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Podemos ante el abismo

Acto de Podemos en Vistalegre II

Rodolfo Irago

Este recién estrenado 2019 se puede acabar convirtiendo en el año de los sin complejos. Sin complejos gobierna Sánchez; sin complejos ha tomado Casado la Junta de Andalucía; sin complejos se desnudó Rivera hace un tiempo y sin complejos galopa Abascal a lomos de la extrema derecha.

En Podemos, Pablo Iglesias nunca ha tenido complejos y ahora, el último en sumarse a la ola ha sido Iñigo Errejón que, en un golpe de guion inesperado, se ha liado la manta a la cabeza con Carmena dejando de lado las siglas del partido que fundó. Errejón era el candidato elegido en primarias por Unidos Podemos a la presidencia de la Comunidad, pero ahora será el número uno de Más Madrid con la bendición de la alcaldesa y el rechinar de dientes de Pablo Iglesias, a quien el bombazo ha pillado de baja por paternidad.

Era evidente que las posibilidades de Errejón de levantar su campaña y lograr un buen resultado pasaban por ir del brazo de Carmena, que reina en la izquierda madrileña por encima de las batallas partidistas, pero hacerlo sin ni siquiera consultar a su partido ha sido muy arriesgado.

La decisión es electoralmente inteligente y hábil, aunque se entiende el profundo malestar en la dirección de Podemos porque Errejón les llamó en el último minuto. Es decir, como hacen los rivales internos en casi todos los partidos, preparan sus maniobras sin avisar al de enfrente. Una prueba más de que 5 años después de su creación, Podemos es ya uno de los nuestros.

Errejón ha actuado por su cuenta e Iglesias ha reaccionado haciendo lo mismo porque sin que se haya reunido órgano alguno de la formación, al menos que se sepa, ha comunicado a las bases por audio y por escrito que Errejón está fuera del partido y que presentarán candidatura propia en la Comunidad de Madrid.

Vamos, que Podemos se ha roto del todo salvo que Iglesias y su equipo analicen con un poco más de calma la situación. Deberían tener claro que provocar un cisma definitivo y presentarse por separado es suicida. Si se pierde la alcaldía de la capital, se buscarán culpables y nadie saldrá bien.

Eso sí; es legítimo preguntarse si esta apuesta es solo coyuntural para las elecciones de mayo o si Errejón está lanzando un nuevo espacio político de izquierdas más allá de Podemos y del PSOE. Iglesias, que seguramente es el que mejor lo conoce, tiene claro que es lo segundo y por eso lo quiere poner fuera.

El tique Carmena-Errejón era muy potente e iba a arrastrar mucho voto de todos los sectores de la izquierda madrileña, pero una ruptura a cuatro meses de las urnas puede tener consecuencias imprevisibles; incluso para que provoque un último movimiento sin complejos, el de la candidatura del PSOE a la alcaldía de Madrid. No se alejen de la pantalla.

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