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Arqueólogos cántabros descubren dos campamentos romanos en Vega de Liébana

Castro Negro y la entrada a Liébana por los Puertos de Río Frío |

Rubén Alonso

Las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en los pasos de montaña existentes al pie de Peña Prieta (Vega de Liébana) han tenido como resultado el descubrimiento de dos campamentos romanos, Castro Negro o Cohora y el recinto fortificado de Robadorio, que “han permitido confirmar que alrededor de este macizo se desarrolló un episodio bélico de gran envergadura durante las Guerras Cántabras del emperador Augusto”. 

Así lo han expuesto los arqueólogos Eduardo Peralta Labrador, director de la intervención, y José Ángel Hierro Gárate, integrante del equipo, este lunes en la sede del MUPAC.“Los resultados han sido espectaculares y han sobrepasado ampliamente nuestras perspectivas iniciales de lo que nos íbamos a encontrar allí”, ha recalcado Peralta.

Las prospecciones arqueológicas, desarrolladas durante la campaña de 2016 entre finales de agosto y finales de octubre, han sido financiadas por los 14 arqueólogos, investigadores y colaboradores participantes en ellas. 

Castro Negro y Robadorio son los campamentos romanos situados a mayor altitud de la Península Ibérica y se encuentran entre los más altos de Europa, superados únicamente por el de Septimer Pass en Suiza, a 2.340 metros de altitud.

“La demostración de su carácter campamental romano nos aporta un nuevo testimonio de gran entidad de cómo fue la ocupación del territorio de los cántabros por el ejército romano y de la intensidad de este esfuerzo militar de las legiones para controlar por completo la complicada orografía norteña como único medio para dominar a los cántabros”, explican los arqueólogos. 

Castro Negro o Cohora

El campamento romano de Castro Negro se encuentra en los terrenos de las Juntas Vecinales de Barrio y Vega, en el Ayuntamiento de Vega de Liébana. Fue descubierto por el arqueólogo José Ángel Hierro Gárate a través del estudio de foto aérea y satélite y ha sido el objetivo principal de la intervención arqueológica.

El yacimiento ocupa la cima y las laderas del monte de Castro Negro o Cohora, de 1.962 metros de altitud, desde donde se controla el paso de montaña situado a sus pies en los Puertos de Riofrío y que comunica Liébana con el norte de Palencia.

Ocupa en total 10,5 hectáreas, dimensiones que indican que “tuvo que corresponder a una legión romana con tropas auxiliares”. La constatación de la presencia de dos puertas con clavícula interna, elemento característico de la castramentación militar romana de campaña entre mediados del siglo I a.C. y comienzos del siglo III d.C., “prueba el indudable carácter campamental romano de este recinto fortificado”.

El director de la intervención ha relatado que los trabajos en esta zona han consistido en “documentar topográfica y fotográficamente la estructura campamental, tanto sobre el enclave como desde los montes vecinos, lo que ha permitido delimitar con cierto detalle todo el perímetro campamental, difícil de ver sobre el terreno por su nivel de erosión y por la vegetación que lo cubre”.

Asimismo, dentro del recinto se ha procedido a realizar una “prospección electromagnética con detectores de metales en aquellas áreas con menor cubierta vegetal”. Como resultado de estos trabajos se han recuperado numerosas piezas de equipamiento militar romano relacionado con la acampada, como clavijas y regatones de poste de las tiendas de campaña.

Estos materiales indican que la ocupación fue “temporal y durante una campaña de verano”. Destaca también el hallazgo de armamento, como una punta de un proyectil de catapulta, algunas herramientas y una moneda acuñada “hacia el 28 a.C. en Calagurris (Calahorra) antes de la gran campaña de Augusto y sus generales contra cántabros y astures”.

Alto de Robadorio

El otro yacimiento en el que se ha intervenido se encuentra en el Alto de Robadorio a 2.219 metros de altitud, en la divisoria entre Cantabria y León (ayuntamientos de Vega de Liébana y Boca de Huérgano) y a los pies de la ladera norte de Peña Prieta y el Cubil del Can. Fue descubierto hace algunos años por el montañero Manuel Valle Gómez.

 

Delimita un pequeño recinto de unos 2.197 metros cuadrados y planta subrectangular/ovalada que protege la cumbre, y gracias a la ortofotografía aérea se ha comprobado “la existencia de una segunda línea fortificada exterior que era desconocida por ser casi invisible sobre el terreno”.

Los arqueólogos han señalado que prospectaron con detector de metales en el sector cántabro del yacimiento (Juntas vecinales de Ledantes y Villaverde del Ayuntamiento de Vega de Liébana). “Se recuperaron bastantes tachuelas romanas de caligae que han servido para confirmar el indudable carácter militar romano del enclave fortificado de Robadorio, vinculado al cercano campamento legionario de Castro Negro”, han subrayado.

 

Monte Vindius

Hierro destaca que esta zona “suele pasar desapercibida cuando se habla de las Guerras Cántabras porque siempre se tiende a mencionar el presunto papel importante que jugaron en ella los Picos de Europa cuando en realidad allí no se ha encontrado nunca ningún resto arqueológico que se pueda relacionar con este episodio”.

El arqueólogo habla de dos hipótesis que barajan. La primera de ellas es que estos campamentos formasen parte de “un dispositivo de control de todos los pasos de montaña de entrada a Liébana, lo que estaría reforzado por la presencia de otro campamento romano de grandes dimensiones en el Collado de Vistrió, en Pesaguero”.

La segunda hipótesis está relacionada con el famoso episodio del Mons Vindius donde se refugiaron los cántabros vencidos en batalla campal a los pies de las murallas de la ciudad de Bérgida. 

De acuerdo a los textos de Lucio Anneo Floro y de Paulo Orosio sobre las Guerras Cántabras, el Vindius era “un monte elevadísimo donde creían que antes subirían las olas del Océano que las armas romanas”, (Floro) y “donde asediados por el hambre sucumbieron casi hasta el último” (Orosio). 

Por esta razón, Peralta propuso hace años que el episodio del Vindio “podría tener que buscarse precisamente en el entorno de Peña Prieta”, el área de montaña que encajaría con las descripciones citadas anteriormente por los historiadores, donde ahora se ha confirmado la existencia de campamentos romanos que “también pueden ser interpretados como campamentos de cerco a este monte”.

Si finalmente se prueba la hipótesis- “la más sólida que se ha manejado”- sería, según Hierro, la “prueba” de que los cántabros se equivocaron al pensar que al Monte Vindio llegarían antes las aguas del mar que las tropas romanas y de que éstas “conquistaron hasta el último lugar de Cantabria”.

Para confirmar esta “atractiva hipótesis”, los arqueólogos aseguran que sería necesario “ampliar los trabajos de búsqueda de nuevos campamentos romanos a las laderas de Peña Prieta correspondientes a León y Palencia”.

Peralta ha subrayado que su intención es “continuar con las investigaciones” y “solicitar una subvención a través de la Consejería de Cultura o del año Jubilar”. En la presentación también ha estado presente el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ramón Ruiz, quien ha resaltado “el impulso” que su Consejería quiere imprimir a los museos dependientes del Gobierno de Cantabria para que “se conviertan en espacios de divulgación y dinamización de nuestro patrimonio”.

Por su parte, el alcalde de Vega de Liébana, Gregorio Alonso, ha puesto de manifiesto su “humilde contribución al proyecto a la hora de darlo a conocer” y ha afirmado que “es un poco prematuro hacer un llamamiento para que la gente acuda a visitarlo por el difícil acceso”. “Primero que lo estudien y en el futuro podrá ser un lugar de visita”, ha sentenciado. 

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