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Nuevas drogas emergen en un mercado que desconoce sus efectos

La asociación Ai-laket con su carpa durante una prueba de testing.

Eduardo Azumendi

“Ha cambiado todo de manera radical”. Igor Horrillo, doctor en Farmacia y profesor del departamento de Farmacología de la Universidad del País Vasco (UPV) describe así el fenómeno emergente de las nuevas drogas, que se ponen en el mercado sin saber cuál es su grado toxicidad. Aunque se trata de un fenómeno emergente en varios países de Europa (Finlandia, Polonia, Holanda, Reino Unido..,.), en el País Vasco y en el resto de España aún es “anecdótico”. “Pero el peligro está ahí”, advierte Horrillo, quina ha impartido un seminario sobre estas nuevas drogas en el Instituto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto.

“Estas nuevas drogas pretenden imitar el efecto de las drogas ilegales, pero desde el punto de vista químico son diferentes y, por lo tanto, no son ilegales. Los compuestos químicos se van ilegalizando dependiendo de su estructura. Si consigues una estructura muy parecida a la anfetamina, pero diferente ya no es ilegal. Hay que hacer nuevos estudios de toxicidad para demostrar que es perjudicial para la salud”.

En los últimos 10 años hay más de 650 nuevas drogas en el mercado. Estas sustancias no han sido analizadas. “Muchas de ellas proceden de laboratorios clandestinos que han copiado la manera de hacerlas, las han sintetizado y las han puesto en el mercado sin probarlas, ni en animales ni en humanos. No se sabe cuál es su toxicidad. Eso es lo más grave. Por eso aparecen muertes”.

La mayor parte de ellas son análogas o parecidas a la sustancia que es psicoactiva en el cannabis, los canabinoides sintéticos. “El efecto es parecido al de la sustancia del cannabis, pero sintéticos. Se fabrican en el laboratorio y la mitad de las drogas que están en el mercado pertenecen a ese grupo. Otra gran parte pertenecen a derivados de la anfetamina. Estructuralmente se le parecen, pero son ligeramente diferentes para sortear la ley. Los efectos son parecidos a los de la anfetamina, pero no iguales”.

El nuevo mercado de estas sustancias es la internet profunda. También existen tiendas ‘legales’ donde venden este tipo de productos como si fueran sustancias químicas para investigación y que no son aptas para consumo humano. “Ellos se lavan las manos, se venden con sobrenombres, como si fueran fertilizantes para plantas, incienso, sales de baño, pero la gente que se informa sabe cómo lo tiene que buscar”, explica Horrillo.

De momento, la presencia de este tipo de drogas en Euskadi y en el resto de España es anecdótica. “No hay alarma social. Cuando aparece son como adulterantes, en compañía de la sustancia original. El consumidor desconoce su presencia y la toma sin darse cuenta. Potencialmente es peligroso porque están ahí. Afecta más a Finlandia, Polonia, Reino Unido, Holanda…La Unión Europea ya se está preparando y hay diferentes observatorios para la detección precoz de estas sustancias. En junio se han ilegalizado cuatro sustancias y se les ha catalogado como estupefacientes.

Más información

Más informaciónLa clave está en la información. “A los jóvenes, que es la diana social de quienes venden estas drogas, hay que informarles de que no se conocen los efectos. Buscan imitar a la droga original y que resulten más potentes, pero tienen efectos adversos. Hay que tener más cuidado que con las drogas ilegales, que ya son peligrosas por si mismas”.

Horrillo recalca que la administración tiene que actualizarse e incluir en las encuestas que periódicamente hace para conocer el consumo de drogas por parte de la población este tipo de sustancias y tomar medidas preventivas. “Hay que ser conscientes del peligro. Ahora, las instituciones se están poniendo las pilas y actúan. Y prueba de ello es que la Comisión Europea ha propuesto la fiscalización de cuatro sustancias potencialmente peligrosas para la salud y España en seis meses las ha prohibido”.

De momento, la sanidad vasca no está preparada para detectar estas sustancias. “Si quieres buscar hay que ir a por ella, pero si se desconoce lo que se consume es imposible detectarla. Por eso hay que poner en marcha medidas de detección temprana en los lugares donde se hacen análisis toxicológicos”.

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