes piden la recusación de Cándido Conde-Pumpido y otra magistrada.

El gesto de Juan Carlos Campo es plenamente coherente con lo que es él y su trayectoria. No entiendo las acusaciones a Cándido Conde-Pumpido. Es un hombre vinculado a la judicatura sin interrupción durante toda su carrera y de un enorme prestigio, por mucho que ahora haya quien quiera convertirle en blanco y destruir ese prestigio. Conde-Pumpido es una de las cabezas jurídicas más prestigiosas de este país, les guste o no, y no hay ninguna razón para su recusación. Lo mismo diría de la otra magistrada.

¿Hasta qué punto puede Bruselas interferir en la aplicación de la Ley de Amnistía?

Hasta ninguno. El Partido Popular puede sobreactuar lo que quiera. Puede ir a Europa como ha ido en estos cinco años cada vez que ha ido a desprestigiar a nuestro país y a poner en cuestión a una democracia que está, y lo dicen todos los rankings, entre las más completas y más consolidadas del mundo, pero eso no cala.

El otro día hubo un debate en el Parlamento Europeo, en el que estaban tres y el apuntador. Esa es la realidad. Y el comisario Reynders ha dejado claro que este es un asunto interno, por mucho que diga que estarán pendientes y tal… Bueno, alguna manita hay que echarle al Partido Popular de España para que no quede más en ridículo. Pero, este es un tema interno. La Comisión Europea lo tiene bien claro.

La Comisión también dijo que iba a estar vigilante en lo que afecta al delito de malversación porque sería amnistiar la corrupción política.

Sí, lo que pasa es que la malversación también se ha modificado en el Código Penal español. Se ha vuelto a un modelo que tiene que ver con el ánimo de lucro que no ha existido en el caso del procés. Se puede ser muy crítico con el empleo de esos fondos, pero no ha habido un ánimo de lucro y por tanto estamos hablando de un tipo de malversación que probablemente es al que se refiere a la Unión Europea que no está presente en los hechos que han tenido que ver con el procés.

¿Están en riesgo los fondos europeos como dice el Partido Popular por la aprobación de la amnistía?

En absoluto. Los fondos europeos que están en riesgo, y ya que estoy en este Ministerio, son los que se han aportado a los ayuntamientos que están quitando zonas de bajas emisiones y suprimiendo carriles bicis. Eso sí que son los fondos que está poniendo en riesgo el Partido Popular.

Cuando un líder de la oposición dice que el presidente del Gobierno tiene un tic patológico, ¿es un punto de no retorno o cree que Feijóo todavía tiene margen para regresar a esa centralidad con la que el Partido Popular ganaba elecciones?

Feijóo no tiene ningún margen. Tomó una decisión cuando lo pusieron al frente del Partido Popular y tenía que resolver un dilema. Honestamente le remito a mi discurso el día de la investidura. Dicen que lo que hice fue una cosa macarra y tal y cual, pero lo que hice fue hacer de consultor del Partido Popular. En ese discurso, si lo leen, está el diagnóstico de su problema. Tienen un problema estructural, un problema interno muy grave y un problema de liderazgo porque el líder se ha rendido a la maquinaria del PP. Se ha rendido a toda esa maquinaria política, económica y mediática y ha tomado la decisión de dejarse llevar. Es decir, todos esperábamos que él hiciera otra cosa porque entendíamos que para eso habían recurrido a él. Cuando se hizo tanto de rogar, cuando se resistió tanto, pensábamos que el día que viniera, el día que bajara como salvador, pondría sus condiciones y diría no, no, aquí vamos a cambiar las cosas, vamos a renovar el Consejo General del Poder Judicial. No puede el Partido Popular estar cinco años en rebeldía con la Constitución y llamarse a sí mismo partido de Estado. Lo segundo que diría es aquí se acabó eso de que mande el señor Aznar o de que mande la cabecera de un periódico. Aquí mando yo, y yo fijo el rumbo. El señor Feijóo eligió dejarse llevar y va a estar ahí mientras le sirva a la maquinaria del Partido Popular. En el momento en el que no le sirva, dejará de estar. Y me temo que ese momento no está muy lejano.

¿Cómo se puede explicar que el Gobierno haya confirmado al Fiscal General del Estado en el cargo la misma semana que ha recibido una sentencia que le acusa de desviación de poder en el nombramiento como fiscal de sala de Dolores Delgado?

Se puede explicar desde una muestra de confianza de quienes tienen la responsabilidad de hacer ese nombramiento. Está claro que es una persona en la que se confía. Y bueno, más allá de esta sentencia, que obviamente a mí particularmente ya tengo que decir que no me agrada y no creo que le haya agradado a nadie, se considera que es la persona idónea para hacer la labor que se le ha encomendado y hay una enorme confianza en él. Eso está claro. No sé.

¿Y cómo se puede confiar en alguien que ha recibido un varapalo semejante del Supremo?

Yo creo que la confianza abarca más ámbitos que el de una decisión puntual, que es la de un nombramiento concreto de una fiscal de sala en el Tribunal Supremo. Quienes han tenido que tomar la decisión habrán valorado un conjunto de cosas y más allá de esa circunstancia, han valorado una trayectoria en su conjunto.

¿En qué está pensando el Gobierno para desbloquear la situación del Consejo General del Poder Judicial y que ya sabemos porque lo ha dicho el presidente que no es modificar el actual sistema de mayorías?

Lo sé, pero no soy la persona que debo explicarlo, es algo que le corresponde explicar al Ministerio de Justicia,

¿Ni siquiera una pista?

Creo que la solución va a ser disruptiva, muy democrática y que le va a gustar a la carrera judicial si finalmente se sigue ese camino. Pero en todo caso, es algo que le corresponde al ministro de Justicia.

¿Le ve recorrido a la querella que ha presentado Sumar por prevaricación contra diez vocales del Consejo General del Poder Judicial?

No. Y tampoco creo que sea la solución. En mi trayectoria, he ido unas cuantas veces al juzgado y nunca a perder el tiempo. Eso se lo garantizo. Cuando uno hace política y se anima a ir a la jurisdicción penal, no hablo ya de lo contencioso administrativa donde tampoco he perdido el tiempo, tiene que tener muy claro el recorrido, y desde la política ir a la jurisdicción penal con muchas probabilidades de que no prospere, me parece un grave error.

¿Existe lawfare en España?

Ya lo decía el otro día, esto es como las meigas: uno puede no creer en ellas, pero haberlas haylas. Casos de lawfare sin duda hay en este país. Y negarlo es un gesto de cinismo. Yo creo que el Poder Judicial tampoco puede agarrarse al corporativismo y decir que no hay casos de lawfare en España porque los hay, los ha habido y están demostrados. Algunos de alta intensidad y el ejemplo más claro fue el de la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género [Victoria Rosell]. Es un caso de lawfare de libro, pero hay otros de menor intensidad que están muy claros también y que han sucedido en este país.

¿La decisión de García Castellón de imputar un delito de terrorismo a Puigdemont se puede considerar un un caso de lawfare?

Vamos a verlo. Yo creo que el procedimiento no ha hecho todo su recorrido hasta el final. En todo caso, nosotros no vamos a establecer instrumentos de revisión de sentencias. Las sentencias las revisan los tribunales y ya está. Pero también creo que para nuestra democracia y como poder político que somos, tenemos el derecho de ser críticos con algunas decisiones judiciales y de serlo también sobre la base de hechos objetivos y de una cierta revisión de las decisiones y de cómo se han tomado. Ese derecho también lo tenemos los políticos. Yo estoy viendo a jueces que opinan todo el día sobre política. A mí no me gusta. Parece ser que la libertad de expresión llega hasta ahí, pero ellos eligieron un camino que era hablar a través de sus sentencias. Yo creo que nosotros estamos en nuestro derecho, sobre todo de poner el dedo en determinadas actuaciones que claramente tienen un cierto perfil político y una cierta finalidad política.

¿Entre opinar sobre una decisión del Ejecutivo y concentrarse a las puertas de los juzgados contra una decisión de legislativo no hay un salto cualitativo?

Hombre, claro. A mí no me gusta concentrarme en las puertas de ningún sitio ni de las sedes de los partidos. No me gustó cuando lo hizo Podemos. He sido abiertamente contrario a los escraches y a esas cosas que creo que además son de ida y vuelta. Porque si al final uno utiliza determinadas cosas porque no está de acuerdo con lo que se hace, incluso muy en desacuerdo con lo que se hace, incluso con mucha razón para estar en desacuerdo, pues puede pasar que algún día se esté en la situación opuesta, que alguien que está en desacuerdo contigo, en mucho desacuerdo o a veces incluso con mucha razón para estar en desacuerdo, pues recurre a esa metodología. Y eso es perverso porque para eso están nuestras instituciones y para eso está la democracia.

Es como cuando me dijo el señor Tellado que después de lo que había dicho en el Parlamento, merecía que me acosaran en un tren. ¿Qué pasa, que ustedes no son capaces de replicarme en el Parlamento que necesitan a un macarra en un tren para que les haga el trabajo? ¿Esto es absurdo, no? En democracia, las cosas hay que resolverlas en las instituciones. Y por supuesto que hay derecho de manifestación. Pero hombre, yo creo que hay que ejercerlo en la forma y en los lugares en los que yo creo que democráticamente se debe ejercer. Presionar a los tribunales con manifestaciones en sus puertas... Yo desde luego, no lo comparto ni lo puedo respaldar.

Le preguntaba por las concentraciones de los propios jueces a las puertas de los juzgados para protestar por la Ley de Amnistía.

Las imágenes de los jueces y fiscales con toga en la puerta del juzgado me parecen inasumibles. Oiga, usted tiene una función jurisdiccional y además usted sabe que está exagerando cuando dice que se pone en riesgo la independencia judicial porque se va a adoptar una medida de gracia que afecta a un número muy limitado de personas en unas circunstancias muy concretas. Es algo que no se sostiene.

Atentar contra la independencia del Poder Judicial es que un político confiese que controla la Sala Segunda del Tribunal Supremo por la puerta de atrás. Eso sí era para haberse rasgado las togas por la mitad, y no recuerdo ninguna manifestación ni a ningún togado que saliera a decir esto es un escándalo. Y eso sí era un escándalo. Esta es una decisión del Poder Legislativo. Si es o no constitucional, lo decidirá el Constitucional. Es una decisión que será revisable también en su aplicación por los propios tribunales. Por lo tanto, por favor, menos exageraciones.

Que Podemos no esté en el Gobierno, ¿es un alivio o debiera ser un motivo de preocupación para el PSOE en este mandato?

Nosotros tenemos un acuerdo con un partido político de reciente creación, que es Sumar, y que engloba a otras formaciones políticas en su interior. No tenemos ningún problema con Podemos, hemos gobernado con ellos, pero nosotros no decidimos dentro de Sumar. Nosotros no pactamos con 25 diputados, por un lado, y con cinco, seis, por otro. Pactamos con una formación política que tiene 31 diputados.

Las cuestiones que tengan que resolver en el ámbito interno de Sumar las tendrán que resolver ellos, pero que no nos las trasladen a nosotros. Es decir, esto de que Podemos diga: Pedro Sánchez nos ha sacado del Consejo de Ministros no es verdad. Pedro Sánchez no es quien decide: que no entre Belarra lo decide Sumar.

¿Sumar fue un proyecto diseñado para acabar con Podemos, como dicen los morados?

Yo creo que con Podemos quizá esté acabando más quien lo fundó, y no alguien desde fuera. Quizá debería darse cuenta de que a lo mejor no es culpa de todos los demás y que algo de culpa tiene quien lo fundó. De Podemos se fue cayendo gente o fueron purgando a gente desde casi su inicio hasta llegar al punto en el que están en este momento. Es culpa de todos. Hombre, yo creo que tienen que mirarse un poco más dentro. En todo caso, insisto, nosotros hemos gobernado con Podemos y hemos estado razonablemente a gusto con ellos. Reivindicamos nuestra etapa de gobierno con Podemos.

Quiero recordar que España era la única de las grandes democracias europeas que nunca había tenido un gobierno de coalición y creo que ha funcionado razonablemente bien. En fin, no hay ninguna tragedia ni ningún drama, aunque haya habido circunstancias más o menos difíciles. Claro, solo faltaba, como en todos los gobiernos de coalición, pero el balance es positivo también. Entonces nosotros lo reivindicamos y les deseamos lo mejor, de verdad. No tenemos nada en contra de la gente de Podemos. Nada.

¿Visto con perspectiva, y si es tan satisfactorio el balance, cómo explica la forma en la que se ha marchado Irene Montero del Ministerio de Igualdad?

Habrá que preguntárselo a ella. Porque, mire, ministros, han salido muchos y muchos cargos, también. Yo tengo que tomar decisiones. Aquí saldrán algunos y otros vendrán. En fin, así es la vida. No hay que hacer dramas. ¿Por qué es especial el caso de Irene Montero? ¿Por qué tiene más derecho que los demás a continuar? No lo entiendo. El problema está en su propia actitud. Los ministros entran, salen y uno agradece la confianza que han depositado en él y a otra cosa. La vida sigue y ya llegarán otras oportunidades. 

¿Cree que estuvieron a la altura de la responsabilidad que se les otorgó hace cuatro años?

Hasta los más fans tienen que reconocer que por lo menos en el traspaso de la cartera a mi querida Ana Redondo, con la que me solidarizo porque aterrizar en un Ministerio de nuevas y tener que vivir ese momento, no estuvo a la altura. Pero creo que Irene Montero tiene un balance positivo. Ha sido una buena ministra, ha cambiado cosas, ha aportado cosas desde su personalidad, pero las ha aportado. Y, por tanto, tiene que irse también con con un buen sabor de boca de haber trabajado por su país, haber trabajado por las mujeres y por las personas con diversidad sexual. Por tanto, tiene que irse contenta del trabajo que ha hecho y ya está. Y no hacer un drama.

¿Yolanda Díaz es más fiable que Pablo Iglesias o Irene Montero?

Bueno, yo creo que tiene una actitud diferente. ¿Más fiable? No, yo no creo que no hayan sido fiables. No he visto grandes problemas de fiabilidad o de confianza en el gobierno de coalición que acabamos de terminar.

¿Cómo ha conseguido, ya entrando en la materia de este Ministerio, que en 24 horas los sindicatos desconvocasen la huelga prevista en Adif y Renfe por el traspaso de las cercanías en Cataluña?

Haciendo política, dialogando, sentándome, mirando a los ojos, tratando de generar confianza y asumiendo compromisos. No hay otra.

¿Están garantizados los derechos laborales de los trabajadores? 

Lo voy a decir una y otra vez y voy a apelar a mi trayectoria, como he hecho en estos días y como hice con los trabajadores. Vengo de remunicipalizar el agua, los servicios funerarios o los aparcamientos de Valladolid. He tenido que crear sociedades nuevas. Había trabajadores que tenían temor por su situación laboral, su situación de convenio, etcétera... Han pasado seis años desde aquellas decisiones y pueden preguntar porque los trabajadores están encantados. Soy un defensor de lo público. Este gobierno es un defensor de lo público y es un defensor de sus sociedades públicas. Como Renfe o Adif, que son un modelo ejemplar de funcionamiento.

Yo entiendo esas preocupaciones porque sé que, además, en el personal de Renfe y en el personal de Adif hay un sentimiento de pertenencia, casi de cultura. Ellos sienten la camiseta de Renfe. Y en ese sentido [debo] trasladarles toda la tranquilidad. Van a estar en la mesa de negociación, tal y como nos hemos comprometido. Se van a preservar sus derechos y además lo hacemos de la mano de la Generalitat de Catalunya. He hablado con Pere Aragonés antes de sentarme con los sindicatos para dejarle claro lo que íbamos a hacer con absoluta lealtad y transparencia.

¿Si Madrid pidiese la transferencia de las Cercanías como ha hecho Cataluña, estaría en disposición al Estado de traspasarlas?

Me sorprende la pregunta porque es que la cesión del tráfico intracomunitario dentro de cada comunidad es una posibilidad que está al alcance de las comunidades autónomas de este país. Unas lo solicitan  y otras no. En el caso de Cataluña, con un modelo que reclama la gestión a través de una sociedad pública que vamos a constituir entre los dos gobiernos y a la que tenemos que dar forma. O el modelo del País Vasco que apuesta por una cesión pero manteniendo la gestión por parte de Renfe. Es decir, modelos hay muchos. Es muy complejo y por eso es entendible que haya comunidades autónomas que no quieran asumir esa responsabilidad, pero esto está al alcance de todas.

Hay un compromiso ante Bruselas sobre la movilidad sostenible y fundamentalmente a través del fomento del ferrocarril, incluso para el transporte de mercancías, a cambio de que no haya peajes en las autovías. ¿Cómo se va a potenciar, porque las inversiones en ferrocarril son lentas y conllevan muchos años?  

No se puede abordar en meses pero estamos ya en ello. Quiero recordar que ahora mismo tenemos un plan de inversiones para el ferrocarril de mercancías de 4.000 millones de euros para los corredores internacionales y 1.000 millones para la conectividad portuaria del ferrocarril. Es decir, que estamos en un momento de transformación que está en marcha ya y estamos en unas cifras de transporte de mercancías todavía muy bajas respecto a la media europea. Pero tenemos un objetivo de llegar al 10% de la media europea en un horizonte de siete años. Por tanto, estamos haciendo los deberes. Está en marcha.

No habrá peajes para las autovías, pero España tiene un déficit en la conservación de este tipo de carreteras superior a los 10.000  millones de euros. ¿Le preocupa? ¿Hay que ampliar el presupuesto? ¿Cómo piensa afrontarlo?

El martes llevé al Consejo de Ministros unos cuantos contratos y llevaré otros el próximo martes, precisamente centrados en la conservación de carreteras. Tenemos una red madurita que empieza ya a tener sus achaques. Y claro que me preocupa. Nos preocupa. Le preocupa al director general de Carreteras, que está trabajando ahora mismo muy intensamente en esta materia y vamos a abordarlo como hay que hacerlo, con fondos, con planificación y con programas de conservación que son en este momento muy necesarios.

Creo que nuestra red de carreteras y autovías es una red muy buena que obviamente se puede mejorar, pero ahora tenemos un pilar muy importante que es el de la conservación, en el que vamos a tener que emplear muchas energías, y esto es algo que tenemos que asumir también como cultura de país. Todos queremos muchas carreteras nuevas, pero tenemos que conservar mucho mejor las que ya tenemos.

¿Se van a prohibir los vuelos que tengan alternativa en tren de menos de dos horas y media?

Se anunció. Es una medida que realmente tenemos que estudiar y a la que tenemos que dar forma. Realmente no estamos hablando de muchas situaciones de este tipo en nuestro país. La alternativa de ese tren de dos horas y media para suprimir vuelos entre unos sitios y otros en este momento no es una alternativa muy extendida.

En la última legislatura los camioneros paralizaron la industria e hicieron mucho ruido. ¿Actuaría igual si hubiera un nuevo paro? ¿Se sentaría a hablar con un representante del sector que no forma parte de las asociaciones que representan oficialmente a los transportistas?

Eso implicaría que yo hiciera un análisis crítico de mi predecesora, cosa que no voy a hacer. Lo tengo muy claro. En todo caso, lo que sí tengo que decir es que todo es mejorable aunque aquello concluyera con un acuerdo y con una paz con el sector, que en este momento está muy clara.

El malestar sigue latente.

Bueno, a ver, es que nadie está satisfecho nunca al 100%. Pero lo que sí digo es que vamos a seguir dialogando. Es un sector que nos preocupa enormemente y del que nos sentimos muy cercanos y vamos a estar ahí. Es decir, que las puertas de mi despacho están abiertas. Se lo dije a los trabajadores el otro día. Es mi forma de trabajar. Lo he desarrollado en un ayuntamiento ocho años y aquí haré lo mismo. Va a haber un diálogo permanente. Y yo, desde luego, voy a intentar evitar que se generen incendios, porque creo que es mucho mejor prevenirlos que tener que apagarlos.

¿Va a hacer muchos cambios en las presidencias de empresas públicas que dependen de su Ministerio?

Va a haber algunos cambios.

¿Aena?

Veremos. 

¿Renfe?

No es el momento de desvelar, pero sí, mi intención es ya llevar algunos de ellos el próximo martes al Consejo. También quiero que se sea consciente de que acabo de aterrizar. Me subo a un tren en marcha a alta velocidad y tengo que hacer cambios en el tren sin pararlo. Eso siempre es complejo. Vamos a estudiar todo a fondo y a medida que vayamos teniendo un diagnóstico, ir adoptando soluciones . Pero el martes habrá una foto distinta del Ministerio.

Pues mucha suerte y muchas gracias.

Muchas gracias a vosotros.

Entrevista completa a Óscar Puente

Vídeo: Clara Rodríguez y Nando Ochando

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