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Europa intenta reavivar la lucha climática en una cumbre lastrada por grandes emisores como EEUU y China

Pedro Sánchez, en la Cumbre del Clima de Nueva York 2019.

Raúl Rejón

Europa ha intentado acelerar la lucha contra la crisis climática en la cumbre de Nueva York celebrada este lunes y ha avanzado que la UE revisará al alza sus planes para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 55%. Está pendiente cristalizar este anuncio con la nueva Comisión Europea. Aunque 70 países han seguido esta estela en sus intervenciones en la sede de la ONU, los gigantes EEUU, China e India se han mantenido al margen de compromisos más exigentes.

El presidente español en funciones, Pedro Sánchez, ha tomado la palabra en el encuentro para dar cuenta de los trabajos coordinados por el Ejecutivo sobre transición justa, calidad del aire y género. También ha dicho que España destinará en cuatro años 150 millones de euros para el Fondo Verde pensado para facilitar la transición ecológica de los países empobrecidos del sur global.

Sin embargo, la situación de un Gobierno en funciones ha frenado irremediablemente la acción climática en España. Así, la ley de cambio climático se ha quedado paralizada (aunque sí se remitió el Plan de Energía y Clima para su revisión en Bruselas).

Por la sede de la ONU ha pasado el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ha desglosado la intención de la UE de elevar la exigencia de recortes de emisiones de gases. También la canciller alemana Angela Merkel para contar su recién estrenado (fue presentado el viernes pasado) plan climático dotado de 54.000 millones de euros. Otros estados europeos como Portugal, Gran Bretaña, Dinamarca o Luxemburgo han pasado también por el atril para desglosar sus compromisos.

Así, la cumbre, que se ha prolongado más de siete horas, ha dejado claro que la Unión Europea queda por el momento como principal potencia occidental en la lucha contra la crisis climática: EEUU no ha intervenido –Donald Trump se ha paseado un rato por el encuentro– y China ha enviado una delegación, pero no a su presidente. Ambas potencias están centradas y atrapadas en una guerra comercial. Tampoco ha participado el presidente brasileño Jair Bolsonaro, ni otros grandes emisores de CO por su enganche a los combustibles fósiles: Suráfrica y Australia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres había convocado a los países porque, tras el Acuerdo de París alcanzado en 2015, “la situación está peor”. Y exigió medidas para conseguir frenar el calentamiento de la Tierra a 1,5ºC (objetivo ideal marcado en París): “Quiero oír cómo vamos a recortar las emisiones”.

Este foro estaba concebido para que los estados intervinientes presentaran medidas concretas que hicieran algo más posible alcanzar el objetivo de frenar el calentamiento global a 1,5ºC. El informe del Panel de Expertos sobre Cambio Climático explicó en octubre pasado que en la próxima década debían adoptarse medidas de gran calado para conseguir evitar lo peor de la alteración climática dejando el ascenso de la temperatura en ese 1,5º. El actual paquete de medidas conjugadas de todos los firmantes del Acuerdo de París dirigen al planeta a un calentamiento de 3ºC.

Como estaba previsto, a lo largo de la jornada se han sucedido las intervenciones de muchos estados que han apostado por incrementar sus esfuerzos: desde Marruecos a Etiopía, Lesotho, Seychelles, Corea del Sur, la Coalición de Países Menos Desarrollados (representados por Buthán)... Sin embargo cuando se habla de mitigación de emisiones, la partida se juega entre los grandes: la Unión Europea, EEUU, China o India.

Con todo, a modo de ventana optimista, uno de los principales emisores de CO del mundo, Rusia, ha aprovechado la cumbre para aceptar por fin los términos del Acuerdo de París que no había suscrito desde que se adoptara en diciembre de 2015. A punto de cumplir el primer ciclo de cinco años para renovar los planes nacionales derivados de este acuerdo, Rusia admite sus términos iniciales.

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