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Lástima, Brasil, pero son los hermanos Wright

Réplica del avión 14-bis, diseñado por Dumont, en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Ríos / EFE

José Cervera

Fue reivindicado como verdadero padre de la aviación y primer ser humano en volar en un aparato más pesado que el aire en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río. Una réplica del avión diseñado por el brasileño Alberto Santos-Dumont captó la atención durante el evento y volvió a reabrir el debate. 

El brasileño es un personaje más atractivo que los metódicos y tímidos hermanos Wright. Además el capitalismo estadounidense hace que sus inventores sean muy creativos, pero también dados al marketing, la exageración o incluso la mentira y la estafa. El brasileño, en cambio, era generoso y desprendido, regalando sus diseños al mundo y los premios a sus mecánicos.

Por último, la afición de los inventores de EEUU por las patentes y por enzarzarse en interminables guerras en los tribunales para defender sus derechos no los hace simpáticos; baste recordar el tratamiento de Edison a Tesla o su feroz defensa de la patente del cine que acabó forzando a los cineastas a huir a Hollywood.

Hay razones para preferir a Santos-Dumont sobre los hermanos Wright como inventores de la aviación. Sin embargo, en esto la historia no deja lugar a la duda: el mérito es de los dos fabricantes de bicicletas de Dayton (Ohio). Y no porque fueran los primeros en levantar el vuelo, sino porque fueron los primeros en hacerlo de modo controlado y fiable. La aviación moderna desciende de sus invenciones, no de Santos Dumont y otros pioneros de la época.

Dumont ante una multitud y los Wright sin testigos

Los fans del brasileño defienden su primacía basándose en una serie de vuelos efectuados en el otoño de 1906 con el 14-bis, un avión construido y diseñado por él mismo. El 13 de septiembre de 1906 hizo un ‘vuelo’ de entre 7 y 13 metros, el 27 de octubre ‘voló’ 60 y por fin el 12 de noviembre de 1906 consiguió volar 22 metros, permaneciendo en el aire 21 segundos y medio ante una multitud.

Entre ella estaban varios miembros de la Federation Aéronautique Internationale (FAI) que fueron testigos del récord. La organización le dio un premio de 1.500 francos al primer vuelo de más de 100 metros en Europa. El 14-bis despegó por sus propios medios del suelo con su tren de aterrizaje de ruedas, sin ayuda exterior ni fuerte viento de proa. Es en estos detalles en los que se fijan los brasileños para defender a su campeón.

Los hermanos Wright habían volado por primera vez con un aparato propulsado a motor el 17 de diciembre de 1903 en las dunas de Kitty Hawk, Carolina del Norte, pero delante de apenas un puñado de testigos. El primer vuelo duró 12 segundos y supuso un salto de apenas 37 metros, el segundo cubrió 53 y el tercero 61 metros. En el cuarto vuelo, Wilbur Wright voló casi 260 metros, permaneciendo en el aire casi un minuto. 

Pero los Wright no despegaron con sus propias ruedas. El Flyer I, diseñado por ellos, usaba patines y un raíl para el despegue. Además se lanzaron contra el viento, predominante en la zona. Los defensores de Santos-Dumont alegan la falta de tren de aterrizaje y de testigos y el uso del viento como elementos descalificadores.

Así el 14-bis sería el primer avión en despegar y volar por sí mismo, y el brasileño el verdadero padre de la aviación. Además, el vuelo del Flyer I no fue recogido por la FAI. 

Los Wright financiaban sus experimentos

Los partidarios de Santos-Dumont olvidan algunos detalles. La FAI fue fundada en 1905, lo que imposibilita que pudiera certificar un vuelo de 1903. O que el 14-bis fue definido en la prensa parisina de la época como “un aparato de tipo wright”. Los hermanos habían publicado en Europa sus avances en planeadores e incluso esquemas de sus diseños, lo que explica que el 14-bis disponga de un timón horizontal delantero igual que los planeadores de los estadounidenses.

La comunidad de interesados era pequeña, pero todos conocían y respetaban el trabajo de los Wright. Su tendencia al secretismo se debía a que a diferencia de otros competidores financiaban ellos mismos sus experimentos. Santos-Dumont era heredero de una fortuna cafetera y por tanto rico. Los hermanos Wright necesitaban ganarse la vida con su invento.

Un año y 18 días antes del primer vuelo de Santos-Dumont, Wilbur Wright levantó el vuelo en Dayton y voló durante más de 39 minutos cubriendo un circuito de 39 kilómetros en el Flyer III de modo completamente controlado, aterrizando ante numerosos testigos. 

La clave: control en el aire

Los fans del brasileño descartan este vuelo porque el despegue se realizó con ayuda de una catapulta, aunque posteriormente el Flyer III fue equipado con ruedas y demostró ser capaz de despegar con ellas. La clave de la aviación, habían comprendido muy pronto los hermanos Wright, no estaba en la potencia necesaria para levantar el vuelo, sino en el sistema de control del aparato una vez en el aire.

Esta falta de control era la causa de los numerosos accidentes (y muertes) entre los pioneros de la aviación como Otto Lilienthal. Para conseguir el vuelo había que disponer de un sistema fiable y seguro de control y eso fue lo que inventaron. De hecho la patente de los hermanos Wright no cubría un avión con motor, sino un planeador, y en concreto su sistema de control.

Los aparatos de los Wright fueron los primeros de la historia en disponer de controles efectivos en los tres ejes: alabeo, cabeceo y guiñada. Lo que más llama la atención es el metódico proceso que siguieron hasta culminar con el diseño final de su Flyer III, el primer avión verdadera y completamente controlable de modo seguro y fiable.

A diferencia de otros pioneros, los hermanos Wright emitían hipótesis, construían aparatos experimentales, los ponían a prueba pilotando ellos mismos y con los datos refinaban sus hipótesis para empezar de nuevo. Los deportistas como Santos-Dumont eran más de construir y probar a volar sin pisar el laboratorio y las eminencias científicas de la época como Langley escribían libros de teoría pero no pilotaban sus aparatos. 

Demandas por violar sus patentes

Los Wright no se limitaban a dar pequeños saltos o a buscar récords. Lo que pretendían era desarrollar un aeroplano práctico, controlable y seguro que se pudiera usar como herramienta.  Y que pudiera darles de comer recompensando sus esfuerzos físicos, económicos e intelectuales, lo que explica la prolongada y feroz guerra en torno a sus patentes, aunque no la que se libra sobre su primacía.

Ya desde 1906 hubo quien puso en duda el hecho de que ellos fuesen los primeros en volar, y no sólo en Europa donde había algo de orgullo herido. Los Wright demandaron a numerosos pioneros por violar sus patentes sobre el sistema de control, incluyendo a Santos-Dumont, al que curiosamente dejaron fuera del juicio debido a que sus fines no eran comerciales

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