Revertir la fragmentación de los ríos para evitar que el desmán ibérico desaparezca

Ana Tuñas Matilla

Goizueta (Navarra), 10 oct (EFE).- España corre el riesgo de perder a uno de los mamíferos más singulares del mundo, el desmán ibérico, cuyo número ha caído en picado en las últimas décadas debido, fundamentalmente, a que la construcción de presas ha fragmentado su hábitat, los ríos, provocando que sus poblaciones hayan quedado aisladas entre sí, lo que complica mucho su reproducción.

En los últimos 50 años se ha perdido el 85 % del área de distribución conocida de la especie, ha explicado el biólogo Jorge González-Esteban, de DESMA Estudios Ambientales y uno de los mayores expertos en la especie, quien considera que aunque la situación es crítica, “aún estamos a tiempo de revertirla”.

Para mantener con vida a este pequeño mamífero semiacuático, similar a un topo y dotado de un largo y peculiar hocico, el proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Kanatuaribai trabaja en recuperar la conectividad de los ríos mediante la eliminación de presas y azudes en desuso.

En paralelo, analizan las poblaciones de desmanes de las cuencas de Urumea y Añarbe para saber si cuentan con suficientes ejemplares para extraer algunos sin ponerlos en riesgo y llevarlos a zonas con hábitats propicios para su establecimiento.

Un animal espectacular

“Es un animal espectacular, muy diferente, muy singular, que hace únicos a nuestros ríos. Sin embargo, en vez de estar orgullosos de él, hemos maltratado durante muchos años los ríos y hoy está en peligro de extinción”, ha lamentado el experto, que ha recordado que a día de hoy sólo quedan poblaciones en ríos de montaña de España, Francia, Portugal y Andorra.

La fragmentación de su hábitat “ha hecho que lo que hace unas décadas era una población continua en los ríos de la de la mitad norte de la Península, hoy sean un montón de pequeñas poblaciones desconectadas entre sí”.

En el caso de Urumea y Añarbe, las poblaciones han quedado aisladas por la construcción del embalse del Añarbe, de grandes dimensiones y destinado al abastecimiento (por lo que no se puede tocar), y multitud de pequeñas presas y azudes, principalmente para alimentar centrales eléctricas.

Para revertir la situación, eliminarán algunas de las presas en desuso y trabajarán con las poblaciones de desmán existentes, con el fin último de traslocar ejemplares a zonas de las que ha desaparecido pero que cuentan con un hábitat favorable.

En busca de dispersores

En una primera fase los trabajos se están centrando en identificar poblaciones que puedan ser donantes de dispersores y “que de otra manera no podrían llegar a esos hábitats”.

Para saber si hay ejemplares de una determinada especie en una zona lo primero que se hace es buscar rastros, principalmente excrementos.

Entre las técnicas que están utilizando para el recuento de desmanes destacan unos refugios artificiales ideados por González-Esteban que el desmán utiliza para excretar y que agilizan mucho el trabajo, ya que antes buscaban sus excrementos “a ojo”.

Además, instalan antenas fijas de identificación por radiofrecuencia que permiten conocer el área de dispersión de animales “a los que previamente hemos capturado mediante nasas y les hemos colocado un transponder”.

“Los primeros resultados son esperanzadores en el sentido de que tenemos poblaciones donantes y tenemos buen hábitat para ejecutar las actuaciones previstas, pero el estado actual, tanto en la cuenca del Añarbe como en el resto de poblaciones, es sumamente preocupante”, ha apuntado González-Esteban.

Declarada en situación crítica

El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de someter a consulta pública una proyecto de orden ministerial que, entre otras cuestiones, establece la incorporación del desmán ibérico y la focha moruna a la lista de especies en estado crítico de España, en la que desde 2018 se mantienen seis especies de fauna (visón europeo, cerceta pardilla, alcaudón chico, nacra, margaritona y urogallo cantábrico) y una de flora (jara de cartagena).

La Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad establece que Transición Ecológica puede declarar esta situación cuando del seguimiento o evaluación del estado de conservación de una especie en peligro de extinción se deduce que existe un riesgo inminente de que desaparezca.

Con la adquisición de este estatus, la especie es considerada prioritaria a la hora de asignar recursos a su recuperación y que las obras o proyectos para lograrla se consideren de interés general y se tramiten, por tanto, con carácter de urgencia.

Además, el Ministerio pasa a coordinar las medidas de actuación para frenar el declive de estas especies en colaboración con las autonomías en las que habitan.