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CRÍTICA

'FIFA 18': un partido de trámite pensando en la temporada que viene

David Sarabia

FIFA 18 podría ser FIFA 17, pero no FIFA 16. El salto de calidad implementado el año pasado con el motor gráfico Frostbite es una delicia nunca antes vista en la saga, sin duda, el manantial del que bebe la franquicia por ahora y, esperemos, por muchos años en el futuro. Hay vida para largo, pero para triunfar no vale solo con ser guapo de cara.

FIFA 17 fue todo lo nuevo: Alex Hunter en The Journey (El Camino), el Modo Carrera, los ajustes de jugabilidad, en Ultimate Team, el ya mencionado motor gráfico... Así que todo hacía presagiar que este año sería el de la transición, el de parar para contemplar el camino recorrido y tomar aire para lo que queda por delante. Por eso, quien esperase fuegos artificiales y cohetes se ha equivocado: FIFA 18 es todo lo que ya era FIFA 17 y algo más. Pequeño, tierno, corto. Como una brizna de césped.

Antes de nada, decir que este es el juego con más estadios de la saga. Son 50 reales y 30 inventados, entre los que ya no está el Vicente Calderón pero sí el Wanda Metropolitano, todos los de la Premier League, alguno (cinco para ser exactos) del Calcio A y más de Alemania, Japón y Arabia Saudí. El tema de las licencias siempre es complicado (se trata, básicamente, de ver quien paga más por tener las réplicas reales de los escudos y las equipaciones en su juego) y EA Sports siempre fue el rey.

Jugabilidad: claro que sí guapi

En Konami, la competencia, los desarrolladores del Pro Evolution Soccer saben que uno de los pocos factores diferenciadores entre un juego y otro siempre fueron las licencias. Porque en el apartado gráfico poco tienen que envidarse: quizá la estética un poco más cartoon y menos realista la tenga el juego del estudio japonés, pero ya se sabe que va en gustos.

FIFA 18 viene con nuevos ajustes de jugabilidad que pasan más por el toque que por el regate. El año pasado era casi condición sine qua non hacer filigranas para llegar hasta el campo del rival y marcar gol. Este, los chicos de EA Sports han relajado bastante la exigencia y prácticamente todo el peso se lo otorgan al gatillo, al L2. Pero ojo, porque sin una buena gestión del timing por parte del jugador (esto es, saber cuando girar, volver, darse la vuelta, pasar, proteger, etcétera), esto importará poco.

La IA del rival ha sido tremendamente mejorada. Una reivindicación que los fans llevaban tiempo pidiendo. En FIFA 18, como en la vida real, no es lo mismo jugar contra el Real Madrid que contra LA Galaxy. Las animaciones son nuevas y fluidas, los jugadores corren como personas (no como entes con una zanahoria entre los ojos) y los bajitos son ágiles y rápidos y los altos, lentos y toscos. Esto puede cambiar porque dependiendo de la complexión física del jugador, hay hasta seis tipos diferentes de animaciones y el bajito-ágil puede no ser rápido y el alto-lento puede sorprender.

Por cierto que el sistema cuerpo a cuerpo se ha mejorado bastante. Otra cosa es que Cristiano Ronaldo corra como el verdadero CR7 y Griezmann se mueva en el campo como tal. Detalles que ayudan pero no contentan del todo. Como que el sistema de pases sea parecido pero no igual (más exigente), el tiro de calidad ya no sea tan infalible y, en general, sea más difícil marcar gol y defender. Sobre todo defender.

Un dato: los porteros la lían. Se meten goles en propia puerta, no reaccionan a tiempo o no ponen la mano tan dura como deberían. Lo de los árbitros es mejor dejarlo a un lado: faltas incompresibles y penaltis inventados no ayudan a templar los nervios del jugador, ya sea de online o de offline. Terminamos el apartado de jugabilidad recordando que ahora se pueden hacer cambios rápidos de jugador cuando el balón se ha ido fuera de banda, manteniendo el R2 pulsado. Útil, sencillo y necesario.

Modos de juego y miscelánea

Si algo consiguió EA Sports el año pasado con la inclusión del modo The Journey es haber creado una comunidad de fans tan rica e ilusionada por el juego como la de Ultimate Team. El modo Carrera, mejorado, hará las delicias de los nostálgicos del Championship Manager. Y las leyendas (Ferdinand, Ronaldinho, Pelé, Maradona...) vienen por fin a satisfacer el complejo de inferioridad que los jugadores de online tenían respecto a los de Xbox. Pero hablemos de Alex Hunter.

Hunter es un chico de barrio británico que empezó jugando al fútbol en el equipo de sus sueños para después dar el salto a la Premier League, todo esto mientras tú manejas los hilos. En FIFA 18 podemos seguir jugando con nuestro Hunter (a partir de la misma media y atributos con que lo dejamos) o empezar de cero. La mecánica general seguirá siendo la misma que la del año pasado (entrenamiento-cinemática-partido-cinemática-entrenamiento-y así sucesivamente) y, en tres palabras, la historia sigue. No seremos nosotros quien la destripe. Eso sí, ahora Hunter parece que se viste, tatúa y cambia el estilo de su pelo en el vestidor de una tienda de Liberty City (GTA V).

Había también curiosidad por saber si EA se habría aventurado a crear un modo de juego nuevo o no. Y lo ha hecho. Se llama Squad Battle y es offline, aunque se valga precisamente del online para “capturar” los equipos contra los que jugaremos. Funciona de forma parecida a Fut Champions (el modo “gana todos los partidos que puedas en tres días”) aunque no igual, ya que va por semanas: seleccionas un rival, el grado de dificultad y a jugar contra la IA. A medida que ganemos partidos iremos consiguiendo monedas y recompensas que, esta vez sí, gastar en Ultimate Team. También hay recompensas diarias.

Y terminamos con la niña bonita de EA Sports. Lo que más dinero le da (1.300 millones de dólares en 2015) y lo que más alegrías (y decepciones) reporta a los jugadores. Ultimate Team sigue al 99% igual que el año pasado, pero ¿a quién le importa? El modo de los sobres, las cartas especiales y la química solo ha añadido los objetivos diarios a su abanico de opciones. Añadir que el sistema de matchmaking se ha mejorado levemente (un poco más rápido) y, en general, las transiciones entre menús parecen haber ganado unas décimas de segundo.

Sobre el apartado gráfico y las luces hay que resaltar que no son todo lo buenas que deberían ser: es difícil explicar esto porque a veces, el juego parece muy oscuro y ni la luz del día lo aclara. Otras, el exceso de brillo hace difícil incluso distinguir las camisetas (sobre todo si son verde-azul o amarillo). Descubrimos también un ligero clipping en algunas celebraciones después de marcar, atravesando las vallas publicitarias por ejemplo o al abrazarse entre sí los jugadores. Pero son cosas secundarias que probablemente se arreglen con parches en el futuro.

Aunque la mayoría de las caras de los jugadores más famosos sí están hechas, faltan algunas de forma incomprensible (¿Dónde está la de Marco Asensio?). Las expresiones faciales hacen parecer a los jugadores cubitos de hielo, ya que son bastante malas y escasas. Todo lo contrario que el público, ostensiblemente mejorado y que aporta una sensación de inmersión genial, como los estadios. Este quizá haya sido el mejor gol de FIFA 18.

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