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Matan a dos lobos protegidos en una montería autorizada para cazar jabalíes

Lobo ibérico. / Carlos M. García (EEA)

Raúl Rejón

El 29 de noviembre pasado, en un coto privado de caza de Ávila, lo que se había organizado, autorizado y anunciado como una cacería de jabalíes terminó en una matanza de lobos. La Guardia Civil investiga la muerte a tiros de hasta dos ejemplares de esta especie protegida por la ley cuya caza está prohibida más al sur del río Duero, según han confirmado a eldiario.es fuentes de la investigación. Lo que era una montería legal, se convirtió en una presunta cacería ilegal. El Código Penal prevé incluso penas de prisión a “quien cace especies protegidas de la fauna silvestre”. El caso está bajo secreto de sumario.

La jornada estaba planteada así: se habían dispuesto 45 puestos para tiradores en las 800 hectáreas del cazadero, según la comunicación previa firmada por el dueño del coto. La organización corría a cargo de una empresa especializada y había cobrado 200 euros por cada uno de esos disparaderos. El terreno era batido por una veintena de personas y docenas de perros (había autorizadas 14 rehalas con un mínimo de 20 sabuesos cada una).

Cada cazador tenía permiso para disparar a cuantos jabalíes se cruzaran por delante de su mira. En términos cinegéticos esto se denomina: sin cupo. Entre todos esos lances, dos lobos terminaron muertos a tiros, de acuerdo con las pesquisas. Una montería de buen tamaño como esta provoca un revuelo importante en el monte: disparos, perros ladrando, humanos empujando las presas… con un panorama así, ¿cómo pueden ser sorprendidos accidentalmente unos lobos?

Fuentes de la Guardería Forestal explican que “los que preparan el coto saben que hay lobos. Estaban ya allí. En los días previos, los organizadores inspeccionan el coto, echan maíz para crear querencias en los jabalíes y conducirlos. Ellos sabían que en esa finca deambulaban lobos”.

Nadie podía asegurar que alguno de estos ejemplares iba a ponerse a tiro. Pero hace la jornada más excitante. Según fuentes de la investigación, una denuncia desde dentro de la montería pudo alertar a los agentes.

“Requiere una protección estricta”

En las poblaciones al sur del río Duero, simplemente, no pueden cazarse. Lo prohíbe la ley. La norma europea considera al Canis lupus una especie “que requiere una protección estricta” en esas regiones. Las organizaciones agrarias han demandado mucho que cambie este estatus y los lobos sureños sean cazables como sus hermanos del norte. En esas latitudes, el Gobierno de Castilla y León ha autorizado la caza de 143 lobos para esta temporada.

La acción lobista ganadera desea que no haya manadas cerca de sus explotaciones. La presión ha conseguido varios pasos: el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente se ha mostrado partidario (varias veces) de solicitar a la Comisión Europea que permita que los lobos sean una variedad cinegética como los venados, los rebecos o los gamos. Una vez con Miguel Arias Cañete al frente del Ministerio y otra con su sucesora Isabel García Tejerina.

Pero, además, en la misma provincia donde se produjo la cacería investigada, el pleno de la Diputación de Ávila aprobó en enero de 2013 una moción para declarar el territorio “zona libre de lobos”. Una figura legal o administrativa inexistente. La queja de los ganaderos viene por los daños que algunos ejemplares causan a sus cabañas.

El decreto de la Junta castellanoleonesa que regula el “aprovechamiento sostenible” y “el control poblacional de la fauna silvestre”, incluye la eliminación de ejemplares de lobo en la zona de protección si causan daños a las personas o sus bienes o para “prevenir perjuicios” a cultivos o el ganado. Este martes 10 de febrero “la patrulla de seguimiento” de la Consejería de Medio Ambiente mató a una hembra para “reducir los ataques al ganado”.

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