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“Mi hijo quiere ser futbolista y youtuber”: cómo prevenir los riesgos de internet y redes sociales en menores

Imagen del cuaderno 'Las locas aventuras del Capitán@ y su tripulación.com', de Márgenes y Vínculos

Javier Ramajo

Juan Jesús Cardoso, técnico del equipo de prevención en el uso de las redes sociales e internet de la Fundación Márgenes y Vínculos, lo tiene claro: los menores actúan por imitación de sus mayores. Así, “si el niño ve que los padres, cada vez que tienen un hueco libre, están enganchados con las redes sociales, el niño lo que hace en el fondo es imitar”. Un nuevo lenguaje de la comunicación que todos, padres e hijos, deben aprender, recomienda, porque “los chavales ya no diferencian entre el mundo real y el mundo virtual; para ellos es el mismo”.

Los adolescentes españoles usan internet entre 2 y 3 horas diarias, siendo la mayor

parte de este tiempo dirigido a entrar en Tuenti, Facebook, Twitter, Youtube y whatsapp. Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, la mitad de los niños españoles con 11 años ya tiene un móvil. En la fundación han visto la evolución del fenómeno. “Empezamos con chavales de instituto y ahora estamos con chicos de hasta 3º de Primaria que están ya enganchados, de no salir de su casa. Niños a los que regalan móviles, que en las tablets tienen acceso a internet... Empiezan a chatear con los primos, amigos más cercanos, y luego se hacen grupos de Whatsapp en la clase. Eso ya desde los nueve años”, explica este experto.

Cardoso apunta que han tenido conocimieno de casos extremos, aunque no son los más habituales. “Una vez tuvimos a una chavala que estaba encerrada literalmente en su habitación, que estaba todo el día con el ordenador. Tenía ansiedad cuando tenía que ir a clase porque era tiempo que no estaba con el ordenador. Lo que vemos en general es que hay un reparto poco equitativo del tiempo que tienen los chavales, y eso lo tienen que enseñar las familias en las casas”.

La fundación cuenta con herramientas de apoyo en sus talleres tanto con padres, madres o educadores, como con los niños y niñas, por ejemplo la guía '¡Ponte al día!' o el cuadernillo de 'Las locas aventuras del Capitán@ y su tripulación.com', que usan en los talleres con los menores de entre 8 y 11 años, con historias que les permitan saber dejar a un lado prácticas que les pueden ocasionar problemas. “Tratamos que sea una prevención integral, trabajarla con los menores, con las familias y con los profesionales, para que todo el mundo vayamos a una y no demos palos de ciego. El caso es que ellos aprendan que hay tiempo de todo, que se organicen adecuadamente el tiempo del que disponen. Eso es muy importante”.

Mejor decirlo en persona

“Dicen que tienen 500 amigos en las redes sociales pero luego realmente son niños solitarios, sin amigos reales. Hemos visto algún caso de una bronca originada en la clase, con los niños peleándose a través del Whatsapp, que sigue luego fuera y en la que se meten las madres o los padres. No hay un modelo positivo de las familias sino al contrario, ya que los niños están reproduciendo lo que ven que hacen los padres y utilizan mal las redes sociales, porque son los padres los que las utilizan mal”, relata.

La clave está, según indica, en adaptarse a las nuevas formas de comunicación. “Nosotros tambien tenemos que aprender y ponernos a su nivel. Ahora está muy de moda, tanto en Primaria como en Secundaria, los youtubers. Todos los conocen. Hay padres que me dicen 'mi hijo dice que quiere ser futbolista y youtuber'”. Los peligros salen caros, nunca mejor dicho, al menos en el caso de un niño de 12 años de Torrevieja (Alicante), cuyo sueño de ser youtuber le ha costado una reclamación por parte de Google de 100.000 euros en concepto de publicidad de su página web.

Cardoso apuesta por “no demonizar” sino por “que los niños vean que tienen muchas ventajas pero que también tienen que tener cuidado con las redes sociales, tanto en el uso, para que sea adecuado y positivo, como en los tiempos, porque hay muchos que están enganchados durante demasiadas horas”.

Señala que celebran talleres donde los chicos, por ejemplo, “se ponen distintos mensajes de Whatsapp pero de manera adecuada, explicando qué icono no deben utilizar para no molestar a la otra persona, indicando si un mensaje es más personal es más conveniente no ponerlo en el grupo sino hacerlo por mensaje privado, o hacerles ver que si hay algo importante que conunicar mejor decirlo en persona que a través del teléfono porque podría llevar a confusión, etc”.

Desde la fundación trabajan en sesiones de resolución de conflictos. No hay terapias individuales sino en formato grupo-clase, en ludotecas, pero “sin señalar a nadie”. Cuando hay algún caso extremo se envía a un psicólogo o a algún especialista que lo atienda, porque se puede tratar de adicciones serias, pero no es lo habitual. Por eso instana a aplicar el sentido común y vivir en confianza con los menores, hablar sobre lo que hacen en las redes sociales, enseñarles a distinguir entre los amigos presenciales y los “amigos” de las redes sociales , y a no compartir información personal como sitios que frecuenta, su dirección, etc.

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