Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Los tweets del pianista turco

El pianista turco Fazil Say. Fotografía tomada de su web

Leila Nachawati

Fazil Say, reconocido compositor y pianista turco, fue condenado el 15 de abril por “comportamiento y lenguaje blasfemo” después de publicar en su perfil de Twitter unos mensajes en los que citaba al poeta, filósofo y matemático persa Omar Jayam. “Decís que hay ríos de vino en el Paraíso, ¿es acaso el Paraíso una taberna para vosotros?”, reza uno de los conocidos versos de Khayam de los que Say se hizo eco.

Citar a Omar Jayam es común en Turquía. Al anunciarse la sentencia contra Say el 15 de abril, cientos de usuarios de fuera y dentro del país compartieron versos del poeta en twiter en solidaridad con el pianista.

El propio Say valoraba así la sentencia:

“Lamento mucho lo que esto supone para mí y para mi país. Me decepcionan enormemente las restricciones a la libertad de expresión y de pensamiento en Turquía”

Para Andrew Gardner, responsable de Amnistía Internacional Turquía, no se trata tanto de expresar opiniones religiosas o seculares como de mostrar disconformidad con las políticas del partido que gobierna. La socióloga turca Zeynep Tufecki está de acuerdo. En entrevista para Eldiario.es, explica:

“En Turquía se hacen comentarios parecidos al de Say continuamente. Sólo con revisar los mensajes de usuarios turcos de Twitter se encuentra uno comentarios mucho más duros que el de Say. Pero Say es conocido por sus fuertes críticas al partido del Gobierno, y a Erdogan en concreto”.

Para poder aplicar una pena mayor, las autoridades turcas han recurrido a categorizar Twitter como publicación. En el sistema legal turco, el delito de difamación se considera más grave si se hace a través de una “publicación”, que hasta ahora incluía las declaraciones escritas o televisadas. Al incluir en esta categoría mensajes online como los compartidos a través de redes sociales, se abre la veda al recrudecimiento de los castigos contra cualquier usuario que pueda realizar un comentario que el Gobierno considere ofensivo. De este modo, la sentencia inicial de ocho meses de prisión para Say por “cometer e insistir en cometer un delito” se convirtió en 5 años al categorizarse su difamación como una “publicación”.

Tras anunciarse la sentencia, el ingreso en prisión de Say fue supendido, a cambio de 5 años bajo supervisión en los que las autoridades se asegurarían de que no volviese a cometer un delito similar. Suena a toque de atención y a intento de sentar un precedente. Una advertencia al compositor y a cualquiera que pretenda explorar los límites de la libertad de expresión en el país.

Etiquetas
stats