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Agenda propia y daño al clima: la bioindustria redefine las prioridades de la entidad público-privada de la UE

Stakeholder Forum 2019 de BBI, celebrado en diciembre en el Egg Congress and Meeting Center de Bruselas.

Andrés Gil / Raúl Rejón

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Agenda propia y daño al clima. Éste es el ecosistema creado por la entidad mixta público-privada de la Unión Europea BBI, según la investigación de las ONG Global Health Advocates y Corporate Europe Observatory.

De acuerdo con sus estatutos, el BBI es una entidad público-privada creada entre lobbys de las industrias agroindustriales, forestales, biotecnológicas, químicas y de combustibles fósiles, por un lado, y la Comisión Europea a través de su dirección general de Investigación e Innovación. ¿Con qué fin? Ayudar a construir una “economía sostenible con bajas emisiones de carbono”.

Pero la industria sí ha sido la encargada de definir las prioridades generales de investigación, según el informe: construir “biorrefinerías” y desarrollar nuevas tecnologías para procesar cantidades ilimitadas de biomasa extraída de bosques y suelos, amenazando su papel como sumideros de carbono, biodiversidad y el suministro de alimentos.

Las asociaciones público-privadas (PPP) son a menudo controvertidas, reconocen las ONG, pero su esquema más frecuente es que el sector público defina la misión, contrate al sector privado para implementarla y luego sea el propietario final del producto.

Pero aquí, aunque el BBI fue creado por las regulaciones de la UE, la agenda de investigación estratégica de cada PPP, e incluso los planes de trabajo anuales, son propuestos por las empresas participantes, que también terminan siendo propietarias de los productos finales, concluyen Global Health Advocates y Corporate Europe Observatory.

El grupo de presión que representa a la industria en el BBI, el Consorcio de Industrias con Base Bio (BIC), lo ha dejado claro: “Dado que los miembros de BIC desarrollan el Plan de trabajo anual, tienen acceso a la información antes de la publicación oficial de la convocatoria de las propuestas. Esto aumenta sus posibilidades de redactar propuestas de proyectos exitosas. El 64% de las grandes empresas, pymes y grupos de pymes de BIC están representados en proyectos BBI concedidos (2014-2017)”.

También se supone que la industria contribuye a la entidad mixta. En gran parte en especie, pero también en efectivo. Pero en lo que respecta a BBI, los socios de la industria solo han pagado el 3% de sus contribuciones financieras previstas, y el 3,7% de sus contribuciones en especie auditables hasta el momento.

Mientras tanto, la Comisión Europea ya ha pagado el 27% (264,6 millones) de su contribución en efectivo al organismo. Además, los socios de la industria se han opuesto a la transparencia sobre cómo valorar sus contribuciones en especie (que consisten principalmente en sus propias instalaciones de investigación y personal).

La entidad mixta Industrias con Base Bio (BBI) se creó en 2014 después de una larga campaña de lobby, particularmente por las industrias de biotecnología, silvicultura y química. Y se creó por el interés de la Comisión Europea de asumir la estrategia de “bioeconomía” en la UE.

El BBI recibiría 975 millones del presupuesto de la UE, lo que representa el 21,8% de todo el dinero gastado por la UE en el segundo “desafío social” identificado por el Programa Marco de Investigación 2014-2020 de la UE, Horizonte 2020: “Seguridad alimentaria, agricultura sostenible e investigación forestal, marina, marítima y de aguas continentales, y la bioeconomía”.

La idea general detrás de la bioeconomía industrial es reemplazar parcialmente los combustibles fósiles con biomasa (materia biológica, principalmente la producción de la agricultura y la silvicultura) en procesos industriales, bajo la premisa de que biológico es igual a circular, que a su vez es igual a sostenible.

Sin embargo, este no es necesariamente el caso, como explica la investigación de Global Health Advocates y Corporate Europe Observatory. De hecho, la producción de biomasa en Europa se ha estancado en los últimos 15 años, y la mayor parte de la producción actual solo se logra a través de prácticas agrícolas y forestales no sostenibles.

La demanda adicional provocada por esta “bioeconomía” industrial solo puede satisfacerse a expensas de la producción de alimentos y la integridad de los ecosistemas en Europa y fuera del continente.

A pesar de la insistencia de BBI de que sus proyectos no compiten con la producción de alimentos, el 24% de los proyectos que financió se basan en biomasa agrícola, un 60% más de lo que se planeó originalmente.

Así, afirma el informe, “BBI ignora las consecuencias destructivas de sus proyectos en los sumideros de carbono, suelos y bosques terrestres de carbono de Europa. El aumento de la extracción de biomasa sin imponer reducciones en el uso de combustibles fósiles combina lo peor de ambos mundos: eliminar los sumideros de carbono existentes y emitir aún más CO2”.

Solo el 10% de todos los coordinadores de proyectos financiados por BBI predijeron que sus iniciativas tendrían un impacto positivo en la biodiversidad, y solo el 27% anticiparon tener un impacto positivo en la gestión sostenible de los recursos naturales, detalla el informe.

El BBI ha dedicado más del 70% de su presupuesto hasta la fecha a la financiación precomercial y proyectos industriales a escala comercial para la producción de diversos artículos a base de biomasa, como plásticos y combustibles. “¿Deberían las fábricas precomerciales y a escala comercial ser realmente elegibles para la financiación de la investigación de la UE, pensada para financiar investigaciones arriesgadas para el sector privado, cuando estos proyectos ya se han probado, cuando los riesgos relacionados son mínimos, y cuando las cantidades involucradas son tan significativas?”, se preguntan Global Health Advocates y Corporate Europe Observatory.

De acuerdo con la investigación de las ONG, el BBI “también apoya proyectos que incluyen trabajo de regulación, lobby y relaciones públicas para influir en los reguladores de la UE y la percepción pública para favorecer las prioridades y productos de las industrias basadas en bio. ¿Por qué algo de esto debe ser apoyado con fondos públicos de investigación?”

Los Estados miembros y la Comisión Europea están negociando en estos momentos el presupuesto de la UE para 2021-2027, que incluye el Horizon Europe, el próximo Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE. En paralelo, los grupos de presión interesados en el desarrollo de la bioeconomía industrial, liderados por EuropaBio, el grupo de presión europeo de la industria de la biotecnología, están presionando para que el sucesor de BBI, “Circular Bio-based Europe”, se expanda con aún más dinero público.

Y el informe concluye: “Dado el papel central que los Estados miembros esperan que juegue la estrategia de Bioeconomía de la UE en el próximo Acuerdo Verde Europeo, y el apoyo a la Europa Bio-Circular expresada por la Comisión Europea en su reciente Plan de Acción de Economía Circular, lamentablemente es muy posible que se imponga de nuevo el lobby de la bioeconomía”.

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