El miércoles negro de Rajoy: Baltar, De Guindos y Rita Barberá
- El presidente del Gobierno huyó de la prensa y volvió a esconderse tras un plasma para evitar preguntas sobre Rita Barberá
Miércoles negro para Rajoy. El presidente del Gobierno en funciones pone fin al primer tramo de su campaña gallega envuelto en polémica y huyendo de los periodistas. El pasado martes, los asesores del PP diseñaron para su líder una maratoniana jornada de actos por la provincia de Ourense, en la que Rajoy se hizo acompañar por José Manuel Baltar, presidente provincial en esa provincia. Baltar está imputado por haber ofrecido presuntamente trabajo a cambio de sexo.
El imputado Baltar viajó en todo momento en el coche del presidente y ambos esquivaron el contacto directo con los periodistas. La víspera de esa visita, la campaña gallega tuvo cita destacada en los platós de la televisión pública para el único debate televisado de la campaña. Durante el debate, Baltar fue el protagonista indiscutible, por las constantes referencias realizadas por los portavoces de PSOE, En Marea y BNG. Solo unas horas después, Rajoy se fotografiaba con el imputado Baltar en los principales ayuntamientos gobernados por el PP, con niveles de voto por encima, en ocasiones, del 80%.
Ese martes, las primeras noticias sobre la investigación impulsada por el Supremo contra Rita Barberá ya estaban en boca de todos pero Rajoy optó por el silencio. Lo peor estaba por llegar.
Durante la mañana del miércoles, las radios repetían hasta la saciedad los cortes de voz en los que los dos candidatos del PP, Alfonso Alonso y Núñez Feijóo, pedían la cabeza de Rita Barberá. Las primeras horas del día eran de tensión para un PP que no ha conseguido forzar la dimisión de la veterana política valenciana.
A primera hora de la tarde se supo que La exalcaldesa de Valencia se mantenía en su escaño del Senado, pese a la opinión contraria de los dirigentes populares. “A ver qué dicen los de arriba”, aseguraba a eldiario.es un destacado dirigente del PP, tras conocerse la noticia.
Pese a la escandalera, Rajoy decidió mantener su programa de actos electorales. En Mos (Pontevedra) volvió a refugiarse en un plasma con el que alejarse de los periodistas. Horas antes, los organizadores de los actos del PP no dudaron en usar conos para apartar a los reporteros del presidente. La situación de pánico era evidente en el entorno de líder popular.
Tras el órdago de Barberá, Rajoy voló a Madrid para seguir cumpliendo con su agenda. En este miércoles negro, el presidente tuvo que cumplir con su compromiso de acompañar al ministro Luis de Guindos, durante la presentación de un libro con exagerada asistencia de medios por razones poco literarias: la relación de De Guindos en el polémico nombramiento de Soria para el Banco Mundial. Una vez más, Rajoy en el medio del escándalo, esquivando periodistas.
El líder del PP pretende volver a la campaña gallega a partir del próximo lunes. La dificultad es inmensa, ya que mantenerse en una caravana electoral huyendo de los micrófonos solo puede tener un efecto lógico: poner en dificultades las aspiraciones electorales de Núñez Feijóo.
El candidato del PP a la presidencia de la Xunta apenas coincidirá con Rajoy en lo que queda de campaña. En sus vídeos y carteles ha prescindido de la imagen de partido para centrarse en la suya propia. La marca Rajoy no es recomendable para los intereses del PP. Por eso, Rajoy ha vuelto a esconderse en un miércoles negro, ante el pánico a dar explicaciones que empeoren las cosas.