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La Guardia Civil asegura que Montoya fue sospechoso del asesinato de Laura Luelmo desde el primer momento

Los investigadores descartan que Laura Luelmo pasase la noche que desapareció en casa de Montoya

elDiario.es

Agencias —

Desde el primer momento de la investigación, Bernardo Montoya, el autor confeso de la muerte de Laura Luelmo, fue el principal sospechoso. Así lo ha confirmado el teniente coronel Ezequiel Romero, jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Huelva, en rueda de prensa este miércoles.

La Guardia Civil enseguida sospechó de la implicación de Bernardo Montoya en la desaparición de Laura Luelmo, la joven profesora de 26 años asesinada en El Campillo (Huelva). Era un sospechoso “con mayúsculas”, ha asegurado este miércoles el teniente coronel Romero, que ha ofrecido detalles del caso junto al teniente coronel de la Unidad Central Operativa Jesús García Fustel.

Un día después de la desaparición de la profesora, el viernes 13 de diciembre, el padre de Laura puso la denuncia. Casi de manera simultánea, se puso en contacto con la Policía la dueña de la casa donde residía la joven para pedir que entraran “para ver si estaba dentro”. Después de registrar la vivienda, los agentes vieron a Montoya, vecino de la víctima, saliendo de su residencia, le interrogaron y le identificaron. El hombre dijo que no había visto nunca a Laura ni sabía que vivía en El Campillo. Sin embargo, los investigadores sospecharon de él, vieron sus antecedentes y le sometieron a una estrecha vigilancia desde los inicios de la investigación.

Según ha relatado el jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Huelva, testigos oculares situaron al hombre cerca de la vivienda de Laura Luelmo el jueves por la noche, el mismo día en el que los agentes lo habían interrogado. El sospechoso, al ver que había una patrulla vigilando la casa, se marchó.

Dos días después de la desaparición de la joven, Montoya acudió a un centro de salud porque se quejaba de un golpe en las costillas. Los investigadores sospecharon que podía deberse a un forcejeo con la víctima.

Tras la detención, y antes de confesar el crimen, el sospechoso fabrica un relato en el que “se inventa muchas cosas”, pero en el que se “autoinculpa”.

Descartan que pasara la noche retenida

Romero ha revelado que tuvieron dificultades con la geolocalización del teléfono de Laura Luelmo. En un principio indicaba que el dispositivo se encontraba en la zona norte de El Campillo, pero “al no ser una zona llana, la probabilidad de que no fuera certera era elevada”.

Los investigadores de la Guardia Civil han descartado que la joven pasara la noche en la que desapareció –del miércoles 12 al jueves 13 de diciembre– retenida en casa del autor confeso del crimen, donde encontraron restos de sangre de la víctima y del presunto agresor en el domicilio de este. Según el relato de la Guardia Civil, Laura Luelmo volvía de hacer la compra cuando Bernardo Montoya la hizo entrar por la fuerza en su domicilio y la agredió, lo que explicaría la presencia de restos de sangre.

A falta de unos resultados concluyentes por parte del equipo forense, no han podido confirmar la hora del fallecimiento de la víctima, pese a que la autopsia preliminar la situó entre dos y tres días después de su desaparición.

“No tenemos una autopsia totalmente finalizada, los datos que existen son previos y, con lo que nosotros manejamos, puede que no se correspondan con la realidad”, ha declarado el teniente coronel Ezequiel Romero, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva.

Bernardo Montoya, que ha ingresado en prisión por decisión de la jueza ante la gravedad del delito, se enfrenta a un juicio por los delitos de asesinato, detención ilegal y agresión sexual.

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