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Amos Gitai: “Netanyahu, como hizo Thatcher, ha inventado una identidad nacional nueva”

Amos Gitai.

Amalia Bulnes

A la política “sincera, abierta, solidaria” que puso en práctica el gobierno de Isaac Rabin en el Estado de Israel, le ha sucedido un tiempo de políticas “desmemoriadas, manipuladoras, habilidosas para crear cizaña entre grupos enfrentados”. Así define el cineasta e intelectual israelí Amos Gitai el actual gobierno de su país, presidido por el conservador Benjamin Netanyahu, a quien el creador ha comparado en Sevilla con la política británica Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, quien “como Netanyahu o, para que les sea más cercano, como Franco, han tenido la habilidad de, desgraciadamente, dar forma a la identidad nacional de un país. Thatcher anuló todos los logros sociales y socialistas de la Inglaterra inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial; al igual que Franco aniquiló los progresos de la España de la República... Netanyahu ha sabido destruir las conquistas de Isaac Rabin y, es una pena, pero dejará su legado”.

A pesar de su desgana ante los medios, de su discurso parco y a ratos hostil -llegó a contestar con monosílabos a los periodistas en varias ocasiones-, no se le puede acusar a Amos Gitai, uno de los intelectuales israelíes más aclamados en el mundo (a quien le han dedicado retrospectivas el MOMA de Nueva York, el Reina Sofía en España, y el Pompidou en París, entre otros) de tibieza alguna en sus posicionamientos políticos.

Estas declaraciones, entresacadas de un aún más férreo discurso de apoyo a las libertades y denuncia de la situación de retroceso y las políticas “reaccionarias” actuales de su país, se han realizado en la presentación de Rabin, the last day, la última película de Amos Gitai, que compite en el Festival de Cine Europeo de Sevilla dentro de su Sección Oficial y en la que hace una impresionante y estremecedora revisión de los acontecimientos que desencadenaron el asesinato del líder Isaac Rabin a manos de un activista de extrema derecha en 1995, hace justo ahora veinte años.

“El cine no es la mejor arma para cambiar la realidad. En esta película comprobamos que la realidad la cambian tres disparos en el pecho, y no la cultura. Pero al menos, debe servir para posicionarse y confrontar los hechos. El cine es un compromiso y esta película, un gesto cívico”. Así define Amos Gitai Rabin, the last day que, además de manifiesto político, es también un largometraje de enorme intensidad dramática y profunda carga emocional, con una tensión narrativa mantenida a lo largo de los 153 minutos de metraje que no deja resuello al espectador. Una película que, exigiendo un ejercicio intelectual al público, no deja en momento alguno de apelar a los sentimientos y las emociones.

Antes de su estreno en Sevilla, la cinta tuvo una première extraordinaria en Tel Aviv, el pasado 4 de noviembre, coincidiendo exactamente con el vigésimo aniversario del magnicidio. “Elegimos el auditorio de mayor capacidad en la ciudad, sede de la Orquesta Filarmónica de Tel Aviv, y la reacción fue fortísima. Acudieron representantes de casi todos los partidos políticos, asistió Simon Peres (ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Rabin en el momento de su muerte)... Netanyahu no. Él no vino”, dijo sarcásticamente.

La película que pudieron ver mandatarios y sociedad israelí en general está compuesta por un 10% de imágenes documentales de archivo, y un 90% de ficción -“reconstrucción de los hechos más bien, porque no hay absolutamente nada inventado”, matizó Gitai- en torno a la comisión de investigación del asesinato que se creó posteriormente al crimen. Con un tono de thriller muy bien dirigido, una tensión dramática similar a películas como JFK y Vencedores o vencidos, esta película sin embargo, “no ha buscado inspiraciones o referencias en el cine, en otras películas o creaciones que puedan resultar similares”.

La película, en realidad, quiere ser un documento histórico y político “del conflicto más complejo que existe en el panorama internacional”, en el que, a pesar de su firme posicionamiento, “no se presenta a nadie de manera angelical”. Es más, al final de la proyección, el espectador sale de la sala mascullando la idea de que existen fuerzas estables a ambos lados de la contienda que no quieren la paz, una idea que ha sido confirmada por el autor de la película.

Aun así, Amos Gitai se muestra esperanzado en el futuro... Justo el día anterior, antes de viajar a Sevilla, el israelí paseaba por las galerías del Museo Reina Sofía de Madrid, hasta que se topó con el Guernica de Picasso. “Ver este cuadro impresionante me llevó a una reflexión: parece que este país aún anda a gatas en cuanto a madurez democrática, y sin embargo, el museo contemporáneo más importante de la que, tampoco hace mucho tiempo, fue la capital de un gobierno fascista, cuelga este cuadro-denuncia de Picasso y no un retrato de Franco. Hay esperanza, pues, y además es necesaria para inyectarle energía a la realidad”, sentenció.

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