Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La retirada de Cospedal ensombrece la puesta de largo europea de Pablo Casado

Pablo Casado, en su discurso ante el plenario del Partido Popular Europeo, en Helsinki, el 7 de noviembre de 2018.

Andrés Gil

Enviado especial a Helsinki —

Era el debut de Pablo Casado ante los popes de su familia política. Era el estreno internacional entre los suyos, los populares europeos, en el mismo escenario al que Angela Merkel llega por última vez como presidenta de la CDU. Casado aterrizaba en el congreso del Partido Popular Europeo llamado a elegir al candidato a presidente de la Comisión Europea, entre el alemán Manfred Weber y el finlandés Alex Stubb. El congreso del rearme emocional ante las próximas elecciones europeas, que se presentan disputadas por el ascenso de la extrema derecha, el impulso de los liberales y la erosión de populares y socialdemócratas.

Pablo Casado tenía una agenda agradecida: convocaba a la prensa nada más llegar para explayarse con su propuesta de reforma fiscal; para después participar en uno de los dos debates programados en el plenario a primera hora de la tarde y cerrar posteriormente el turno de intervenciones de líderes de la oposición populares. Incluso había conseguido que el plenario aprobara una resolución contra la “secesión ilegal catalana”.

Y vino con los deberes aprendidos: mandoble por la mañana a Pedro Sánchez –y hasta a Felipe González– por el impuesto de las hipotecas; un capote al Supremo, que tiene que juzgar a los políticos independentistas; alarmismo con la inmigración en el debate en el plenario; para luego en su discurso hablar de Venezuela, Cuba y hasta de Mario Vargas Llosa –a quien Hacienda reclamó el martes dos millones de euros–, por su crítica a “populismos y nacionalismos”.

Casado venía a responder a una pregunta fundamental: “¿Para qué sirve el Partido Popular Europeo? ¿Para qué tiene que servir?” Traía una respuesta fundamental en este momento de precampaña europea: “Para resolver los problemas de Europa y del mundo, con ideas, principios y valores, para hacer política de altos vuelos y luces largas, política para la gente y las personas que madrugan. Con el corazón cerca de los problemas y con el alma de los principios que hicieron la mejor Europa y el mejor mundo de la historia”.

Pero un tuit de María Dolores de Cospedal ha enterrado todo lo que Casado tenía preparado para su primera gran cita internacional.

El tuit de María Dolores de Cospedal precipitó una comparecencia de Casado no programada ante la prensa para dar explicaciones. Explicaciones sobre Cospedal. No sobre el debate entre Weber y Stubb que acababa de celebrarse –el propio Stubb trolea a Casado durante el canutazo retransmitido en directo por algunas televisiones–. No sobre su vehemente discurso sobre las tareas del centroderecha europeo. Ni siquiera sobre por qué reivindica a Vargas Llosa al día siguiente de saberse que Hacienda le reclama dos millones de euros.

Todo eso ha quedado eclipsado, incluso sus encuentros con la canciller Merkel y el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

El gran estreno internacional de Pablo Casado no pasará a la historia por su papel en el congreso del Partido Popular Europeo. Sino por la retirada de Cospedal de la vida política.

Etiquetas
stats