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Madrid reduce la protección a dos edificios históricos para permitir un proyecto urbanístico de lujo

La fachada del edificio de Canalejas

Natalia Chientaroli

No se puede acusar al Gobierno de Madrid de no dejar claras sus políticas. “La única manera que tenemos de conservar el patrimonio histórico es dando la posibilidad de que tenga aprovechamiento económico”, soltó el presidente regional, Ignacio González, hace unos días. Fue durante la presentación del “proyectazo” de Juan Miguel Villar Mir, la operación urbanística más importante de los últimos años, que convertirá siete edificios situados en la plaza de Canalejas, a pocos pasos de la Puerta del Sol, en un gran complejo con un hotel cinco estrellas de la cadena Four Seasons, una galería comercial, viviendas de lujo y tres plantas de aparcamientos.

Como con Eurovegas –la ciudad del juego que construirá el magnate de los casinos Sheldon Adelson en Madrid–, el Gobierno regional ha sido clave para eliminar los escollos legales del proyecto. En este caso, la protección de dos de los edificios como bienes de interés cultural (BIC) complicaba la ejecución de la ambiciosa obra. Pero la Comunidad modificó en tiempo récord esa declaración rebajando la protección. Apenas un mes después se hizo pública la compra de los inmuebles.

A cambio, las administraciones se aseguran el desembarco de una inversión de 500 millones de euros que, según el promotor, creará 4.800 puestos de trabajo, entre temporales y permanentes. Villar Mir, uno de los empresarios más conocidos del país, ex ministro con UCD y con importantes contactos políticos, calcula que este emprendimiento de sus empresas Inmobiliaria Espacio y OHL tendrá un volumen de negocio anual cercano a los 200 millones de euros.

Edificios únicos

Los siete edificios del proyecto eran propiedad del Banco Santander, que fue heredándolos tras varias fusiones. Muchos de ellos están vacíos tras el traslado de sus oficinas a la Ciudad Financiera de Boadilla. En diciembre pasado, unas semanas después de que se concretara el cambio en la protección de los inmuebles (aunque aún no se había hecho público), la entidad presidida por Emilio Botín informó a la CNMV de la venta del conjunto al Grupo Villar Mir por 215 millones de euros, con 85 millones de plusvalías. El Santander aportará algo más, 90 millones, al proyecto Canalejas.

La sede histórica del Banco Central Hispano (Canalejas, 1) era BIC desde 1999, así que la Comunidad de Madrid impulsó una modificación de esa protección para reducirla. Y la del Banco Español de Crédito, el edificio La Equitativa, llevaba esperando décadas ese título, un proceso que seguía en trámite pero que protegía el inmueble de facto. La Comunidad redactó un nuevo expediente que se resolvió a toda velocidad, convocando incluso a una reunión de urgencia de la Comisión de Patrimonio. Ambos dejaron de estar protegidos íntegramente para conservar esa condición sólo en la fachada y la primera crujía (la parte interna del edificio más cercana a las ventanas). Esto deja a merced de las piquetas numerosos elementos arquitectónicos que hasta ahora estaban catalogados como patrimonio: escaleras, revestimientos, decoraciones, patios y cristaleras firmados por famosos arquitectos.

El Ayuntamiento, por su parte, modificó el Plan General de Ordenación Urbana para permitir más edificabilidad y adaptar la protección municipal a los cambios hechos por Patrimonio. Esto en la práctica deja sin efecto un Plan Integral de Protección de la Manzana aprobado en 2007 por Alberto Ruiz-Gallardón. Como contrapartida, Urbanismo ha hecho un inventario de los elementos que, según su criterio, se deben desarmar y aprovechar en el nuevo edificio.

Los cambios han chocado con la oposición de especialistas y asociaciones. “Nos asusta la velocidad a la que se ha hecho esto. Si conseguir una declaración de BIC es algo laborioso y lento, en este caso todo se ha resuelto en menos de tres meses”, explica Vicente Patón, presidente de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, que ha presentado alegaciones, al igual que la Real Academia de Bellas Artes. “Esto sienta un precedente nefasto, porque significa que cuando el interesado es poderoso se puede vender el patrimonio de todos”, apunta Amparo Berlinches, arquitecta y ex subdirectora municipal de Patrimonio.

El encargado de hacer realidad el proyecto es el prestigioso estudio Lamela, que firma junto a Richard Rogers la T4 de Barajas. Carlos Lamela rebaja los peligros de la obra. “La idea es que los siete edificios se conviertan en uno solo. Y eso en una rehabilitación es algo difícil de resolver. Queremos hacer el hotel más lujoso de España. Pero no vamos a hacer ninguna barbaridad. Todo lo que el dueño y nosotros consideremos de valor será conservado”, explica. Aunque aclara que el diseño está aún en una fase muy preliminar. Se calcula que estará terminado a finales de 2016.

En tanto, la Comunidad hace aún más explícitas sus intenciones respecto al patrimonio. Acaba de aprobar un anteproyecto de ley que “elimina las trabas a proyectos económicos en edificios históricos”, y por el cual es posible “realizar sin autorización cualquier obra en el interior de los edificios” altere o no el entorno del bien protegido. El proyecto de Canalejas no será por tanto el último en que los intereses empresariales fuercen los límites de la defensa del patrimonio.

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