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Cádiz, la ciudad despoblada

Puerta de Tierra, Cádiz.

Francisco J. Jiménez

“Nuestra idea es volver algún día a Cádiz, pero no parece fácil que pueda suceder porque lo primero es tener una forma de ganarse la vida”. Son palabras de Carlos Domínguez, un ingeniero que se tuvo que marcharse a Indonesia para buscar trabajo y que ahora está en Madrid. Es sólo un ejemplo de lo que le viene sucediendo a Cádiz desde hace más de diez años. La población baja, sobre todo la de los jóvenes, por varios motivos.

La provincia de Cádiz presenta una particularidad que la diferencia de otras. La capital, Cádiz, no es la ciudad con mayor población. Hasta hace poco era una localidad, Jerez, la que la superaba en el apartado demográfico. Pero ahora, según los últimos datos del padrón, también Algeciras está por encima en el número de habitantes.

Cabe preguntarse la razón por la que en las últimas décadas han sido tantos los gaditanos que han abandonado la ciudad para encontrar acomodo en localidades cercanas. Es evidente que el problema de suelo que hay en la capital ha provocado que las viviendas sean más caras y que sean muchos los ciudadanos que han dado el paso de mudarse a Puerto Real o San Fernando, las poblaciones más próximas. Pero puede haber más motivos para tratar esta continua migración.

Los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) dicen que la población de Cádiz es actualmente de 123.225 personas, mientras que Jerez está ya en las 212.226. Algeciras ha ido progresando en los últimos años y ya está en casi 126.000, lo que supone superar por vez primera a la capital. Nada que ver con lo que sucedía a finales de los años setenta, cuando Cádiz podía presumir de contar con unos 157.000 habitantes. En estos 25 años la progresión ha sido inversa a la de Jerez y Algeciras, aunque en el caso de la localidad del Campo de Gibraltar el gran avance se ha producido recientemente.

Según varios estudios demográficos realizados por la UCA (Universidad de Cádiz), las causas están analizadas por la peculiar geofrafía de Cádiz, que no dispone de término municipal apenas. De los 12,5 km cuadrados del término, entre Parque Natural (salinas y marismas que son la mitad), servidumbres al Puerto, la Zona Franca y Astilleros, la superficie habitable es de apenas 2,5 kilómetros cuadrados, dándose una densidad muy superior a cualquier capital española o europea. Los jóvenes que, como en toda Andalucía aspiran a independizarse, comienzan en las afueras de las ciudades pues los centros tienen unas viviendas de mayor precio.

Mientras que en cualquier ciudad irse 10 kilómetros fuera del centro sigue contando en el término municipal, en Cádiz al cruzar el puente Carranza la barriada del Río San Pedro ya le cuenta a Puerto Real. Allí hay miles de gaditanos que hacen la vida en Cádiz y no pisan Puerto Real para nada pero no cuentan como habitantes de la capital. Lo mismo pasa con Camposoto en San Fernando. Ambos, Camposoto y Río San Pedro, están mucho más cerca de Cádiz que cualquier barrio de Sevilla de las murallas de la Macarena, por poner un ejemplo.

En San Fernando hay una barriada, Camposoto, que es llamada ‘el Cádiz chico’. Eva López, gaditana de 38 años, vive allí desde ocho años y tiene claro que el motivo fue que “cuando empecé a buscar casa con mi marido, los precios de Cádiz eran prohibitivos. Al final decidimos que era mejor vivir fuera pero en mejores condiciones, pensando sobre todo en el futuro. Ahora estamos empadronados en San Fernando y sabemos que el dinero de nuestros impuestos se emplea en mejorar nuestra zona. Aquí se vive muy a gusto y encontrar algo así en Cádiz es complicado, por mucho que ahora hayan bajado los precios”.

En este apartado hay que hablar de la población flotante, que se calcula en Cádiz en torno a las 80.000 personas, incluyendo a los que van diariamente a trabajar, estudiar o de turismo. Esas cifras bajan considerablemente en Jerez o Algeciras, que no cuentan con la influencia de la capital, aunque la pujanza de Jerez en el apartado comercial ha hecho que sean muchos los gaditanos que la visitan para disfrutar de centros comerciales o grandes superficies que no están en ningún otro punto de la provincia.

Y otra consecuencia de la marcha de la gente joven de Cádiz es el envejecimiento inevitable de la media en su población. Han sido varios los centros educativos que han cerrado en los últimos años y también los bares orientados a una clientela joven. Según las cifras que se manejan oficialmente, la ciudad ha perdido el 45% de sus jóvenes en menos de dos décadas. Esto supone que aumenten los costes sociales y que se pierda fuerza en el comercio local porque queda una población mayor y con menor poder adquisitivo.

 Carlos Domínguez comenta que “el 90 por ciento de los ingenieros de mi generación tuvimos que irnos de Cádiz por la falta de trabajo. No es un problema sólo de Cádiz, está claro, pero es una pena”.

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