Un manifiesto nacional de catedráticos y profesores pide que se archive la causa por los chistes de Carrero Blanco
El mundo universitario se moviliza en solidaridad con Cassandra Vera. Decenas de profesores de distintas universidades españolas han firmado un manifiesto que pide el archivo de la causa contra Cassandra Vera, que enfrenta una petición de cárcel por unos tuits sobre Carrero Blanco. El escrito define el caso como “procesamiento injusto” que ataca la libertad de expresión “desde instancias gubernativas y judiciales”. El fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de humillación a las víctimas del terrorismo y asegura que los tuits suponen “enaltecimiento del terrorismo”.
La cifra de adhesiones suma –por ahora– más de 80 profesionales e incluye una docena de catedráticos de la Universidad de Murcia, donde la propia encausada estudia el Grado de Historia. Los apoyos llegan sobre todo de España, pero también de Francia, Alemania o Perú, y ha sumado, además, al presidente de la Asociación de Historia Contemporánea y profesores de enseñanza secundaria e investigadores en formación.
La estudiante, de 21 años, escribió varios mensajes en Twitter entre noviembre de 2013 y enero de 2016 en los que bromeaba sobre el que fuera presidente del Gobierno franquista, Luis Carrero Blanco. La propia nieta del militar y político asesinado por ETA en 1973, Luisa Carrero Blanco, considera un “absoluto disparate” la petición de cárcel.
Un ataque al “estado social y democrático”
“La libertad de expresión no puede ser coartada como lo viene siendo en el último periodo, desde instancias gubernativas y judiciales”, refiere el texto de apoyo. “Sería terrible” que la estudiante “tuviera que ingresar en prisión” por la petición de la fiscalía. Afectaría al desarrollo personal y profesional de Cassandra Vera y al “estado social y democrático de derecho que consagra la Constitución de 1978”.
El “desafortunado caso” apunta a una petición del calibre de la que ha condenado al cantante de Def Con Dos, César Strawberry. Y estas resoluciones judiciales resultan “completamente extemporáneas después de décadas en las que el suceso del atentado contra el presidente del Gobierno Carrero Blanco ha sido objeto de comentarios de todo tipo”, según el manifiesto.
“ETA impulsó una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial”, decía uno de los mensajes en Twitter que podrían suponer cárcel para Cassandra Vera. Otros tuits rezaban: “Kissinger le regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella”, o “¿Carrero Blanco también regresó al futuro con su coche?”, y chistes sobre el presidente del Gobierno en la dictadura como “Película: A tres metros sobre el cielo. Producción: ETA. Director: Argala. Protagonista: Carrero Blanco. Género: Carrera espacial”.
“Se podrían recopilar decenas de comentarios públicos de carácter humorístico sobre aquel atentado, realizados desde hace décadas”, precisa el manifiesto firmado por decenas de catedráticos y profesores universitarios, además de otros profesionales de la docencia. Recuerdan, “a título de ejemplo, el chiste retransmitido por televisión de los cómicos Tip y Coll en 1983 o posteriormente el reproducido en una novela del periodista Juan Luis Cebrían”.
Carrero Blanco fue “figura principal de un régimen tiránico” y “previsible sucesor del general Franco”, dice el texto. Por estas razones alimentó “chistes y otras figuras satíricas” que fueron insertas en “la memoria popular” relacionadas con el atentado del 20 de diciembre del 73. Al margen “de lo que pueda considerarse sobre el humor negro”, que forma parte “de una larga tradición española”, como “profesionales de la Historia y conocedores de la época franquista”, los firmantes manifiestan su solidaridad con la encausada y exigen el archivo del proceso abierto.
El escrito de apoyo a Cassandra Vera destaca ademas “entre algunas de las reacciones posteriores a la petición fiscal” la de la nieta del dirigente franquista. Lucía Carrero Blanco ha calificado los tuits de “mal gusto” pero añade en una carta a El País: “me asusta una sociedad en la que la libertad de expresión, por lamentable que sea, pueda acarrear penas de cárcel”.
