9 lugares que harán que quieras conocer Perú
Perú es Machu Picchu, sí, pero también es el lago Titicaca y las islas flotantes de los Uros, las líneas de Nazca, la gastronomía de Lima, la belleza de Maras y Moray, la “ciudad blanca” de Arequipa, la historia de Kuelap, el legado inca de Cuzco y el Valle Sagrado, el pasado preincaico de Trujillo… En definitiva, un sinfín de atractivos que justifican organizar un viaje a Perú cuanto antes.
Si quieres tener un buen primer contacto con Perú lo más aconsejable es disponer de al menos un par de semanas de tu tiempo e incluso así lo más probable es que cuando te vayas ya estés pensando en volver. Un país colorido, con una cultura apasionante, una naturaleza tanto selvática como desértica y una de las mejores gastronomías del mundo. Un país que cautiva a todos los viajeros, sin excepción.
1. Machu Picchu, la ciudad en las nubes
Si tienes que empezar por un sitio ese debería ser Machu Picchu. Ni que decir tiene que las ruinas de la ciudad sagrada de los Incas ocupan el número uno entre las visitas imprescindibles de Perú y es a su vez uno de los atractivos turísticos más importantes del mundo. Una obra maestra de la ingeniería anterior al siglo XV ubicada a 2.490 metros de altitud. Para visitar Machu Picchu la mejor opción es viajar hasta Cuzco, ir desde allí hasta el pueblo de Aguas Calientes y así poder subir en autobús hasta las ruinas. Las entradas se dividen en dos turnos (mañana y tarde) y su número es limitado, por lo que es recomendable reservarlas con antelación.
2. El lago Titicaca y las islas flotantes de los Uros
A una altitud de 3.812 metros el lago Titicaca es el lago navegable más alto del mundo y de sus más de 8.500 km2 el 56% pertenece a Perú y el restante 44% a Bolivia. Desde la localidad de Puno uno puede conocer al pueblo Uro que vive sobre sus aguas, una etnia que en su día se aventuró a vivir sobre islas flotantes para huir del dominio Inca. Los Uros se basan en la totora, una especie de junco acuático, para construir sus islas, sus casas y sus embarcaciones. Hoy reciben visitas turísticas para mostrar su forma de vida flotante.
3. Arequipa, la “Ciudad Blanca”
Arequipa se conoce como la “ciudad blanca” por el tono blanquecino de los sillares de piedra de sus construcciones. Rodeada de volcanes y bajo la atenta mirada del Misti, Arequipa cuenta con un centro histórico monumental plagado de museos y casas coloniales del que sería imperdonable perderse el Monasterio de Santa Catalina de Siena. Una ciudadela construida en el centro de la ciudad en 1579, como un pueblo aislado de todo lo demás, que invita a pasear por sus callejuelas al caer la tarde.
4. Cuzco y el Valle Sagrado
Cuzco es el punto de partida para visitar Machu Picchu, fue capital del Imperio Inca y el legado colonial español lo plagó de palacios e iglesias que hoy forman parte de su atractivo turístico. Desde aquí se pueden (y deben) visitar las ruinas incas más cercanas a la ciudad, como el Qoricancha, Sacsayhuaman, Qenqo, Puka Pukara y Tambomachay, pero también el Valle Sagrado con los espectaculares conjuntos arquitectónicos de Pisaq y Ollantaytambo.
5. El misterio de las líneas de Nazca
Aunque no se sabe a ciencia cierta, estas líneas dibujadas en la tierra son atribuidas al pueblo Nazca y corresponden a un periodo entre el s. I a.C y el VII d.C. En una superficie que ocupa unos 500 km2 se pueden distinguir hasta 800 figuras, donde algunas como el mono, el colibrí, la araña o el astronauta se han convertido en las más representativas. Para visitarlas lo mejor es viajar hasta Nazca y allí contratar un viaje en avioneta, la única manera de observar las figuras en todo su esplendor.
6. Lima y su gastronomía
Que uno de los grandes atractivos de Perú es su gastronomía no es ningún secreto y Lima, su capital, puede ser el lugar perfecto para degustar los platos de todo el país. No deberías perderte una buena causa limeña, un lomo saltado, un buen ceviche, una papa a la Huancaina, unos ricos anticuchos, un tradicional ají de gallina, un cau cau, un chupe de camarones, un rocoto relleno… y por supuesto un cuy, si no es que ya lo has probado antes en Arequipa.
7. Maras y Moray
En ocasiones se suelen incluir en las visitas del Valle Sagrado de Cuzco pero sin duda también merecen una visita aparte. El sitio arqueológico de Moray cuenta con diferentes terrenos concéntricos superpuestos en terrazas a diferentes alturas, como si fueran gradas, y su función se atribuye a la de ser un centro de investigación agrícola incaico pues cada terraza ofrece unas condiciones y una temperatura diferente. En Maras, a unos 7 km de allí, un manantial salino natural llena unos 3.000 pozos dispuestos en terraza para poder obtener con la evaporación del agua la famosa sal de Maras, reconocida en todo el país y fuera de él.
8. Kuelap, el otro Machu Picchu
Las ruinas de la ciudadela de Kuelap se encuentran al norte del país, cerca de la población de Chachapoyas, y son uno de los mejores ejemplos de la riqueza preincaica peruana. Kuelap se encuentra a unos 3.000 metros de altitud y pertenecen a un periodo que va del s. XI al XV d.C., una ciudad amurallada en cuyo interior encontramos viviendas y edificaciones ceremoniales. A comienzos de 2018 entró en funcionamiento un telecabina que facilita al turista la visita de este espectacular enclave a menudo comparado con el mismísimo Machu Picchu.
9. Trujillo y la cultura mochica
Trujillo es una ciudad costera del norte de Perú que atrae por la importante herencia española de su centro histórico y por los importantísimos complejos arqueológicos de períodos preincaicos. Son conocidas la Huaca del Dragón y la Hueca Esmeralda, pero sobre todo la Hueca del Sol y la Huaca de la Luna, las mejores representaciones de la cultura mochica de los siglos I a.C. al IX d.C. Una visita imprescindible para conocer la cultura menos conocida de del país, porque sí, Perú es Machu Picchu, pero como ves sus atractivos turísticos van mucho más allá del fascinante Imperio Inca.