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Pero, ¿qué quiere el PSOE?

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Lucía Muñoz Dalda

Diputada de Unidas Podemos por Baleares en el Congreso de los Diputados —

En un reciente artículo titulado 'La gran oportunidad', Pere Joan Pons Sampietro, siguiendo la línea de su partido, ha hecho un llamamiento a que la izquierda cumpla con su deber de dotar a España de un gobierno que, mediante políticas progresistas, dé satisfacción a “valores universales, desde la justicia social a la libertad, desde una sociedad abierta y cosmopolita y de Derechos Humanos fundamentales que hoy son universales”.

Además, formar gobierno se impone con singular urgencia, pues España se encuentra en peligro de caer en las manos de una extrema derecha análoga a la de Salvini, Orbán y Le Pen (“...que tanto recuerda a los años más oscuros y que hace tan poco desterramos de nuestra Europa”), merced a los cabildeos del PP y Ciudadanos. Si ocurriera tal cosa, parece razonar el diputado, quedaría frustrada toda esperanza de cumplir con aquel encomiable programa. Fórmese, pues, un gobierno de signo progresista, para lo cual es necesario encontrar “puntos de encuentro, que son muchos más que las divergencias”.

No sorprende ni la preocupación del diputado, pues hay que compartirla, ni tampoco que se incline, como respuesta, por un gobierno progresista: en lo esencial, estamos de acuerdo. Lo que resulta inexplicable es que Pere Joan, y el partido en favor del cual habla, se encuentren todavía, y ante lo acuciante de nuestros problemas, en el capítulo de las inclinaciones y las sugerencias. Bien sabemos Pere Joan y yo la facilidad de acordar un programa cuando existe voluntad de ejecutarlo conjuntamente mediante un gobierno de coalición, pues en nuestra tierra, las Illes Balears, ha sido posible. Por más que el diputado parezca olvidarlo, la principal fuerza política con la que el PSOE debe pactar para formar gobierno es Unidas Podemos porque, como bien apuntaba Javier Pérez Royo, “Pedro Sánchez necesita que su mayoría de investidura sea mayoría de gobierno”.

No hay modo de que la situación esté más clara, con lo que el lector del artículo de Pere Joan se sume en una divertida incredulidad, primero, y en un acongojado estupor, después, al reparar en que ni una sola vez se nombra a Unidas Podemos a lo largo de todo el texto. Quizá deberíamos entender que el PSOE ha decidido emplear con Unidas Podemos el lenguaje del flirteo, en el que puede proponerse algo a gritos sin necesidad de mencionarlo, al tiempo que mantiene una actitud sugerente con el Partido Popular y Ciudadanos pues asume con naturalidad la posibilidad de llegar a acuerdos en “políticas puntuales, o de Estado”.

Tal vez haya una manera de explicar esta desorientación del PSOE, aunque prefiero no pensar en ella. Prefiero no pensar que el PSOE está, en realidad, perfectamente orientado, pero no hacia la formación de un gobierno progresista que dé respuesta a tantos problemas, sino hacia desgastar a Unidas Podemos con la vista puesta en unas nuevas elecciones. Prefiero no pensar que el PSOE ha negado un gobierno al país creyendo que tiene la ocasión de subir las apuestas y desembarazarse de su socio prioritario. Prefiero no creer que la tardanza en abrir las negociaciones no eran más que tácticas dilatorias dirigidas a exasperar al electorado, preparando un estado de ánimo colectivo propicio para lanzar la consigna del voto útil ante la extrema dere- cha. Espero que el juego al que ha estado jugando el Presidente desde abril no sea el de preparar a la gente para unas nuevas elecciones, que, debido al (justificado) hartazgo de la población, haría mucho más probable que la extrema derecha entrase en el gobierno. Y espero de todo corazón que el artículo de Pere Joan no sea parte de esta estrategia.

Desde abril, España no ha tenido una gran oportunidad, sino muchas, en las que podría haberse llegado a un acuerdo para formar un gobierno progresista. Unidas Podemos ha demostrado reiteradamente su disposición a hacer renuncias y sacrificios para conseguirlo, y, por nosotros, esa oportunidad seguirá abierta hasta el último momento. Nuestro país, y el mundo, enfrentan demasiadas amenazas como para permitirnos un día más de inacción. Queremos ponernos a trabajar. Esperemos que el PSOE quiera lo mismo, y que esa manera de ignorar a Unidas Podemos no sea más que una manera torpe de ligar.

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