San Francisco y las contradicciones del espíritu emprendedor
Por fin llegó el turno de acercarnos a la ciudad de San Francisco. Menlo Park, San José, Cupertino… todo eso está muy bien de visita de negocios o si tu plan es tener un estilo de vida que consista básicamente en ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Pero San Francisco es otra cosa; es vibrante y está llena de contradicciones.
Pasear por sus calles es sinónimo de ir topándote con dos paisajes totalmente distintos: fachadas adornadas con los logos de famosas empresas tecnológicas y, debajo de estos, decenas de personas sin hogar arrastrando un carrito, hablando a solas o montando una improvisada tienda de campaña con un par de plásticos. El contraste deja en la retina una imagen realmente chocante: ¿Es posible que en la ciudad de las ideas innovadoras nadie sepa cómo solucionar este problema?
“Hay otros estados que fletan autobuses de homeless hasta San Francisco porque aquí existen políticas sociales más favorables”, nos aclara Mario Tarabbia, cofundador de una startup llamada Outwork y uno de nuestros socios en Silicon Valley. El concepto en sí nos resulta bastante surrealista y al vernos las caras Mario continúa explicando que “lo hacen porque aquí existen numerosos albergues y medidas de reinserción, aunque sólo son aplicables a aquellos que abandonan el alcohol y las drogas”. Por el número de gente que puede contemplarse vagando por las calles se diría que no muchos pueden o están dispuestos a hacerlo.
Esa imagen que llega a ser una constante en el paisaje de la ciudad, contrasta con la que nos encontramos nuevamente en el Golden Gate Park, donde estamos charlando con Mario. Vasos de colores, dips de todo tipo, piñata, pistas de volley sobre un perfecto césped verde … Es su cumpleaños y nos ha invitado a celebrarlo junto a sus amigos. Unos amigos rubios, jóvenes y guapos que parecen salidos de un anuncio de Coca-Cola, entre los que se encuentran muchos inversores y emprendedores que hemos incluido en nuestra red de contactos. ¡No podía ser de otra forma!
Todo empezó con un tuit
Hace un par de años Sixto Martín, un antiguo compañero en la empresa en la que trabajaban Héctor y Carlos antes de fundar Commite, estaba buscando en internet información sobre una tecnología concreta y acabó en el perfil de twitter de Mario. Sixto le escribió sin mayores pretensiones, pero Mario le contestó y tras intercambiar varios mensajes terminaron conociéndose en persona en un congreso de esa misma tecnología en Barcelona. Se hicieron amigos hasta el punto de invitarle a visitar Sevilla y meses más tarde, cuando Mario le comentó que estaba buscando un equipo técnico para desarrollar su idea de negocio le puso en contacto con Héctor. El feeling fue inmediato.
Hoy por hoy, Mario se ha convertido en una parte fundamental de Commite y es el responsable de ponernos en contacto con muchos de los proyectos con los que hemos acabado trabajando en EE.UU. Encontrarnos ahora celebrando su cumpleaños en el corazón de San Francisco no deja de ser un éxito empresarial para nosotros que nos hace reflexionar sobre la circunstancialidad y casi aleatoriedad de cómo empezó todo, pero también asentir ante la típica frase de que “el esfuerzo tiene su recompensa”: Trabajar con tantas horas de diferencia, empatizar en un idioma que no es el tuyo o formarte constantemente en tecnologías que van renovándose cada dos por tres.
Por la tarde Mario nos lleva a cenar al que dice es el mejor restaurante de ramen de todo San Francisco: el Iza Ramen Lower Haight. Me siento a su lado y me confiesa que una de las cosas que más le impactó cuando visitó España es conocer a tantos jóvenes en paro. Lo dice un poco triste, pero acto seguido su expresión cambia cuando reflexiona sobre el hecho de estar trabajando con una startup española y la posibilidad que esto genera de tender un puente entre la economías de los dos países. Es un “win to win!” exclama, y brindamos porque ese puente siga acortando distancias y podamos seguir creciendo juntos, con todo lo que ello implica.