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Más de cinco mil días de injusticia
Un año más, conmemoramos el triste aniversario de la llegada del primer detenido a Guantánamo, ese agujero negro donde la tortura ha sido una práctica normalizada, el aislamiento el modo de vida para muchos de los presos y la impunidad la tela de araña que mantiene esta base naval por la que han pasado más de 800 prisioneros, la mayoría sin cargos ni juicio. Ninguna cifra, fecha o foto nos impacta ya, pero estos nueve datos dan clara cuenta de que es necesario que cierren Guantánamo de una vez por todas.
Ana Gómez Pérez-Nievas
Periodista en Amnistía Internacional España —
En el limbo. Existen tres tipos de presos en el centro: los “aprobados para el traslado” por la propia administración estadounidense; los que serán juzgados por comisiones militares y los que no pueden ser ni juzgados ni liberados y se encuentran a la espera de que se resuelva su situación: son los llamados coloquialmente “prisioneros para siempre”. Cerca de la mitad de los detenidos que permanecen en Guantánamo han recibido la orden de su liberación y transferencia a otros países, pero la administración considera que la situación de seguridad en sus países de origen y otros problemas son motivo suficiente para retrasar su salida. Otros diez serán juzgados por comisiones militares, un sistema de juicios creado por la Administración Bush que Obama ha continuado y que no cumple con los estándares internacionales sobre juicios justos y en el que, además, se puede pedir la pena de muerte. Por ejemplo, durante uno de los juicios militares, uno de los traductores fue identificado por el propio preso como traductor durante las sesiones de tortura. El tercer tipo de presos permanece en un limbo: no han recibido la orden de ser transferidos, pero tampoco la de ser juzgados, por lo que se encuentran a la espera, languideciendo en Guantánamo.
Una espera interminable.
La mayoría de los presos han permanecido en el centro sin cargos ni juicio: solo ocho han sido condenados hasta el momento en juicios militares, y en la mayoría de los casos lo han sido tras negociar un acuerdo sobre la condena antes del juicio. Algunos de los prisioneros fueron secuestrados y sometidos a desaparición forzosa, capturados en países como Afganistán, o Pakistán, y puestos bajo custodia en más de diez países en centros de detención clandestinos gestionados por la CIA donde pasaron largos periodos de tiempo, sufriendo torturas y malos tratos hasta su traslado a Guantánamo. Las torturas continuaron en la base naval.
“Sí, torturamos a algunos”. El informe elaborado por el Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos, documentando el programa secreto de detención e interrogatorios de la CIA que puso en marcha la administración de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, confirmó las peores sospechas de cómo la tortura y los malos tratos han sido constantes en la base naval. Golpes, desnudos forzosos, amenazas de muerte sobre los detenidos y sus familias, simulacros de ejecución, posiciones de estrés, privaciones prolongadas de sueño, exposición a horas y horas de música muy fuerte y a temperaturas extremas, baños de agua helada, prisioneros colgados por los brazos durante días y semanas, retención de alimentos, confinamiento en solitario prolongado: la lista de atrocidades es interminable. Al menos en cinco casos, la tortura incluyó la violencia sexual y en tres la técnica del waterboarding (simulación de asfixia con agua). Más de 20 de los 104 presos que todavía permanecen en la base naval llegaron a Guantánamo a través del programa de la CIA, lo que significa que estuvieron en régimen de aislamiento y fueron objeto de desaparición forzada, contraviniendo las normas internacionales de derechos humanos.
Los que no salieron nunca. Un total de nueve personas murieron en la prisión. Entre ellas, Adnan Farhan Abdul Latif, que tras diez años sin cargos ni juicio fue encontrado muerto en su celda en 2012. En julio de 2010, un juez federal de EE. UU. dictaminó que la detención de Adnan Latif era ilegítima, incluso bajo el amparo de la autoridad del gobierno, y que debía ser puesto en libertad. El gobierno de Obama recurrió el fallo y en octubre de 2011 la Corte de Apelación anuló la resolución. En un encuentro con su abogado 11 días después, Adnan Latif dijo: “Estoy condenado a muerte”.
Tristes aniversarios. El próximo 22 de enero se cumplirán 2.500 días desde que Obama pidió el cierre de esta prisión. La promesa incumplida se hace más indignante de cara al 30 de enero de 2016, día que marca el momento en que Guantánamo lleva abierto más tiempo bajo el mandato de Barack Obama que durante la presidencia de George Bush.
La impunidad.
Un año después de que el informe de torturas de la CIA saliera a la luz, no se ha llevado a ningún responsable ante la justicia. Una de las informaciones que revela es que en 2005 la CIA destruyó unas cintas de vídeo que contenían imágenes de detenidos sometidos a desaparición forzada siendo torturados con “water-boarding”. Hasta la fecha, nadie ha rendido cuentas por la destrucción de pruebas de crímenes de derecho internacional.
Nos empeñamos en ser positivos. Guantánamo, en terrenos de una base de la Marina estadounidense en la punta sureste de Cuba, se eligió en parte para eludir la legislación estadounidense sobre el hábeas corpus. Su aislamiento hacía posible su funcionamiento sin ningún escrutinio. Estaba restringido el acceso de los abogados, no se permitían las visitas de familiares y no había prácticamente ningún contacto con el mundo exterior. Los hombres llevados allí estaban realmente solos. A pesar de que todavía no se ha conseguido su cierre, en Amnistía Internacional destacamos algunas mejoras:
De más de 800 detenidos, 12 de ellos menores de edad, que ha tenido la base naval en sus 14 años de vida ahora solo quedan 104.
Se ha conseguido que los detenidos tengan acceso a abogados y abogadas, así como mejorar de manera gradual las condiciones de detención, gracias al trabajo de denuncia de las organizaciones. Todavía se utiliza, sin embargo, la detención prolongada en régimen de incomunicación, algo que para Amnistía Internacional supone tortura.
También la comunicación con las familias ha mejorado, y Obama ha cerrado los centros de detención secretos y ha condenado la tortura, admitiendo que se usó la técnica del waterboarding y que constituía tortura.
Durante la administración de Barak Obama también se ha mejorado en transparencia, haciendo pública información que refleja abusos a los derechos humanos cometidos por las fuerzas estadounidenses, aunque de manera muy limitada. Por ejemplo, del informe de torturas de la CIA, solo se ha hecho público el resumen, no el documento completo.
El cierre, sin garantías. Siete años después de que ordenara su cierre, Obama todavía no ha cumplido lo prometido. Sin embargo, sí hay un borrador de plan elaborado por la Casa Blanca. Un borrador que desde Amnistía Internacional no podemos aplaudir del todo porque no parece colocar los derechos humanos en el centro. Cierre de Guantánamo, sí, pero con las debidas garantías: debe asegurarse que las liberaciones se llevan a cabo de manera legal y segura y que el resto de presos son juzgados por tribunales ordinarios, no militares, y que no se traslada la detención ilegal a otro territorio sin más. Seis detenidos se enfrentan actualmente a penas capitales tras ser juzgados ante comisiones militares.
Las consecuencias. Mohamedou Ould Slahi fue detenido en Mauritania en noviembre de 2001. Pasó por Jordania y Bagram (Afganistán) hasta llegar el 4 de agosto de 2002 a Guantánamo. Además de ser objeto de desaparición forzada, Mohamedou Slahi fue presuntamente sometido a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en Jordania, Bagram y Guantánamo, así como durante los traslados. En mayo de 2004, el abogado militar asignado para imputar a Slahi se retiró del caso al descubrir detalles del trato que recibió Slahi durante los interrogatorios y concluir que este había sido torturado. En abril de 2010 un juez federal ordenó su liberación, concluyendo que su detención era ilegítima, ya que las pruebas contra él eran tan atenuadas o empañadas por la coerción y los malos tratos, así como el material clasificado, que no podían servir de fundamento. Sin embargo, la Corte de Apelaciones anuló la sentencia que ordenaba su liberación. En enero de 2010 su caso fue “remitido para enjuiciamiento”. Sigue recluido sin cargos ni juicio. Si consigue ser liberado, quién reparará todos estos días de angustia, torturas, y desesperación. Y es que son ya más de cinco mil días de injusticia los que cumple Guantánamo.
Sobre este blog
Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.
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