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Quién es Massoud Zandi, el empresario iraní clave en la petrolera participada por Juan Luis Cebrián

El empresario iraní Massoud Zandi.

Belén Carreño

Un ingeniero iraní tuvo una idea. Una máquina de vending que permitiera, casi al instante, disfrutar de una jugosa pizza caliente en la oficina, la estación de autobuses o la cantina de la Universidad. Era el año 1998 y la idea quedó grabada en el registro de patentes de Estados Unidos. El inventor: Massoud Zandi Goharrizi.

La ingeniosa idea de Zandi tuvo la suerte necesaria para que lo que podía sonar a locura tuviera financiación empresarial. El iraní coincidía a menudo con el millonario cubano Leopoldo Fernández-Pujals, en aquel momento máximo accionista de Telepizza. La idea, de difícil ejecución le sedujo y juntos montaron una empresa de Vending de pizzas que estaba llamada a revolucionar el mercado. Apenas seis meses después de anunciar su aventura, los socios acabaron a la gresca, anticipio de los idilios empresariales que tendría Zandi en el futuro. La idea resultó un fiasco después de invertir por parte de la empresa cientos de millones de pesetas de la época.

El vending pizzero resultó un agujero negro, uno más de los que terminó lastrando la compañía. Pujals se fue en el momento justo con 49.000 millones de pesetas en el bolsillo. La gestión nunca remontó y la sociedad se excluyó de bolsa en marzo de 2007, aunque, precisamente ayer, saltó de nuevo al parqué.

Pero si para Telepizza fue un fiasco, tal y como aseguran fuentes de la propia compañía, para el iraní no lo fue menos y quedó prácticamente arruinado. Le salvó el dinero de su familia política, un puntal clave en los negocios del empresario. Zandi procedía de una familia adinerada durante el régimen del Sha de Persia, con su padre como ministro de Transportes. Pero la caída del régimen dejó a su familia prácticamente sin recursos. Un afortunado matrimonio con una española puso el puente de plata al empresario en sus negocios en España.

Zandi se concentró entonces en lo que mejor sabía hacer, habida cuenta de que la invención no le daría de comer. Su papel de comisionista que le llevó a ser una figura transversal en los pequeños escándalos financieros de la época. Fuentes próximas al empresario en los noventa aseguran que se forjó la fama como fontanero con la familia de Ruiz Mateos. Su faceta como comisionista quedó reflejada poco después en el caso Gescartera. El iraní resultó ser una de las piezas claves del escándalo, con una sociedad en la que participaban tanto la hija del presidente de la CNMV como Antonio Camacho, el dueño de la agencia de valores que hizo desaparecer 80 millones de euros. La empresa que vehiculaba estas relaciones era Golden Vending, la misma que Zandi había creado para ingresar los beneficios de su frustrado invento de pizzas y que se quedó como sociedad española de referencia para el emprendedor.

Fletando aviones o vendiendo Mercedes

Varios asuntos que se ventilaron en el caso dan buena cuenta del tipo de conseguidor que era Zandi. Se le atribuyó fletar a París un vuelo para 13 personas para asistir a la final de la Liga de Campeones. Zandi lo negó. También se le puso en el centro de una cita en el Hotel Villamagna destinada a pensar como repatriar el dinero desaparecido de los inversores de Gescartera. Algo que también negó el iraní. Además en la declaración del juicio, Zandi aseguró que su relación con Camacho se limitaba a la venta de un “coche de capricho”, Mercedes CLK 320, por 12 millones de pesetas en 2000.

Las fuentes de la época aseguran que a Zandi le encantaba pasearse con el Mercedes descapotable por Madrid. Su alto tren de vida tenía como centro de operaciones su lujoso chalet de La Finca y los salones del Hotel Villamagna. Padre de gemelos, frecuentaba la noche madrileña, participando también de un restaurante y una discoteca.

Alrededor del caso Gescartera, Zandi forjó nuevas amistades que le acompañaron en su vida de negocios. Alberto Cortina, entonces presidente del Banco Zaragozano, era el “canalizador” de la venta de Gescartera, gracias a la mediación de Zandi, según aseguró en 2007 la abogada de Camacho.

Pero con Cortina acabó muy mal también con el iraní al quedar atrapado en la aventura minera de SP Mining, una compañía que pretendía explotar yacimientos en el Chad y que según El Confidencial ha acabado en quiebra con los Albertos reclamando 18 millones de euros.

Según las amistades con las que Zandi se movía en aquellos años, ya frecuentaba el círculo de Juan Luis Cebrián al que conocía perfectamente. También había trabado amistad con Felipe González, al que intermedió, algunos años después en un viajé a Irán que causó estupefacción en los círculos políticos. La versión oficial fue que González fue a “agotar el diálogo” con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, para evitar el bloqueo por el programa nuclear. Las conversciones tuvieron el mismo éxito que los negocios, con el bloqueo del país durante casi diez años.

El invento de la Fundación

Pero no pasó desapercibido el papel de Zandi en el viaje a Irán de González, como reflejó El Confidencial en aquella época. Dos años antes de aquel viaje, veía la luz otro invento de Zandi: la Fundación Atman. La idea de Zandi, que cabe recordar que en esta época ya tenía su particular pasado en el juicio de Gescartera (2001), cuajó entre un grupo de la “izquierda caviar”. La mujer de Juan Luis Cebrián, Teresa Aranda, se quedó como vicepresidenta y Felipe González accedió a ser el presidente del patronato.

Atman fue un proyecto tan personal de Zandi que la fundación se domicilió en el Paseo de la Castellana, 42, la misma dirección en la que está inscrita Golden Vending (la de las Pizzas) y el resto de negocios que fue montando el empresario. Entre ellos la ya célebre petrolera Star Petroleum, en la que El Confidencial asegura que Juan Luis Cebrián tiene un 2% de la participación y en la que, según el registro mercantil de Luxemburgo, el presidente de Prisa fue consejero al menos seis meses.

Star Petroleum y SP Mining van por la misma vía de éxito que el negocio de las pizzas congeladas. La petrolera no consigue iniciar las prospecciones petrolíferas en el país africano, envuelto en una guerra civil. Los allegados de Zandi aseguran que su intención de explotar los recursos africanos se remontan ya a los años noventa, cuando viajaba con frecuencia a Sudán. Sus adinerados y famosos socios, Alberto Cortina, Javier Merino o Andrés Piedrahíta, están viendo peligrar sus millonarias inversiones en el continente. Cortina y Merino han aparecido también en Los Papeles de Panamá y Piedrahíta en la Lista Falciani. El iraní aparece en Los Papeles de Panamá por su sociedad Hypersonic, accionista de control de Star Petroleum.

Uno de los misterios que rodea a Zandi es donde vive pero, sobre todo, cuál es su residencia fiscal. Aunque se le ve con frecuencia en su residencia de La Finca, es una incógnita donde vive fiscalmente. En la declaración por Gescartera (2001) aseguraba que llevaba 12 años como residente en Dubai. La capital árabe es una de las direcciones que Zandi suele dar para algunos de sus negocios. Por ejemplo para SP Mining, domiciliada en Singapur, y a la que le ha dado como dirección de contacto una residencia en Dubai.

Pero un recorrido por los registros mercantiles del iraní hace dudar de su lugar de residencia. En Luxemburgo para los contactos de Star Petroleum ha dado direcciones de contacto en Suiza y en España. Este extremo es el que quiere clarificar la Agencia Tributaria, según aseguraba esta misma semana una investigación de El Confidencial. Según una carta remitida por el propio Zandi a El Confidencial, sus empresas estaría siendo objeto de una “inspección tributaria ordinaria” y se ratifica en que su residencia oficial es Dubái.

Sus empresas, además, están domiciliadas en otros paraísos como Seychelles, Niue o Samoa. Como para no promover la Alianza de Civilizaciones.

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