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El Falla sigue siendo la casa de la crítica: 'Los muertos de Rajoy'

Rajoy

Francisco J. Jiménez

Cuando se ha cumplido una semana desde que comenzara el Consurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (COAC) se puede llegar a la conclusión de que en esta edición sigue vivo el sentido crítico de la fiesta. A pesar de que en muchas ocasiones se cae en el error de abusar de las letras mirándose al ombligo y haciendo continuas referencias a autores y al propio concurso, en general se detecta una sensibilidad que salvaguarda ese objetivo de ir contra lo establecido a través de la copla.

Todavía no se han subido a las tablas del Gran Teatro Falla los pesos pesados en las distintas modalidades y hay que tener en cuenta que, al tratarse de una competición, normalmente los autores se guardan las mejores letras para cuando el concurso ya está más avanzado. Ahora no muestran sus mejores cartas, pero ya se percibe cuáles son las agrupaciones que llegan con espíritu crítico y las que sólo buscan el aplauso fácil a través de un contenido más frívolo.

Ya se pueden mostrar algunos ejemplos de este termómetro del hartazgo social que es el Carnaval de Cádiz. A buen seguro que el nombre más llamativo de esta edición es el de la comparsa gaditana 'Los muertos de Rajoy', cuyo autor es José Antonio Valdivia Bosh, un veterano en estas lides. El tipo, disfraz para los no iniciados, representa a unos parados zombies. Es decir, que viene a ser una metáfora del sector obrero que ha sido aniquilado por la política del presidente del Gobierno.

En su denso repertorio, donde no faltan acusaciones de todo tipo, se refleja una idea clara: “Tú que mientes más que hablas, tus promesas me resbalan, yo no me dejo engañar”. Y en uno de sus pasodobles hace hincapié en lo que el autor considera que es la hora de ruta del partido en el poder: “Lo tuyo está muy claro, pa ti el bienestar nace con lo privado. Educación privada, sanidad privada, justicia privada. Dinero pa los banqueros, pa ustedes los sobrecitos, vaya mancha de rateros. De lo que nos prometiste no has cumplido casi na, España es cachondeo pa los demás. Cambias a jueces, malditos amaños, pa que algunos sigan robando”.

Y el estribillo, la pieza con la que se remata el cuplé y que en muchos casos es la seña de identidad de cada agrupación, ya ha sido cantado por el público del Falla por ser pegadizo. “Si también estás parado y no tienes pa vivir, si pensar en el futuro no te deja ni dormir, olvídate del mañana y piensa en hoy, y vente a pasarlo bien con los muertos de Rajoy”.

Los portuenses de 'Komando Kateto', una comparsa compuesta por jóvenes carnavaleros, se han significado por tener sensibilidad con un tema pocas veces tocado como es el de la educación. “La educación es un derecho, que se defiende y que no se vende, antes de que se duerman tus sentíos y antes de que esté todo perdío, échate a la calle y que nadie te pare preparando la revolución. No recortes mis estudios, no juegues con mi futuro, no se toca mi ilusión”, cantan en su presentación.

Pero el plato fuerte de su repertorio está en un pasodoble dedicado a la ley del aborto de Gallardón, con un final sin contemplaciones: “La primera muñeca que tuve fue un bebé que decía mamá, la cuidaba, le echaba perfume, me perdía en sus ojos azules para jugar. Así fue hasta que con el paso del tiempo la dejé en un esquina abandonada, y aprendí que no debe ser así, pa qué la tengo si no sé cuidarla. Ahora soy mujer y hace casi un mes quedé embarazada. Sé que no puedo luchar por lo que hay en mi vientre porque esto no es juego ni él un juguete. Reclamo mi derecho a abortar sin el consenso del congreso ni del clero. Sepa usted y su partido que dar la vida no es juego y quien decide es la mujer. Qué pena que cuando nacieron sus madres no fueron las que decidieron echarle valor y hubieran cerrado las piernas”.

También hay lugar en el concurso para reivindicaciones que tienen que ver más con lo autonómico, con ese sentimiento nacionalista bien entendido que es reclamado por algunas agrupaciones de manera puntual. En este caso, la comparsa de Sevilla 'Andalucía 3.0. Los visitantes' hace alusión al daño que ha hecho a esta región el PSOE con la trama de los ERE de fondo: “Para que nadie olvide los años que lleva sufriendo el obrero por culpa de ese partido que un día fue obrero y se le olvidó. Ya son más de 30 años de un socialismo embustero que cambió cuadros por corbatas, personas por ratas para gobernar y a mi vieja Andalucía, tan maltratada y vencida, consiguieron engañar. ¿Cómo pude un partido social y de izquierdas habernos robado, no sólo el pan al obrero, sino también el dinero a los parados?. Encima su sindicato mandó a cuatro gatos a insultar a una juez. Y ahí siguen en la brecha metiéndonos miedo de que viene la derecha. Ay, pobre andaluz, despierta de una vez que cuando tomes la riendas, izquierda o derecha, será andaluz el que tenga el poder”.

La comparsa 'Los chicos del tejado', de Cádiz, dieron un paso más y se presentaron en un momento de su actuación acompañados en el escenario por obreros de Navantia y pancartas reclamando esa carga de trabajo que tanto se anhela. Una letra muy sentida que caló en el público: “Si luchar por un trabajo y por el pan de tus hijos es ser terrorista, si es de delincuente tirar cuatro piedras para buscarse el pan, entonces lo tengo claro, su señoría, yo soy otro criminal. Estamos hartos de mendigarle cargas de trabajo a unos cabrones que se han empañado en darle muerte a nuestra naval, a una Bahía que está padeciendo los intereses de un puto gobierno que sólo está pendiente de privatizar. Pero qué se puede esperar de unos políticos si ya demostró la Teo que en el mismo congreso se puede vender un pueblo por 30 sucias monedas. Cuando en el puente ya no queden más bidones que quemar, cuando mi voz y mi rojo corazón den la guerra por perdida, los gaditanos podrán llegar a su casa para tomar su comida, pero pobre del futuro que le espera a los suyos si muere mi Bahía”.

Ejemplos de una conciencia que sigue viva, a pesar de las polémicas internas y de la intrahistoria doméstica de un concurso que ha provocado, por sus premios, que algunos autores pierdan el norte de lo que debe ser el auténtico fin de esta fiesta.

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