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Díaz acepta de Sánchez 500 millones 'de oxígeno' para Andalucía a cambio de postergar la reforma de la financiación

Sánchez avanza a Díaz el plan de empleo como muestra de compromiso con Andalucía

Daniel Cela

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La primera reunión entre Pedro Sánchez y Susana Díaz en Moncloa desde que el socialista es presidente del Gobierno ha durado dos horas, ha sido “cordial y buena”, y ha abierto un periodo de “lealtad” institucional entre los dos viejos rivales que pugnaron por el control del PSOE. “Yo competí con Pedro en unas primarias y ahora tenemos otras responsabilidades, él en el Gobierno de la nación y yo en el andaluz. Será una relación leal”, ha dicho una sonriente Díaz al término del encuentro.

Sánchez lleva poco más de mes y medio en Moncloa, de modo que su cita con Susana Díaz ha tenido más de “compromisos” a futuro y de buenas intenciones, que de acuerdos concretos. La presidenta andaluza ha salido “satisfecha” de la reunión -también lo estaba tras su último encuentro con Mariano Rajoy, hace cinco meses-, sin embargo, ahora ha percibido más sensibilidad y compromiso con Andalucía que antes. “Hemos cerrado asuntos concretos que llevábamos años reivindicando al anterior Gobierno del PP y hasta ahora sólo habíamos encontrado silencios. En sólo dos meses el actual presidente ha hecho más cosas por Andalucía que el anterior presidente en siete años”, ha dicho Díaz.

El presidente del Gobierno lleva poco tiempo, pero la dirigente andaluza afronta ahora la recta final de su legislatura y ha sido ella misma quien preparó y disparó las expectativas sobre el que iba a ser su gran proyecto político en los próximos comicios, y que ha sido el principal asunto a tratar en su visita a Moncloa: la reforma del actual modelo de financiación autonómica, caduco en 2014, que perjudica especialmente a Andalucía. Una vez que Sánchez  ha enterrado por anticipado este debate, había poco margen para escarbar en este encuentro. 

La andaluza llevaba bajo el brazo un acuerdo de financiación ratificado por amplia mayoría del Parlamento, que prometía 4.000 millones de euros, pero se ha conformado con salir de Moncloa con “un balón de oxígeno” de 500 millones de euros. Un dinero que surge de la flexibilización del déficit de las comunidades (350 millones de euros) y de las entregas a cuenta para los presupuestos del año que viene (150 millones). Una cifra que Andalucía recibirá “de forma inminente”, ha dicho Díaz, aunque se trata de un dinero virtual, porque antes de materializarse el Gobierno de España necesita aprobar la senda de estabilidad, y la oposición no está por la labor de facilitárselo. “Susana Díaz vuelve de Moncloa con cero euros”, ha adelantado ya el líder andaluz de Ciudadanos y socio de legislatura, Juan Marín.

Casado, “no se eche al monte”

Pedro Sánchez tiene previsto aprobar el viernes la senda de estabilidad que permitirá a las comunidades relajar dos décimas más su objetivo de déficit público el año que viene. Esto otorgaría a las regiones 2.400 millones de euros de margen fiscal, de los que 350 millones corresponderían a Andalucía. El problema es que la debilidad parlamentaria del PSOE -84 diputados- puede impedir al Gobierno aprovechar esa relajación del déficit que Bruselas le ha concedido a España. El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, ya ha anunciado que no apoyará la senda de déficit, y Susana Díaz se ha apresurado a cargar sobre él la posibilidad de que su encuentro con Sánchez se vea frustrado. “Sin haber llegado aún a su despacho de Génova ya amenaza con quitar 350 millones de euros a los andaluces”, ha dicho la presidenta, tras pedir a Casado que “no se eche al monte”. Los grupos de la oposición afean a la presidenta que “venda” como un éxito propio la cifra del nuevo déficit -“que se conoce desde hace una semana”- cuando lleva meses preparando esta cita con Sánchez.

El dardo de Díaz al nuevo líder del PP puede anticipar lo que está por venir: los populares andaluces firmaron el acuerdo de financiación promovido por la presidenta de la Junta, cuando su interlocutor en Moncloa era Rajoy, y ahora se erigen como los principales valedores de ese documento, que reclaman 16.000 millones de euros extra para las comunidades, 4.000 de ellos para Andalucía. Díaz ha amagado hoy con cortocircuitar esa estrategia culpando a Pablo Casado y al PP de que torpedee la senda de estabililidad planteada por el Gobierno, y haga perder a Andalucía esos 350 millones de margen fiscal.

Pedro Sánchez y Susana Díaz no se veían desde la Feria de Abril en Sevilla. La visita de la presidenta de la Junta ha sido prácticamente monitorizada por sus rivales políticos desde Andalucía, que la presionaban en la distancia para que volviera con un fajo de fondos extra del Estado, más inversiones, un plan extraordinario de empleo, desbloqueo de proyectos, como el AVE a Granada y la segunda línea del Metro de Sevilla, y acuerdo para finiquitar los litigios judiciales que enfrentaban a la Administración de Mariano Rajoy con la Junta. PP, Podemos, Ciudadanos e IU le han acusado de “perder el tiempo” en esta reunión. Los populares han pedido un Pleno extraordinario en el Parlamento en agosto para que Díaz comparezca. 

Compromisos sin números ni plazos

Con todo, la presidenta andaluza ha subrayado que el encuentro ha sido “muy productivo para Andalucía”. “Hemos cerrado asuntos concretos que llevábamos años reivindicando al anterior Gobierno del PP y hasta ahora sólo habíamos encontrado silencios”, ha dicho. El presidente del Gobierno se ha comprometido a destinar en los próximos Presupuestos Generales una inversión estatal para Andalucía acorde a su peso poblacional, cumpliendo así con el mandato del Estatuto de Autonomía en materia de inversiones, algo que no sucedió ni con Rajoy ni con el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

En este punto tendrá especial relevancia el desarrollo del corredor ferroviario de Algeciras Bobadilla, clave para la economía andaluza, así como la ampliación del Metro de Sevilla y el impulso al AVE de Granada. Aunque no ha concretado ninguna cifra concreta, ningún número sostiene esos compromisos y no hay plazos para su ejecución, Díaz ha hecho una lectura muy positiva: “En solo dos meses el actual presidente ha hecho más cosas para Andalucía que el anterior presidente”.

En el epicentro del debate andaluz estaba, por iniciativa propia de Díaz, la reforma de la financiación autonómica, un asunto en el que la presidenta logró embarcar a PSOE, PP, Podemos e IU, sindicatos, patronal, universidades andaluzas y gran parte del tejido asociativo. La presidenta llevó a Moncloa el aval de un acuerdo aprobado por mayoría del Parlamento autonómico para que el Estado inyecte 16.000 millones extra a las comunidades, 4.000 de ellos para Andalucía. “El presidente tendrá que hacer su propio documento”, ha dicho, cuando le han preguntado si el Gobierno usaría este acuerdo como punto de partida.

Sobre este asunto ha habido poco o ningún avance. Sánchez y Díaz han acordado impulsar de forma inmediata el grupo de trabajo que puso en marcha el Consejo de Política Fiscal y Financiera para abordar la reforma del modelo de financiación. “El presidente reconoce que Andalucía está infrafinanciada”, dice Díaz. La oposición critica que esto es “una patada para adelante” que no soluciona los problemas actuales de la región. Tampoco se ha cuantificado el plan extraordinario de empleo que la Junta lleva años reclamando, en una comunidad con un 25% de desempleo.

Tiempo récord juntos

Susana Díaz ha llegado a mediodía al palacio y el presidente la ha recibido sin bajar las escalinatas, un gesto simbólico que nunca es casual, dada la nube de fotógrafos y cámaras que observan ese momento. Luego han departido amigablemente, a ratos con frialdad, a ratos con una sintonía mayor que la que Sánchez demostró con los otros tres presidentes autonómicos con los que ya se ha reunido: Quim Torra (Catalunya); Íñigo Urkullu (Euskadi) y Alberto Núñez Feijoo (Galicia).

Pedro Sánchez ha recibido a Susana Díaz en el Palacio de la Moncloa un mes y medio después de ser investido presidente del Gobierno. Ver a los dos juntos en las escalinatas es una imagen muy potente cargada de muchos significados. Los dos dirigentes del mismo partido compitieron entre sí por controlar el PSOE y luego llegar aquí como presidente del país, pero sólo uno lo ha logrado. “Tú en San Telmo y yo en Moncloa”, le dijo Sánchez a Díaz hace casi cuatro años durante un mitin juntos en Almería, en la campaña de las últimas elecciones andaluzas. Las siguientes, que podrían adelantarse al próximo otoño, volverán a hacer campaña juntos, esta vez bajo la premonición cumplida del presidente. Ahora él ostenta un liderazgo nacional más potente que el de ella, pero ella sigue disfrutando de una estabilidad política en Andalucía que él no tiene en el Congreso.

Lo más concreto del encuentro de este lunes ha sido la duración del mismo -récord de todos los que han mantenido en los últimos cuatro años- y la sintonía y “lealtad” que la andaluza ha reconocido al líder de su partido. Sánchez tiene 84 diputados y una extrema fragilidad parlamentaria, pero está dispuesto a agotar los dos años que quedan de legislatura. Díaz ha asegurado hoy que “Andalucía es estable política y económicamente”, pero al preguntarle si hay razones para convocar un adelanto electoral dentro de un mes, dice: “Eso no puedo contestarlo yo. Yo ya lo he dicho con claridad, mi voluntad ya lo conoce. Son los demás [la oposición] los que están en ese lío. Pregúnteles a ellos”.

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