Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

“Con la fusión de facultades de la Complutense no se van a perder titulaciones ni puestos de trabajo”

Carlos Andradas, rector de la Universidad Complutense de Madrid.

Daniel Sánchez Caballero

El rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Carlos Andradas (Reus, 1956), ha abierto la caja de los truenos con su proyecto de reformar la estructura del centro más grande del país. Una polémica que considera magnificada porque su propuesta, que incluye fusionar facultades y departamentos hasta dejarlos en la mitad, más o menos, solo afectará para bien a estudiantes y profesores, asegura. “No se va a eliminar ningún título ni se va a perder ningún puesto de trabajo”, se compromete. Enfrente, muchos profesores y decanos se han agrupado en una plataforma contra la reestructuración que critica que facultades como Filosofía dejen de tener entidad propia y acusan al rector Andradas de no negociar la reforma.

¿Cuáles son los objetivos de la reestructuración?

Tenemos una estructura que no se ha modificado en 25 años, en la que las necesidades de administración, de atención a los alumnos, no son óptimas. Pretendemos conseguir una organización más racional para que permita dar respuesta a nuevas necesidades, como configuración de nuevos títulos, nuevos estudios, etc. Que académicamente sea mejor para que favorezca u obligue a los departamentos y las titulaciones a hablar unos con otros. Finalmente, que sea más eficaz para que permita nuevos cometidos como apoyo a la investigación, coordinación... Por ejemplo, los procesos de admisión de másteres, que es algo que están haciendo ahora por puro voluntarismo los coordinadores de máster. 

Y, si es tan necesaria, ¿por qué tiene tanta oposición?

Siempre que se modifican las estructuras hay una resistencia que obedece a la incertidumbre. Yo insisto en que estamos en la fase cero, ni siquiera la uno, en la elaboración de ese plan director, que tendrá que ser discutido, habrá alegaciones, etc. Ninguna titulación va a desaparecer. Al estudiante este proceso no le va a afectar, y si lo hace tiene que ser para bien. Porque tendrá una mayor posibilidad de elección académica entre asignaturas optativas, tendrá una mejor atención desde la administración y tutorización. Cualquier persona que haya estado en universidades extranjeras o de nuestro propio país sabe que hay departamentos muy grandes, que la identidad de una disciplina va más con el departamento que con el concepto de facultad o centro.

Dice que a los alumnos no les va a afectar. ¿Y a los profesores? ¿Por qué es bueno para ellos?

Es bueno sobre todo para los que empiezan –los ayudantes doctores, los post docs que queremos incorporar– porque van a entrar en ambientes más amplios, académicamente más ricos. Y para los más senior creo que también va a ser bueno porque podrán discutir, hablar, interactuar con otros profesores que a veces, siendo del mismo departamento, por estar en una facultad distinta no se hace.

Desde la plataforma que se opone aseguran que una las consecuencias va a ser en forma de puestos de trabajo. ¿Puede garantizar que no será así?

Sí. De hecho, el otro día estuve con la mesa sindical y me propusieron hacer un documento que dijera que los puestos de trabajo se van a respetar. No tengo ningún inconveniente: no va a haber ninguna pérdida de puestos de trabajo de PDI (personal docente investigador) ni de PAS (personal de administración y servicios). Además, vamos a ir incorporando gente nueva porque hemos perdido muchos efectivos en los últimos años.

Fusionar con otra la Facultad de Filosofía y quitarle entidad propia ha sido una de las medidas más criticadas. ¿Es un buen momento, con el maltrato que está sufriendo esta disciplina en la LOMCE?

Nuestra intención no es que la Filosofía pierda presencia sino todo lo contrario. Pero en nuestra opinión la presencia de una disciplina no tiene que ir emparejada con la existencia de una estructura de gestión que lleve el mismo nombre. Hay muchísimas universidades del mundo con estudios de Filosofía sin una facultad del mismo nombre. Estoy absolutamente en contra del maltrato a la Filosofía de la LOMCE. Queremos que estos estudios vayan a más. Y si llegamos a la conclusión de que la mejor forma de hacerlo es manteniendo determinadas estructuras, nos lo plantearemos.

También le han afeado las formas. En una nota que envió la UCM más que una propuesta parecía que eran hechos consumados

Uno aprende, y cuando la percepción ha sido esa quiere decir que hay algo que no hemos comunicado adecuadamente y seguramente ahora lo haríamos de otra manera. De la reestructuración, sobre todo de departamentos, se había hablado mucho ya. Nos pedían que pusiéramos una propuesta encima de la mesa. Igual ha dado la sensación de que era muy cerrada. No es así. Se presentaron unos Power Point. 

La Comunidad de Madrid debe estar a punto de sacar el borrador de la nueva ley de universidades de la región. ¿Qué sabe de él? 

No creo que estén a punto de sacarlo, en ese caso algo nos habría llegado. Solo sabemos que la Dirección General de Universidades hizo reuniones a las que nos invitó. A algunas enviamos personas y a otras no porque teníamos nuestras diferencias con la universidades en cuanto a presupuestos, y les dijimos que mientras no se resolvieran determinadas cosas no acudiríamos a reuniones oficiales.

Una de las cosas que se sabe es que Cifuentes quiere cambiar el modelo de financiación para ligarlo a resultados, de tipo académico, de investigación. ¿Le gusta este modelo?

Me parece bien que haya una componente en esa dirección. Lo que es muy importante es primero fijar la línea de salida y segundo que la financiación asegurada sea suficiente para garantizar el funcionamiento normal. A partir de ahí, uno puede definir los proyectos que quiere abordar y que tenga una financiación vinculada. Cada universidad tiene problemas muy distintos. Aquí tenemos el problema importante de que la mayoría de los edificios tiene 80 o 90 años y hay que ir renovándolos. Esto no ocurre en universidades más jóvenes. La configuración de la plantilla tampoco es igual, nosotros tenemos una media de edad más alta, tendremos un ritmo de jubilaciones más rápido que otras universidades. Cada universidad debe poder plantear sus objetivos en base a sus necesidades y tener una financiación que atienda esto.

Etiquetas
stats