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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

SINVERGÜENZAS, MENTIROSOS, ¿y ahora COBARDES?

Stéphane M. Grueso

Desde poco después del día 6 de febrero llevo calificando gravemente de forma regular al Ministro del Interior, al señor Delegado del Gobierno en Ceuta y al Director General de la Guardia Civil con unos feos adjetivos, impropios de personas de su posición en el ejercicio público, y que cualquiera que me conozca o me lea un poco sabrá que son bastante extraños en mi boca o en mi pluma (en mi twitter, quiero decir).

Como es tristemente conocido, y bien ha cubierto Desalambre, la sección de derechos humanos de este medio, el pasado 6 de febrero hubo un intento de entrada de docenas de inmigrantes por la frontera de El Tarajal en la ciudad de Ceuta. El resultado fue el de 15 (o hasta 18) muertos y multitud de heridos habiendo sido repelida la entrada con medios antidisturbios por miembros de la Guardia Civil. A partir de ese instante, cualquier cuestionamiento de: la versión oficial, el papel de las fuerzas de seguridad, el funcionamiento de la frontera, la legislación vigente, la política de comunicación oficial, los medios empleados, etc, etc, etc ha sido tildaba de ser exclusivamente: “UN ATAQUE A LA GUARDIA CIVIL”, aunque se tratara de cuestionar el papel de mandos o de responsables políticos. Sin peros. Sin paliativos. El oscurantismo, la mentira y la falta de transparencia ha sido absoluta.

Desde entonces, y no estoy orgulloso de ello, califico a algunos de estos responsables políticos (que no a miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado destinados en la frontera, OJO) de ‘sinvergüenzas’ y ‘mentirosos’. Ahora ando pensando añadir un nuevo calificativo a esa triste lista que nada me gusta: ‘cobardes’.

Es más, pocos días después, Arsenio Fernández de Mesa, el Director General de la Guardia Civil, anunció “querellas criminales contra todas aquellas personas que han injuriado, calumniado y hasta presentado denuncias falsas contra la Guardia Civil” en lo relativo a los sucesos del 6 de febrero. Refiriéndose a ONGs y activistas que cuestionaban el desarrollo de los acontecimientos. Por cierto, que la “denuncia falsa” esa a la que se refiere el señor Director General es la que sigue su curso en el Juzgado de instrucción número 6 de Ceuta, y avanza poco a poco gracias a que las peticiones de las distintas acusaciones son atendidas, generalmente en los recursos ante la Audiencia Provincial de Cádiz.

Tal ataque mediático e institucional ha seguido semana tras semana, siempre con el mismo argumento: “Poner en cuestión cualquier cosa en torno a estos sucesos es equivalente a atacar el buen nombre de la Guardia Civil y la tarea de estos profesionales. Punto. Fin. No hay matiz”Poner en cuestión cualquier cosa en torno a estos sucesos es equivalente a atacar el buen nombre de la Guardia Civil y la tarea de estos profesionales. Punto. Fin. No hay matiz.

Recientemente ha habido otro avance en una cuestión relacionada. Que desde luego tiene mucho que ver con el papel de estos responsables políticos y el 'desamparo' en el que quedan muchos de sus subordinados en uniforme. Hemos visto como un juzgado de Melilla ha imputado al Coronel Jefe de la Guardia Civil de Melilla por el delito de prevaricación al ordenar o permitir unas prácticas conocidas por “devoluciones en caliente”, que no son otra cosa que la deportación de personas sin respetar las leyes, tratados y derechos que les asisten ya que han entrado en territorio nacional. Estas mismas prácticas, por cierto, se dieron en los sucesos del 6 de febrero en Ceuta como muestran claramente imágenes públicamente accesibles. El Coronel Jefe es el redactor del vigente “protocolo operativo de vigilancia de fronteras”, la orden que regula el comportamiento de sus subordinados, y que según el auto de admisión de la querella, como curiosidad, tampoco se cumple en las actuaciones de la Guardia Civil, por cierto. Más información sobre esto en esta entrevista a José Palazón, activista de Melilla que documenta en vídeo estas inmorales y parece que ilegales prácticas de forma incansable.

Inmediatamente hemos vuelto a ver al Delegado del Gobierno en Ceuta y al Ministro (entre otros) volver a ese eterno discurso del ataque al buen nombre del centenario cuerpo benemérito que bla bla bla. Enésimo ejemplo o enésimo ejemplo +1.

Y he aquí la cuestión. En los sucesos del día 6 de febrero con la muerte de 15 (o hasta 18) personas ya pudimos comprobar la mentira (esto es así, es empírico) y la sinvergonzonería (esto es una apreciación personal) de estos responsables políticos, por ejemplo, con las diferentes y rápidamente cambiantes versiones oficiales en torno al suceso o la negación de la existencia de las deportaciones ilegales (“devoluciones en caliente”) que podemos ver regularmente en decenas de vídeos en internet. Mirad, este es un resumen de mentiras dichas por el Delegado del Gobierno en Ceuta o el Director General de la Guardia Civil, entre otros.

En cualquier país normal, estas personas, como poco, no seguirían en su puesto. Me atrevo a decir que no seguirían en la función púbica. En nuestra querida España, a día de hoy todos siguen en sus puestos. Y con la misma actitud y soberbia.

La cosa sigue igual. Ejemplo de esto nos lo volvemos a encontrar ahora, que con la apertura del proceso judicial en Melilla contra el mando de la Guardia Civil, aparece esta declaración en el Faro de Ceuta el 20 de septiembre, en este caso del señor Secretario de Estado de Seguridad, don Francisco Martínez:

Declaraciones del Secretario de Estado de Seguridad.

El Faro de Ceuta. 20 de septiembre de 2014.

Además de sentirme insultado con estas palabras y ser evidentemente una nueva falsedad (ver más arriba), me pregunto, señores responsables políticos, mandos de esos Guardias en la frontera, mandos también del mismo Coronel Jefe Martín Villaseñor, imputado en el proceso, ¿no deberían ustedes dejar de hacer declaraciones vacías desde la impunidad de sus trajes, despachos y cargos políticos y de una vez expedir órdenes claras por escrito a estos señores?

En otras palabras: si es delito el contenido del protocolo y su redacción conlleva un posible delito de prevaricación, ¿no deberían firmarlo ustedes?

¿No deberían asimismo honrar y defender a la Guardia Civil dándoles los suficientes efectivos, herramientas y el correcto marco legal para hacer el trabajo que de ellos demandan?

De hecho podrían incluso autoinculparse en el proceso en curso. Puedo imaginarme que el Comandante Jefe imputado no decidió él solito los detalles del protocolo en cuestión y que alguien superior le indicaría algo… En caso de no haber sido ellos, estaría bien que colaborasen con la Justicia indicando los responsables.

Cualquier otro comportamiento me parecería cobarde, e impropio de miembros de mi Gobierno, y desde luego impropio de su relación con las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Claro que si las órdenes que ustedes expiden -esta vez de forma pública y por escrito- son ilegales, a lo mejor acaban ustedes imputados o incluso condenados por cometer algún delito. Es lo que (todavía) tiene nuestra democracia.

Al final va a resultar que ustedes además de ser unos mentirosos y no tener vergüenza, son unos cobardes… Vamos, lo peor que nos podría pasar a todos, y en especial a la Guardia Civil.

p.s. Con este texto no pretendo restar la responsabilidad que tuviere el Coronel Jefe en los hechos en las fronteras del sur de España. Ni la de cada Guardia que presta servicio allí, que también la pueda tener. Hay dos juzgados investigando sendos hechos y vendrán más. Pero este post habla de responsabilidad política, de decencia y de moral. De una serie de palabras que parece que hace mucho que se han olvidado. De ONGs y ciudadanos haciendo lo correcto. Y de una cosa muy, muy antigua: de políticos utilizando a militares, en este caso, a la Guardia Civil.

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

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