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España enfila la vuelta a la normalidad sin horizontes para el fin de las restricciones

Un grupo bailando en una de las discotecas de Sitges en mayo de 2021.

Sofía Pérez Mendoza / Daniel Sánchez Caballero

11 de septiembre de 2021 21:32 h

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La vacunación y la bajada de la incidencia empujan a España hacia una vuelta a la normalidad, pero sin horizontes determinados sobre el fin de las restricciones. Todavía. Extremadura ya ha anunciado que estará libre de limitaciones a finales de septiembre, Madrid plantea volver a llenar al 100% los teatros y solo Catalunya continúa con el ocio nocturno cerrado. Galicia inicia la desescalada en los bares a partir del 15 de septiembre y la Comunitat Valenciana ha levantado el toque de queda. Era la última región en hacerlo. Los gobiernos autonómicos están abandonando las medidas más duras y el coto a las reuniones sociales ya es testimonial (se mantiene en solo dos comunidades). La quinta ola toca a su fin: más de la mitad de las provincias reducen su incidencia un 80% desde el pico del verano.

El tránsito hacia la nueva normalidad enfrenta al país a una especie de segunda desescalada, con medidas mucho menos restrictivas, que se ha inaugurado con la vuelta a las oficinas –aunque sea parcial– en muchos sectores y la presencialidad completa en las aulas. La movilidad para el ocio (tiendas, cine, teatro...) está prácticamente recuperada: solo es un 7% más baja que antes del estallido de la pandemia, según los datos de movilidad de Google.



¿Habrá en España un freedom day, al estilo inglés? Más países están siguiendo la senda de poner un punto y final psicológico a la pandemia, aunque no todos del mismo modo. Dinamarca eliminó este viernes las últimas restricciones adelantándose tres semanas a sus previsiones, aunque ya había dado el paso previo de retirar las mascarillas en interiores en junio y los aforos para grandes eventos. Tiene el mismo porcentaje de población vacunada que España.

“La pregunta es cuándo y también cuánto tiempo vamos a tener que mantener una situación óptima para levantar las medidas”, reflexiona el catedrático de Medicina Preventiva Fernando Rodríguez Artalejo sobre el caso español. El experto considera que entramos en otra fase de “ensayo-error”. España ya no está en nivel “de riesgo alto” desde esta semana.

El médico salubrista Mario Fontán no se atreve a “predecir” si “será en unas semanas o en meses”, pero ve con optimismo el inicio de 2022 mientras Pedro Gullón, epidemiólogo, prevé que la reducción de las restricciones provocará un aumento de la transmisión. “Lo importante es que, si no ocurre nada inesperado, las olas serán más leves en su incidencia y en la presión sobre el sistema sanitario y la mortalidad”, añade. Gullón no es partidario de los “días extremos porque tienen un efecto rebote por la celebración” y cree que lo “razonable” es “vivir el proceso poco a poco”. Para ambos, señalar un día tiene más que ver con la “carga simbólica y política” que con la “realidad epidemiológica”.

El Gobierno de Pedro Sánchez mantiene la cautela y evita poner fecha al fin de las restricciones. “Las medidas de control tienen que estar ahí y estar al acecho de los que no se cuidan”, avisaba la ministra de Sanidad, Carolina Darias, esta semana alejándose de la idea de un día en el que acaben de golpe las limitaciones. Las que más resistirán, previsiblemente, son el ocio nocturno con pistas de baile y, aún más, la mascarilla en interiores.

La tolerancia de la población que vive en España a las medidas es buena una vez vacunados. Los inmunizados están de acuerdo (4,7 sobre 7) con seguir cumpliendo con todas las restricciones en espacios públicos, lugares de trabajo y en presencia de personas de riesgo, según la última ronda del estudio COSMO-Spain, publicado por el Instituto de Salud Carlos III. También aumenta ligeramente la fatiga pandémica. Para Vanessa Fernández, doctora en Psicología, “es evidente que flota un cierto ambiente de relajación que hace pensar que la pandemia está vencida” e invita a las autoridades a seguir recordando el mensaje “sin necesidad de recurrir al miedo”.

La vuelta a la rutina puede favorecer

Tras una quinta ola de muchos contagios y más muertes de las esperadas que los expertos no vieron venir, la evolución de los datos es muy halagüeña. Con más del 70% de la población vacunada y una gran parte de los jóvenes inmunizados, se reducen las posibilidades de explosión de una sexta ola. Al menos en número de enfermos graves y fallecidos. En números absolutos, la quinta ola registró casi los mismos fallecidos que en abril y mayo con la diferencia de que los contagios se multiplicaron por cuatro, de manera que la tasa de mortalidad fue muy inferior por el efecto de la vacuna.

Los epidemiólogos coinciden en que habrá ondas más pequeñas con picos y valles de contagios de poca gravedad hasta que el coronavirus se convierta en una enfermedad endémica. “Puede haber sexta, séptima y octava ola, pero no como las anteriores”, afirmó el director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias ante los medios en el Congreso de Epidemiología celebrado en León esta semana.

La vuelta a las escuelas y los trabajos, en contra de lo que se pueda pensar a priori, podría suponer buenas noticias a nivel epidemiológico. Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo, sostiene que retomar las rutinas “hace tomar más medidas”. “Solo tener ocho millones de personas en las escuelas debería dar cierta tranquilidad en comparación con un ambiente de verano sin reglas en absoluto. Las posibilidades de que se hagan las cosas mal son menores”, opina.

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