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El otro ‘corralito’ financiero

Protesta de afectados por las aportaciones de Eroski y Fagor, en Bilbao.

Eduardo Azumendi

En 2001, Argentina sufrió una de las crisis económicas más importantes de su historia. El temor a que quebrase el sistema financiero llevó al Gobierno a decretar un corralito financiero o bancario. Es decir, un conjunto de medidas políticas restrictivas para impedir la salida en masa de depósitos bancarios, ya que los ciudadanos desconfiaban del sistema bancario y, por lo tanto, habían empezado a retirar sus fondos en efectivo. Una sensación muy parecida a un ‘corralito’ es la que tienen los afectados por las aportaciones financieras subordinadas (AFS) emitidas por Eroski y Fagor Electrodomésticos para financiarse. Desde que estalló el problema, en el verano de 2012, su imagen frente a las sedes de algunos bancos reclamando la devolución de su inversión ya forma parte del paisaje habitual de algunas ciudades.

Estas son las claves que pueden ayudar a comprender qué está ocurriendo con las AFS, un producto de alto riesgo en el que han quedado entrampados los ahorros de más de 40.000 personas.

1- ¿Qué son las aportaciones financieras subordinadas?

Son valores emitidos por las cooperativas, en este caso Eroski y Fagor Electrodmésticos, que no confieren ningún derecho a su titular (ni asistencia a las asambleas ni derecho al voto). Su atractivo reside en el alto interés que se paga por ellas, muy por encima del que ofrecen los bancos por un depósito bancario. En el caso de Eroski, es una media de algo más del 5% de interés y para Fagor 5,5%.

Se consideran un producto financiero complejo, de alto riesgo y no apto para inversores no cualificados. Tienen carácter perpetuo y, por lo tanto, no se amortizan hasta que se liquida la cooperativa. Salvo que el comprador logre colocarlas antes, algo por lo general difícil y que suele conllevar pérdidas notables respecto a lo invertido. Todo esto era algo desconocido para la mayoría de los afectados, al menos es lo que aseguran y lo que está confirmando la sangría de sentencias que invariablemente van fallando contra los bancos que comercializaron el producto.

En caso de liquidación de alguna de las dos cooperativas (lo que ha ocurrido con Fagor Electrodomésticos), los poseedores de los títulos se sitúan los penúltimos de la cola en la prelación, con lo cual no se cobra nunca.

2- ¿Por qué surgen las AFS?

La financiación y el problema para captar recursos económicos ha sido, algunas veces, un problema para algunas cooperativas. Las sociedades anónimas pueden emitir acciones en Bolsa y captar dinero, pero las cooperativas, dada su peculiaridad, no pueden emitir acciones y tienen un hándicap en ese sentido. Así, la Ley Vasca de Cooperativas permite a estas la emisión de deuda, es decir, bonos u obligaciones a cinco, diez, 20 o 30 años. Pero estos productos son deuda y tienen fecha de amortización, lo que significa que cuando llega la fecha fijada hay que devolver el dinero. Por eso, Eroski y Fagor Electrodomésticos querían un producto a perpetuidad y que formase parte del capital de la cooperativa.

A rebufo de las acciones preferentes, el Gobierno de Vitoria modificó la Ley Vasca de Cooperativas en el año 2000 e hizo un traje a medida de las dos cooperativas. La modificación fue aprobada por el Parlamento. El nuevo artículo 57-5 de la Ley dice lo siguiente:

Se consideran financiaciones subordinadas las recibidas por las cooperativas que, a efectos de prelación de créditos, se sitúen detrás de todos los acreedores comunes. Independientemente de su denominación o formalización jurídica, tendrá la consideración de capital social cualquier aportación financiera subordinada contratada por la cooperativa con socios o terceros cuyo vencimiento no tenga lugar hasta la aprobación de la liquidación de la misma.

Con la ley en la mano, el siguiente paso era dónde colocar las aportaciones financieras subordinadas. Las cooperativas Eroski y Fagor Electrodomésticos no disponían de rating o calificación financiera para poder salir a los mercados de capitales, por lo que tendrían que haber pagado un interés muy alto por colocar las AFS. Al tener una estructura societaria de cooperativa y no estar medida su solvencia por una agencia de calificación, como Moody`s o Standard & Poor´s, las dos más grandes del mundo, los inversores hubieran exigido a Eroski y Fagor un tipo seguramente cercano al10%, por lo que para estas cooperativas hubiese sido un coste financiero demasiado alto. De esta forma, al no poder recurrir a los bancos o inversores institucionales, optaron por los minoristas. Es decir, los pequeños ahorradores sin perfil inversor.

3- ¿Cuándo estalla el problema?

A mediados del 2012 revienta la problemática de las preferentes en España, lo que pone sobre aviso a los dueños de AFS, aunque no sean estrictamente el mismo producto. La mayoría de los afectados se da cuenta cuando los bancos empezaron a enviar a casa información relativa a los productos, indicando que habían pasado de cotizar en el mercado AIAF (mayoristas) al SEND (mercado electrónico) y que la cotización real era del 50% o menos. Ante el desconcierto, las primeras consultas de afectados a Eroski y Fagor se salda con la misma respuesta: Todo es legal. Los bancos, que fueron los que vendieron el producto y buscaron expresamente a los clientes en la mayor parte los casos, aseguran que han venido dando todo tipo de explicaciones. Es en estos momentos cuando los afectados se dan perfecta cuenta de las características del producto que han adquirido.

4- ¿Cuántos afectados hay?

En Fagor Electrodomésticos hay 10.000 personas afectadas y 185 millones perdidos con la caída de la cooperativa. En cuanto a Eroski, hay 30.000 personas afectadas y 660 millones captados por la cooperativa para su financiación desde 2002.

El 70% de las personas que adquirieron aportaciones subordinadas de Eroski y Fagor Electrodomésticos son jubilados. Se trata de personas que obedecen al clásico perfil del jubilado ahorrador, lejos de un aventurero en inversiones. Las dos grandes agrupaciones de afectados Bizkaiko Minduak y Kalketuak aseguran que más del 70% de sus miembros superan los 65 años. Además, este colectivo es mayoría entre los que han invertido más de 50.000 euros.

5- ¿Cómo se comercializaron los títulos?

BBVA y Laboral Kutxa son las entidades financieras que más aportaciones comercializaron. Entre las dos suman más del 60% del total.

6-¿Qué soluciones se están dando al problema?

Fagor quebró en 2011 por lo que los afectados por las aportaciones se han quedado sin dinero. Su única solución pasa por recurrir a la vía judicial y conseguir un fallo en contra del banco que les comercializó el producto. Por el momento, el goteo incesante de sentencias está dando la razón a los demandantes: los bancos comercializaron un producto de riesgo a personas sin perfil inversor y sin ofrecer información suficiente sobre lo que contrataban.

Eroski, por su parte, ha dado luz verde a un polémico canje. “Malo donde los haya”, según lo califican los afectados. Por cada 100 euros que los inversores colocaron en manos de Eroski, recibirán 55 en bonos que solo se podrán amortizar, es decir, convertir en dinero a los 12 años. Además, se les dará otros 15 euros en metálico. La cooperativa aplicará una quita sobre los 30 euros restantes y no los devolverá. Así, por cada 100 euros invertidos en AFS los inversores obtendrán 70, pero solo 15 en este momento. Para el resto tendrán que esperar, al menos, 12 años. Teniendo en cuenta que el perfil de las personas que invirtieron en este producto hace unos años se corresponde con el de un jubilado, el horizonte de 12 años puede resultar muy lejano.

De golpe y plumazo, Eroski se quita 198 millones de deuda, con lo que pasaría de deber 660 a 363 por las aportaciones financieras subordinadas. Y los bancos confían que evitarán muchas reclamaciones y juicios. Mientras, el Gobierno vasco también ha participado en el proceso con el Instituto Vasco de Consumo-Kontsumobide, que ha mediado de cara a la solución. Precisamente, el papel de Kontsumobide desde el comienzo ha sido duramente criticado por los afectados, que le acusan de parcialidad a favor de las cooperativas.

Desde que estalló la polémica, Eroski ha tratado de vender lo mucho que ha pagado en intereses a los afectados para así intentar justificar su quita del 30%. “¿Es que Eroski pretende ahora que la financiación a la que optaron de los ahorradores no sea con pago de intereses?”, se cuestionan los afectados.

7- ¿Quién es el responsable?

La imposibilidad de cerrar un pacto cordial ha provocado que los afectados dirijan su mirada hacia los juzgados. El goteo de sentencias es incesante en los últimos meses y prácticamente todas en el mismo sentido: condenando a los bancos a devolver el dinero. En ningún caso se responsabiliza a las cooperativas, ya que los jueces entienden que fueron los propios bancos los que buscaron a los clientes a quienes colocar el producto y los que no informaron adecuadamente de las características de los títulos.

Eroski y Fagor consideran que han cumplido “debidamente” con sus obligaciones de información a los inversores en cuanto a sus aportaciones financieras subordinadas y responsabilizan de la correcta o incorrecta comercialización del producto a los bancos y cajas, que fueron los que tuvieron contacto directo con los inversores. Tanto Fagor Electrodomésticos como Eroski aseguraron en su día que desconocen si la comercialización del producto por parte de bancos y cajas se realizó “correctamente o no”. “Los inversores suscribieron los oportunos contratos con los comercializadores y, por lo tanto, es con ellos con quienes tienen asumidos compromisos y derechos. Es con estas entidades con quien los inversores deben tratar el asunto”. Y así lo están reconociendo los propios jueces.

Sin embargo, por acción u omisión, hay varios agentes implicados en este desaguisado. Algunos con responsabilidad material y otros, tal vez, moral:

1-Las cooperativas presionaron al Gobierno para tener una ley ad hoc para poder captar financiación.

2-El Parlamento aprobó la modificación de la Ley de Cooperativas, que recogía la declaración de deuda perpetua de las aportaciones financieras subordinadas.

3-La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) dio el visto bueno a las emisiones.

4-Los bancos comercializaron el producto, buscando un determinado tipo de inversor, cliente de confianza de la entidad y ahorrador de tipo conservador.

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