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Las religiones minoritarias denuncian que están excluidas de la escuela mientras el Gobierno blinda la católica

Nueve de cada diez alumnos musulmanes no tienen acceso a clase de su religión

Daniel Sánchez Caballero

Rodillo católico en educación. Las religiones minoritarias se sienten discriminadas en la escuela pública española. Pese a que, en teoría, deberían tener el mismo tratamiento que la católica, musulmanes y protestantes lamentan que a menudo se encuentran con trabas para que las administraciones impartan asignaturas de sus respectivas religiones en los colegios.

En este panorama, mientras el Gobierno acaba de blindar la confesión romana a través de la LOMCE, asegurando su oferta en todos los centros, un 90% de los alumnos musulmanes no tiene acceso a clases de religión islámica, según un censo elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide).  Desde la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), no tienen datos tan concretos, pero confirman que “muchas veces sólo se oferta y la católica y los centros no cooperan”.

La presencia de la Religión como asignatura en la escuela pública ha ido siempre acompañada de gran polémica. Primero porque pese a ser España un Estado aconfesional, la Constitución establece a través de su artículo 27.3 que “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Para muchos esto ya es por sí mismo una contradicción porque establece dos modelos de ética en los que se educa al alumno —la laica y la confesional— que muchas veces chocan entre sí (como en el caso del aborto o el matrimonio), según explica el teólogo Juan José Tamayo.

Pero aún así la Carta Magna establece de esta forma la igualdad entre religiones. Bajando al nivel de ley educativa, la LOMCE asegura en su disposición adicional tercera que “las Administraciones educativas garantizarán que, al inicio del curso, los padres, madres o tutores legales y en su caso el alumnado puedan manifestar su voluntad de que éstos reciban o no reciban enseñanzas de religión”.

Pero luego se introducen salvedades y se rompe esta supuesta igualdad entre confesiones. Los obispos se han asegurado de que la oferta de Religión Católica sea obligatoria en todos los centros hasta el Bachillerato aunque la materia sea optativa, según la LOMCE. También ha modificado el peso que tendrá la materia: sus notas contarán para la media y por tanto para obtener becas y ayudas, algo que no ocurría hasta ahora. Frente a estas facilidades, para que un centro imparta una asignatura de Religión de algunas de las confesiones minoritarias (evangélicos, judíos o islámicos), al menos diez alumnos deben solicitarlo. Y aquí es donde empiezan los problemas, según denuncian unos y otros.

Sólo en cuatro Comunidades

Ucide asegura en su Estudio Demográfico de la Población Musulmana de 2014 que sólo cuatro Comunidades Autónomas (Andalucía, Aragón, Canarias y País Vasco), además de Ceuta y Melilla, imparten clases de religión islámica, pese a que hay 275.324 alumnos repartidos por todo el territorio. Y añade que “atendiendo a las ratios alumnos/centros”, debería impartirse la asignatura en Baleares, Cataluña, La Rioja, Madrid, Murcia, Comunidad Valenciana y la provincia de Toledo. Pero no se hace porque, según Ucide, apenas hay profesores de la materia contratados. En concreto hay 47 en toda España, asegura el informe, en las Comunidades referidas, una cifra que se ha mantenido estable los últimos años. Y aunque en otras los padres contratasen a los profesores de religión por su cuenta, “no hay autorización de impartición” de la asignatura.

Ferede no ha hecho un estudio tan exhaustivo sobre el alumnado que desea recibir religión evangélica. Con todo, a pesar de tener una población sensiblemente inferior presenta mejores números. Al menos en cuanto a profesores. Un total de 217 docentes imparten clase en parte de España a 12.500 alumnos, un volumen en crecimiento en ambos casos, según sus datos.

Pero la materia no es universal tampoco, lamenta Ana Calvo, coordinadora de enseñanza evangélica de la Federación. “Hay un desconocimiento muy grande por parte de los padres, administraciones, colegios y directores de que la religión es un derecho para todos, sea evangélica, musulmana o judía. Sólo se conoce la católica. Y muchas veces sólo se oferta esta”, explica. Los problemas no acaban en la invisibilidad. También asegura que tienen que lidiar con trabas. “Muchos centros y administraciones no cooperan cuando los padres sí lo piden”, sostiene. Quizá por eso la asignatura no se imparte en Comunidades como La Rioja, el País Vasco o Islas Baleares, comunidades donde Calvo no tiene constancia de que se haya solicitado la asignatura pero está segura, por cuestiones demográficas, de que sí habría demanda.

Al-lah y el “origen divino del cosmos”, al BOE

Por encima de este debate planea otro que atañe a la misma presencia de la Religión en las escuelas. Según los convenios firmados por el Estado español con las diferentes confesiones, son las autoridades religiosas las encargadas de realizar el currículo que luego se imparte en los centros. Sucede con la católica, la islámica y la evangélica. Las dos primeras han reescrito sus textos para adaptarse a la LOMCE, la tercera está en vías de hacerlo. Y las actualizaciones han abocado a la publicación de unos textos con una fuerte carga dogmática poco habitual en el BOE por parte de católicos e islámicos, que incluyen rezos y se alejan de una aproximación más histórica de la materia que defienden algunos.

Así, el currículo de Religión Islámica incluye frases como “conocer y arraigar la fe en Al-lah, creador del Universo, de todos los seres vivos y Único Dios adorado; reconocer el Corán como palabra de Dios revelada al Profeta Muhammad (P.B.) y comprender el significado de su mensaje; leer, recitar y memorizar diferentes fragmentos del Corán, profundizar en su estudio para comprender mejor su significado, lenguaje y, en último término, la palabra de Dios”. También hay partes dedicadas a la igualdad de género, sin embargo.

Y el de Religión Católica tiene entre sus objetivos que el alumno “memoriza y reproduce fórmulas sencillas de petición y agradecimiento (...), reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos (...) o la incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad”.

“No tiene ninguna razón de ser la religión confesional en la escuela”, analiza el teólogo Tamayo. “Yo no llevaría a mi hijo a una clase así. Me parece que los sistemas de creencias han jugado un papel importante y eso no puede ser desconocido. La historia de las creencias debe ser estudiada en la escuela como parte de la historia de la humanidad, pero no debe ser la escuela un lugar de adoctrinamiento”, razona.

Por esta vertiente se inclinan los Budistas, que no tienen presencia en la escuela ni aspiran a ello. “Somos partidarios de que se enseñe el hecho religioso en su conjunto, en una sociedad multicultural no tiene sentido parcelar a los niños”, explica Eloy Portillo, secretario de la Federación Budista de España, que agrupa a unas 70.000 personas. Pero, pese a su poca ambición en este tema, Portillo sí opina que “la situación ha empeorado un poco con la LOMCE. No todas las religiones están igual tratadas”.

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