PP y Vox no condenan en Sevilla el acoso a diputados de PSOE y Sumar en un pleno local contagiado de la bronca nacional
Ya de antemano se sabía que el pleno del Ayuntamiento de Sevilla de este jueves iba a ser tenso, porque los ánimos están exaltados por la bronca nacional y se presentaban mociones que iban a avivar este fuego. Lo que no se esperaba es que todo fuese a estallar en una propuesta sobre el nuevo centro de salud en El Cerro del Águila, en la que sin venir ni a cuento el portavoz adjunto de Vox, Gonzalo García de Polavieja, se descolgaba con que la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno supone “la perpetración de un golpe de Estado”. A partir de ese momento, PSOE y Podemos-IU se negaban a intervenir y votar en las propuestas presentadas por la formación de ultraderecha, una situación que ha sido la antesala a que PP y Vox votaran juntos para no condenar el acoso a los diputados de las formaciones de izquierda.
Desde que arrancó la sesión plenaria los puyazos fueron continuos entre los bloques de derecha e izquierda, siempre con la proclamación de Sánchez y la amnistía como telón de fondo. Y si los socialistas le arreaban al PP por su sintonía con la extrema derecha, el alcalde, José Luis Sanz (PP), les preguntaba de manera retórica qué son ellos “que pactan con los herederos de los terroristas”. Los rifirrafes no pasaron a mayores, aunque la temperatura empezó a subir al presentar los populares una propuesta “en contra de la supresión de los vuelos de corta distancia entre Sevilla y Madrid” pese a saber que lo acordado en el pacto nacional PSOE-Sumar no afecta a esta conexión.
“Vamos a debatir bulos propiciados por el propio gobierno municipal”, lamentaba la portavoz de Podemos-IU, Susana Hornillo, mientras desde el PSOE Francisco Páez ironizaba con que había que “llamar al Equipo A y a Mazinger Z para que nos ayuden” a mantener un vuelo que “les han dicho por tierra, mar y aire que no es cierto” que vaya a desaparecer. Los argumentos del PP, secundados por Vox, fueron que “las intenciones son las que son”, que “los antecedentes del PSOE son nefastos” y que con los socialistas lo que empieza como rumor “acaba convirtiéndose en realidad”. La propuesta salió adelante con los 17 votos de la suma PP (que tiene 14 concejales) y Vox (tres), cuando la mayoría absoluta está en 16.
Una afirmación “indecente”
El pleno parecía caminar de manera más o menos anodina hacia el momento de las propuestas de urgencia, donde se iba a volver a la carga a cuenta de la crispación política nacional, cuando llegó el punto del centro de salud para El Cerro de Águila y se formó. El concejal de Vox se dirigió entonces a los socialistas, reprochándoles que estamos ante “la perpetración de un golpe de Estado y la voladura del Estado de Derecho, como ya hicieron ustedes otra vez en 1934 en Asturias”. Al llegar el turno de Podemos-IU, Ismael Sánchez (pañuelo palestino al cuello) tildaba de “indecente” no sólo lo dicho por el edil de ultraderecha, sino también la falta de reacción por parte del presidente del pleno, Álvaro Pimentel (PP).
“Que se permita en esta institución es muy grave”, incidía, avanzando que su grupo no iba a debatir ni votar las propuestas presentadas por Vox mientras no se retirase la afirmación. “Si quiere se puede ir, porque no lo voy a retirar”, le replicaba García de Polavieja, que se defendía apelando a su libertad de expresión y a que en los cuatro años y medio que lleva como concejal ha recibido calificativos como “machista, xenófobo, nazi o fascista”.
Entre inútiles llamamientos del presidente del pleno a “centrarnos en lo que nos tenemos que centrar”, el PSOE ha apuntado en su turno su intención de “no participar en este circo” y ha adoptado la misma postura de Podemos-IU de no votar las iniciativas de Vox, lo que ha consignado como abstención. “Es una realidad que en la calle nos están acosando e insultando, pero en esta institución no lo vamos a consentir”, ha esgrimido Encarnación Aguilar, que reprochaba a PP y Vox que con su actitud “están alentando a los violentos”.
Apelaciones a la presidencia y al PP
A partir de ahí, cada intervención de las formaciones de izquierda en las sucesivas cuestiones que se abordaban se iniciaba volviendo a este incidente, entre acusaciones de “violencia institucional” y críticas al silencio del PP ante lo que estaba ocurriendo, lo que Podemos-IU enmarcaba en su “deriva hacia la extrema derecha”. “Es incomprensible que la presidencia y el PP no se distancien, es inaceptable”, se apostillaba desde las filas socialistas, una situación que Álvaro Pimentel intentaba mal que bien reconducir cortando dos intervenciones de Vox.
Y en este ambiente crispado, con el gobierno local además molesto porque la oposición en bloque no le ha dejado presentar para su aprobación las nuevas tarifas del agua de Emasesa (refrendadas en su consejo de administración pero que tienen que pasar por el pleno), se ha llegado a las propuestas que en teoría eran las que iban a tensar la cuerda. Aquí, PP y Vox han hecho lo previsto, unir de nuevo sus votos para no admitir la urgencia y así ni siquiera debatir la iniciativa del PSOE para condenar los ataques a sus sedes y a los diputados tanto socialistas como de Sumar elegidos por Sevilla.
De esta manera, los socialistas recibían el segundo 'no' de la jornada con esta cuestión, ya que PP y Vox tumbaron antes del pleno una propuesta de declaración institucional en esta misma línea, así como otra con motivo (el pasado 31 de octubre) del día de homenaje y recuerdo a todas las víctimas del golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la dictadura franquista. PP y Vox volvieron a unirse posteriormente para admitir de urgencia, en este caso sí, la propuesta popular para respaldar a los participantes en la protesta contra la amnistía, convocada por los propios populares y en la que irónicamente fue donde se acosó a los diputados de PSOE y Sumar por Sevilla con carteles en los que se exhibían a gran tamaño sus fotografías junto a sus nombres y los sueldos que percibirán por desempeñar su labor. Si se comete la traición, conoce a los traidores, rezaba el texto de las pancartas.
“Frustración eterna”
El debate de la moción del PP ha sido un cruce de reproches, pero en un tono mucho más comedido que el que provocó la alusión a un golpe de Estado por Vox. La propuesta está en sintonía con la que los populares están presentando contra la amnistía en todos los plenos que pueden, aunque la singularidad en Sevilla es que se pedía expresamente el apoyo del pleno a los manifestantes que participaron en la protesta convocada por el PP y a la que asegura que acudieron 50.000 personas, a las que por cierto les confiere la categoría de representantes de lo que opina toda la ciudad.
La sintonía entre PP y Vox no ha evitado que la portavoz de la formación de ultraderecha, Cristina Peláez, le echase en cara a los populares que critiquen a los socialistas pero que a la hora de la verdad han pactado con ellos las ordenanzas fiscales. “No existe un PSOE bueno y otro malo, el PSOE es malo por naturaleza y por sus acciones”, proclamaba, mientras el PP pasaba de puntillas por esta cuestión y se ufanaba de que los socialistas no sabían qué decir porque “no pueden defender lo indefendible”. La réplica de Podemos-IU ha sido instar a los populares a dejar de usar el pleno municipal para “hacer terapia” por una “pataleta” que no se les termina de pasar, a lo que el PSOE ha apostillado a que todo obedece a su “frustración eterna al vernos por novena vez conseguir el Gobierno de España”.
De esta manera, la tormenta nacional ha vuelto a inundar la política municipal, con un pleno extraordinariamente crispado que, cuanto menos, no ha sido el mejor caldo de cultivo para sentar las bases del entendimiento necesario para intentar ahora llegar a un acuerdo sobre los presupuestos. A la vista de que, como era previsible, PP y Vox le negaban la urgencia a su propuesta y por lo tanto no se iba a debatir, el PSOE pidió directamente al alcalde que, al menos, condenase “el acoso y asedio” a los diputados de izquierda en una manifestación convocada por el PP. El regidor, José Luis Sanz (PP), no dijo nada, todo ello después de que los socialistas recordaran que sus casas del pueblo sólo han cerrado en la historia durante tres momentos, “tras el golpe de Estado, durante la pandemia y ahora por la kale borroka de la extrema derecha”. “Pero no nos van a callar”, apostillaba la edil Encarnación Aguilar.
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