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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

Más y mejor Unión Europea

Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort.

Josep Maria Lloveras y Víctor Pou

Es frecuente leer en los últimos tiempos opiniones de acreditados analistas según las cuales lo que la Unión Europea necesita para superar sus problemas actuales no es más Europa, sino mejor Europa. A su juicio, se ha ido demasiado lejos en la integración europea y pensar en unos Estados Unidos de Europa es pura fantasía. Recomiendan, por el contrario, menos Europa y la restitución de competencias comunitarias hacia instancias estatales. Concluyen que hay que disminuir la intensidad de la integración europea y empoderar de manera conveniente a los Estados.

¿Se trata tal vez de un reflejo defensivo ante los sobresaltos del Brexit y del presidente de EEUU, Donald Trump? Por nuestra parte, no podemos estar de acuerdo con la exclusión de más Europa como solución para superar muchas de las dificultades que estamos conociendo y creemos que hay evidencias que lo desmienten.

Pensemos, por ejemplo, en las principales crisis todavía no superadas: la del euro, la de los refugiados y la amenaza terrorista. Es fácil culpabilizar a la UE, en especial porque no queda claro a quién se acusa en concreto. La crisis del euro ha puesto en evidencia que hemos creado una moneda común, pero estamos todavía construyendo la unión bancaria y nos hallamos aún lejos de la unión económica y más de la fiscal. Las políticas nacionales se hacen en clave nacional; nadie es responsable de la posición fiscal global de la UE o de su reparto por países. No hay mecanismos presupuestarios a escala europea para compartir riesgos y responder a la crisis.

No es casual que la institución que se ha demostrado más eficaz para paliar los efectos de la crisis del euro haya sido el Banco Central Europeo, el único organismo de naturaleza federal del que disponemos. Ante la crisis de los refugiados, la UE no cuenta con poderes en materia de admisiones, asilo, reparto de cargas o control efectivo de las fronteras exteriores. La lucha contra el terrorismo internacional sufre la debilidad de medios a nivel de la UE y la exigencia de unanimidad para adoptar decisiones en política exterior y de seguridad.

Ante tales realidades, no es de recibo culpabilizar a la UE de no resolver las tres crisis mencionadas cuando han sido los Estados miembros los que no han querido dotarla de capacidad jurídica ni de los instrumentos necesarios para resolverlas. ¿O tal vez cuando denunciamos a la UE nos estamos refiriendo sin querer nombrarlos a nuestros propios Estados, en la medida que no aceptan la cesión de soberanía indispensable para encontrar soluciones? Lo que se necesita para resolver las tres crisis mencionadas es precisamente más Europa.

Adhesión ciudadana

Además de las tres crisis anteriores, existen otros ámbitos en los que se necesita más Europa porque los Estados por sí solos no los pueden abordar con eficacia. El expresidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, los ha definido, acertadamente cuando escribe en Europa: la última oportunidad: “Necesitamos más Europa en cuestiones comerciales y monetarias, en la política económica y financiera, en la que concierne al medio ambiente y las migraciones, en la preservación de nuestros sistemas de seguridad social y en política exterior y de defensa”. Podríamos añadir la política en materia de energía.

Ahora bien, profundizar hacia más Europa requiere la indispensable adhesión de la ciudadanía y por ello estamos plenamente de acuerdo con aquellos analistas en cuanto a la necesidad de una mejor Europa. De nuevo creemos que Martin Schultz da en el clavo cuando escribe: “Para hacer más Europa, tendremos que dotar con mucha mayor eficiencia la estructura de la UE”. Pensamos que se necesita una UE efectivamente mejor, más flexible, que aplique convenientemente el principio de subsidiariedad a través de la adopción de decisiones al nivel que corresponda —europeo, estatal o regional— para alcanzar una mejor eficacia. Hay que acercar las instituciones a los ciudadanos, hacerlas más transparentes, recuperar su legitimidad. Hay que trasladar al ámbito europeo el modelo de división de poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

La Comisión Europea debe convertirse en un verdadero gobierno, el Parlamento Europeo en una verdadera asamblea con derecho de iniciativa y control del Ejecutivo, y el Consejo debe convertirse en una segunda cámara de representación territorial de los Estados miembros. Estamos lejos de todo ello. El déficit democrático y de efectividad de las instituciones es patente. No es de extrañar que a muchos las decisiones europeas les resulten incomprensibles y a menudo alejadas de sus propios anhelos, pensamientos y referencias vitales.

A la vista de todo lo anterior, nuestra conclusión es que, para hacer frente a los problemas actuales de la UE, hace falta no solamente más Europa, sino también una mejor Europa. El Brexit y el fenómeno Trump refuerzan aún más esta conclusión y abren una oportunidad única para avanzar en esta dirección.

Josep Maria Lloveras y Víctor Pou son exfuncionarios de la Comisión Europea.

[Este artículo ha sido publicado en el número de febrero de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

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