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La defensa de derechos en la asociación de consumidores Adicae se acaba en la puerta

El presidente de Adicae, Manuel Pardos.

Ana Requena Aguilar / Marta Garijo

“Consumidores críticos, responsables y solidarios”. Es el lema de la asociación de consumidores Adicae, conocida por su lucha contra los abusos a los consumidores que en los últimos tiempos se ha centrado en las cláusulas suelo, y que, sin embargo, parece estar muy lejos de las prácticas internas que sufren sus trabajadores.

La organización acumula al menos 15 sentencias por abusos laborales: los fallos constatan sanciones injustas, incluso por no saludar a su presidente, despidos disciplinarios declarados improcedentes o reconocimiento de categorías por debajo de las tareas realizadas.

Actualmente, Adicae –que cuenta con unos 60 trabajadores– tiene pendiente otros 12 juicios en toda España por causas similares. La asociación no ha querido hacer declaraciones sobre este tema. El año pasado Adicae recibió 993.961 euros de subvenciones públicas.

Luis (nombre ficticio) es uno de los afectados por las prácticas laborales de Adicae. Empleado en la asociación durante varios años, y con un grado de discapacidad del 45%, ganó las cuatro demandas que interpuso. La empresa le retiró unilateralmente un plus económico que había negociado por traslado. Cuando se quejó, Adicae le envió una carta comunicándole que su puesto volvía a trasladarse geográficamente y que tenía que volver a Madrid. 

Unos amigos iniciaron una petición en Change para pedir a la asociación que sus políticas laborales “respetaran la dignidad de sus trabajadores”. Adicae interpuso entonces contra él una querella criminal por injurias y le comunicó un despido disciplinario. Luis llevó estas prácticas a juicio y los tribunales le dieron la razón: anuló la movilidad geográfica, la sanción interpuesta por la asociación, le reconoció una categoría laboral muy superior a la que Adicae le estaba aplicando y declaró que su despido fue improcedente. La querella fue retirada. 

“Su política laboral es nefasta, reparten sufrimiento, hacen comentarios misóginos... Si son capaces de sancionar por no saludar al presidente, imagínate”, dice Luis, que estuvo de baja, afectado por lo que estaba sucediéndole. 

Sanción por no saludar

La sanción a la que se refiere la interpuso Adicae a un trabajador que no respondió a un saludo del presidente, Manuel Pardos. Después de que se produjera el episodio la asociación le envió una misiva. “El día 8 de octubre de 2014 sobre aproximadamente las 14 horas, cuando el presidente (...) se dirigía a su despacho (...) paso usted por el pasillo justo a la altura del despacho de éste y de la secretaria general. Como hace cualquier persona, el presidente le saluda e incluso pregunta qué tal en voz alta, tanto es así que le oye la propia secretaria general. En ese momento, en vez de contestar y responder al saludo con normalidad, usted baja la cabeza y sigue adelante sin decir una sola palabra”, decía la carta, que le comunicaba una falta grave consistente en suspensión de empleo y sueldo durante un día.

Sin embargo, un juez revocó la sanción porque entendía que el gesto no constituía ofensa ni maltrato, y condenaba a Adicae a pagar el salario dejado de percibir durante ese día.

Alberto (nombre ficticio) es otro de los trabajadores de Adicae que denuncia sus prácticas internas y al que han penalizado por quejarse, por ejemplo, cambiándole de despacho o criticando su trabajo “pero sin decirme qué está mal ni nada concreto que quieran cambiar”. “Hay una política de menosprecio al trabajador. Gritos de la dirección, videoconferencias donde se insulta y falta al respeto... Al que ha intentado defender sus derechos se le ha cosido a sanciones por motivos arbitrarios”.

Fuentes de CGT denuncian que siete días después de constituir la sección sindical del sindicato en Adicae en Zaragoza, la asociación envió una carta de traslado a Madrid a la persona que lideró el proceso. Explican, además, que el trabajador se encuentra de baja por ansiedad y que tiene en marcha tres juicios contra la asociación, uno por la impugnación del traslado y otros dos por dos faltas que le interpusieron “por motivos nimios”, como que no gustó su redacción para un trabajo.

En abril del año pasado se celebraron elecciones sindicales en el centro de Zaragoza en las que salió elegido un delegado de personal de CCOO. “Las sentencias son los casos más elocuentes de lo que lleva pasando desde hace años. Hay mucha reticencia a cumplir con los derechos de los trabajadores”, dice el delegado, Paco Sanz. Como ejemplo, Sanz menciona que de los 15 trabajadores que componían el censo electoral de los comicios sindicales, cinco han sido trasladados. Varios de esos traslados están en los tribunales.

La Inspección de Trabajo, explica Sanz, ha requerido a la empresa que cumpla con varios puntos, como el cumplimiento de horas extra, las compensaciones o las categorías. “Desde la reunión con la inspección parece que hay una reacción de la empresa para encauzar la situación”, dice. 

Entre 2011 y 2016, se recogen al menos 15 sentencias falladas contra la asociación en materia laboral. En total, la asociación tuvo que abonar un total de 67.320 euros por estos fallos.

Las subvenciones públicas

Se da la circunstancia que Adicae es una de las asociaciones de usuarios que más dinero han recibido en forma de subvenciones. En 2016, Adicae recibió subvenciones de la Agencia Española de Consumo (Aecosan) dependiente del Ministerio de Sanidad por un valor total de 993.961 euros. Esta cifra se desglosa en varios conceptos: por un lado, por el fomento de la actividad asociativa, bajo este paraguas se conceden 340.383 euros, así como por diferentes campañas puntuales que han realizado como Nuevo mercado hipotecario las claves para entender el mercado 2.0 u otro programa enfocado a la educación financiera para los colectivos más desprotegidos. El ministerio no ha entrado a valorar esta situación tras las preguntas de este medio.

En el listado de este año, las restantes asociaciones se sitúan en la horquilla de entre los 130.000 y los 360.000 euros. Así, la siguiente asociación de consumidores que aparece en este documento es Asgeco (Asociación General de Consumidores) con 361.738 euros, en tercer lugar Facua que recibió una cantidad casi cuatro veces menor que Adicae, 258.304 euros, y le sigue CECU con 197.183 euros. En el listado no aparece la OCU, quizá la organización de consumidores más conocida.

La cifra del ejercicio pasado supone un incremento del 20% sobre estas mismas ayudas públicas recibidas en 2015 por Adicae cuando recibió 820.597 euros. Si se observa el monto total de las subvenciones el crecimiento es del 4% hasta los 2.4190.786, por lo que la cantidad que recibe Adicae representa un 41% de la cifra total.

Las subvenciones a las asociaciones de consumo ya fueron polémicas en el pasado con el caso de Ausbanc. La asociación, cuyo presidente Luis Pineda acabó detenido por presuntas extorsiones a banco, recibió subvenciones por el Instituto Nacional de Consumo (antiguo organio previo a la Aecosan) y otros órganos públicos, que están siendo investigados por la justicia.

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