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Reinfectarse de coronavirus, un fenómeno raro que cada vez será más habitual

Imagen de archivo de una sanitaria realizando test de antígenos en el Hospital de Sant Pau de Barcelona.

Sofía Pérez Mendoza

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La primera vez que se infectó, en enero de 2021, no estaba vacunada. Fue en una comida familiar. Clara, docente de 30 años, pasó el virus sin síntomas, pero un año después ha vuelto a ser positiva. En esta ocasión con “fiebre, tos, mocos y dolor en el pecho”, relata, dos días después de ponerse la segunda dosis. La coincidencia le hizo confundir los síntomas con los efectos secundarios de la inyección hasta que confirmó que estaba infectada a través de un test de antígenos. A Nacho M., cocinero de 37 años, se le juntaron dos positivos –ambos por test de autodiagnóstico, sin confirmar oficialmente– en siete semanas. El primero a principios de noviembre; el segundo, a finales de diciembre.

Los expertos coinciden en que las reinfecciones han pasado de ser un fenómeno aislado que se observó con alarma al inicio de la pandemia a un hecho que debemos asumir que ocurrirá con más frecuencia aunque siga siendo minoritario en relación al total de casos.

El Ministerio de Sanidad no ofrece datos diarios, pero desde mayo de 2021 se recopilan los casos semanalmente en los informes del Instituto de Salud Carlos III a partir de los datos que las comunidades ofrecen a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). La evolución desde principios de diciembre es llamativa: el número se ha multiplicado por cinco, de 13.215 a 64.937, frente a un crecimiento mucho más lento en los meses anteriores. En septiembre se habían notificado 9.000 reinfecciones. Con el aumento explosivo de contagios, también han crecido las reinfecciones pese al avance en la campaña de las terceras dosis.



¿A qué se debe? Primero, al “tiempo transcurrido desde la primera exposición al virus o a la vacuna”. “Cuánto más haya pasado, la inmunidad va menguando”, explica Juan Ayllón Barasoain, director del área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Burgos. La llegada de ómicron también ha sido crucial, confirma el experto. Lo avanzó la Organización Mundial de la Salud hace dos meses. El riesgo de reinfección es mayor porque el virus ha mutado y su nivel de contagiosidad es mayor. Opera, muy relacionado con esto, la capacidad de escape vacunal de esta variante, añade Ayllón, frente a la infección (ante la enfermedad grave, la vacuna es muy efectiva). Según un estudio publicado por el Imperial College de Londres, el riesgo de reinfección con ómicron es 5,4 veces mayor que con delta, incluso con dos dosis. Y, por último, el alto nivel de circulación del virus en España, dada la ausencia de restricciones, es otro factor que favorece que haya más infectados y más reinfectados.

Un 3,6% de los casos en Asturias; un 2% en Catalunya

La foto de las personas con varios positivos en su historial médico es difícil de hacer en España. Solo algunas comunidades, como Asturias o Catalunya, han compartido sus datos. El Departamento de Salud del Govern calcula que el 2% de los casos totales en la pandemia registrados en su territorio son reinfecciones (28.000 de 1,4 millones). En esta ola, la proporción asciende hasta el 8% en menores de 50 años y se han notificado 330 personas contagiadas por tres veces. También un único caso con cuatro infecciones separadas en el tiempo.

Por su parte, la Consejería de Salud de Asturias refleja en uno de sus últimos informes que las reinfecciones suponen el 3,6% de los positivos detectados desde que la sexta ola empezó a repuntar, a principios de noviembre, y un 1,3% en todo el periodo pandémico en esta comunidad. Muy probablemente a estos datos les afecta la infranotificación que España tiene de contagios tras el cambio del protocolo y el amplio uso de los test de autodiagnóstico, que no en todas las comunidades se reflejan en la estadística de casos, advierte José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Vacunas y Enfermería. Madrid, Andalucía o Murcia no los incluyen.



La contabilidad de los reinfectados es un asunto complejo. Los médicos y médicas de Atención Primaria codifican en las encuestas que rellenan en cada caso, marcadas por el protocolo de Sanidad, si están ante un paciente reinfectado, aunque los datos tienen limitaciones. La teoría dice que para considerar un caso como reinfección debe haber un periodo de al menos tres meses (90 días) entre los dos positivos, para evitar confundirlo con una recaída, y tratarse de virus con cierta variación genética.

Para comprobar eso hay que secuenciar el virus en las dos ocasiones –algo que se hace en casos aleatorios, salvo que se trate de un cuadro especial– o bien confirmar que la segunda variante no circulaba cuando la persona se contagió por primera vez. Solo el 1% de las reinfecciones notificadas al sistema RENAVE se consideran “confirmadas”, según los últimos datos. El resto son “posibles” o “probables”. Con estas limitaciones, además de la infranotificación de casos, los expertos piden tomar con cautela las cifras.

Cuadros más leves o asintomáticos

Otra de las preguntas que rodea a las reinfecciones es su nivel de gravedad respecto al primer positivo. “Por lo general es más leve porque tu cuerpo ya conoce el virus, tiene herramientas, vigilantes –células centinelas– que avisan”, ilustra la inmunóloga Carmen Cámara. Forcada precisa que “en personas inmunocompetentes son leves, pero en no vacunadas o inmunodeprimidas, la infección es más rápida porque no hay tanto recuerdo inmunitario”.

Irmina Saldaña es médica de Atención Primaria en Madrid y confirma esta tesis. “Las reinfecciones que estamos viendo son más leves, pero es cierto que en general nos encontramos con cuadros menos complicados. Es una impresión, habrá que analizar los datos con cuidado”, indica en conversación telefónica con elDiario.es. La mayoría de sus pacientes, cuenta, pasaron la infección en 2020 o a principios de 2021, “aunque hemos visto casos que se infectaron hace tres o cuatro meses probablemente con delta y ahora de nuevo, pero son los menos frecuentes”.

El caso de Nacho M. resulta más extraño. Los dos positivos autodiagnosticados sucedieron en un periodo de siete semanas. Tiene fiebre, dolor muscular y pérdida de olfato al inicio de noviembre. Tras diez días en casa, explica, el test de antígenos de la farmacia da negativo y acaba su confinamiento. El 28 de diciembre vuelve a notarse acatarrado y con mucha congestión nasal. La primera vez no había tenido mocos ni tos. “Me hice un test pensando en que cómo iba a dar positivo, ¡si lo acababa de pasar!”, relata a este medio. Al final de la conversación, precisa que no está vacunado.

Más allá de esta situación individual y poco representativa, hay quien se pregunta por qué incluso combinando la inmunidad adquirida por el paso de la infección con la pauta completa o, yendo más allá, la dosis de refuerzo, aprobada ya para todos los mayores de edad, se dan reinfecciones. Las vacunas, reiteran las expertas consultadas, no bloquean la infección en todos los casos. El contagio se puede producir con dos e incluso con tres dosis, pero el refuerzo “reduce la posibilidad de que la infección sea sintomática”, matiza Forcada, y es efectivo para evitar el paso de cargas virales muy fuertes.

Para acumular dos o tres positivos tampoco hace falta tener un sistema inmunitario débil. Sobre todo, señala Cámara, desde la llegada de ómicron. “Antes de esta variante podría ser, pero ómicron no diferencia”, apunta la inmunóloga, que es secretaria de la Sociedad Española de Inmunología. Algunos estudios ya apuntan, además, que la nueva variante dominante en España –83% de los casos– procura una inmunidad menor después de pasarla.

Gráficos de Victòria Oliveres.

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