Arqueólogos reabren la cueva de Trou Al’Wesse en busca de nuevos secretos de los primeros europeos modernos

Estudiantes durante las excavaciones en el interior de Trou Al'Wesse durante el verano de 2025

Ada Sanuy

0

En la orilla derecha del río Hoyoux, en la comuna de Modave (provincia de Lieja, Bélgica), se encuentra uno de los yacimientos paleolíticos más valiosos de la región: la cueva de Trou Al’Wesse. Bajo un espolón de roca caliza, este enclave ha proporcionado durante décadas pistas clave sobre la instalación de las primeras poblaciones de Homo sapiens en el noroeste de Europa, hace unos 40.000 años. Este verano, el Servicio de Prehistoria de la Universidad de Lieja, en colaboración con varias instituciones, entre ellas la Universidad de Burdeos, desarrolló una nueva campaña de excavaciones que se prolongó hasta el 8 de agosto y que también sirvió como formación práctica para estudiantes de arqueología.

De Schmerling a la arqueología moderna

El interés por la cueva se remonta al siglo XIX. El paleontólogo Philippe-Charles Schmerling excavó en su interior en la década de 1830, y unas décadas después Edouard Dupont identificó niveles con restos de fauna extinta, como renos y mamuts, junto a herramientas de piedra talladas. Aquellos trabajos, realizados en una época en que la arqueología carecía de métodos precisos, proporcionaron piezas sin contexto estratigráfico claro, y parte del material se perdió con el tiempo.

Un nuevo impulso llegó a finales de la década de 1980, cuando la Universidad de Lieja retomó las investigaciones. Aunque el interior de la cueva estaba alterado por excavaciones anteriores, se localizaron indicios de ocupación prehistórica en el exterior. En 2003, sondeos más profundos pusieron al descubierto depósitos sedimentarios intactos que han permitido avances significativos en el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas de la región.

Herramientas, marfil y cultura aurignaciense

Desde entonces se han recuperado herramientas de sílex, puntas de proyectil elaboradas con asta de reno y fragmentos de objetos de marfil de mamut, entre ellos una cuenta perforada y piezas grabadas. Los análisis de datación por carbono 14 han confirmado que tienen más de 35.000 años de antigüedad. Estos hallazgos se asocian al complejo cultural aurignaciense, considerado la primera gran cultura del Paleolítico superior europeo, y respaldan la idea de que en la zona se establecieron de forma duradera grupos de Homo sapiens.

Estas investigaciones arrojan luz sobre una etapa esencial de la historia humana, marcada por la aparición de las primeras manifestaciones artísticas, como las pinturas rupestres de la cueva Chauvet o las figurillas de marfil del Jura suabo, y los primeros instrumentos musicales”, explica Veerle Rots, arqueóloga y directora del TraceoLab de la Universidad de Lieja. Los materiales hallados en Trou Al’Wesse se suman a un conjunto regional en el que destacan yacimientos belgas como Spy o Goyet.

1 / 1Cuenta de marfil con perforación, rastros de trabajo y residuos de tinte rojo

Un laboratorio al aire libre para nuevas generaciones

Además de su importancia científica, las excavaciones cumplen un papel formativo. Cada verano, estudiantes de la Universidad de Lieja y de otras instituciones —como las universidades de Bruselas, Toulouse y Burdeos— participan en el trabajo de campo, adquiriendo experiencia en técnicas de excavación, registro estratigráfico y análisis de materiales.

La campaña de este año cuenta con el apoyo de la Universidad de Lieja, la Agencia Valona del Patrimonio, la Leakey Foundation y la empresa Vivaqua. En el equipo trabajan arqueólogos de varias universidades europeas y estadounidenses, junto a estudiantes de distintos países, bajo la dirección de especialistas como Damien Flas y Veerle Rots.

Un pasado que ayuda a comprender el presente

Los trabajos en Trou Al’Wesse continúan aportando información sobre cómo los primeros Homo sapiens se adaptaron a los climas fríos y a entornos cambiantes durante su expansión por Europa. Cada nueva campaña añade piezas al puzle de un periodo crucial en el que objetos como una punta de sílex o una cuenta de marfil se convierten en testigos directos de la vida y la cultura de los primeros europeos modernos.

Etiquetas
stats