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Guerra judicial por Verdiblanca, la asociación de discapacitados más veterana de Andalucía: elecciones anuladas, un presidente imputado y cuentas bajo lupa

Antonio Sánchez de Amo, presidente de Verdiblanca, en una imagen de archivo

Néstor Cenizo

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Málaga, 16 de junio. Se entregan en el auditorio Edgar Neville los premios Andalucía + Social. Ese día, Antonio Sánchez de Amo, presidente de Verdiblanca, recoge el reconocimiento a los cuarenta años que esta asociación lleva batallando por la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad. Un premio a la labor de la entidad en pro de la inclusión, entregado en presencia de la consejera de Bienestar Social Rocío Ruiz. Para entonces, un juzgado de instrucción ya había abierto diligencias previas contra Sánchez de Amo, tras admitir a trámite una denuncia formulada por la Fiscalía. El fiscal cree que debe investigarse la posible comisión de delitos de administración desleal, falsedad documental y delito societario.

El juzgado de instrucción 1 ha acordado llamar a Sánchez de Amo en calidad de investigado, en un auto fechado el pasado 3 de junio, al que ha tenido acceso elDiario.es en Andalucía. Deberá prestar declaración el próximo 13 de octubre, como presunto responsable de un delito de administración desleal. También ha pedido las cuentas de la asociación desde 2015. Mientras tanto, otro juzgado almeriense, en este caso de primera instancia (civil) ha declarado la nulidad de la asamblea que el pasado febrero reeligió como presidente a Sánchez de Amo. Este asegura que no tiene nada que ocultar y que ya ha remitido las cuentas, debidamente auditadas.

Es el último capítulo de la intensa batalla judicial en la que está instalada la asociación. Algunos trabajadores, constituidos como Asociación para la Libertad de Verdiblanca, llevan meses denunciando las presuntas irregularidades cometidas por el presidente con el objetivo de mantenerse al frente de Verdiblanca. Temen que esta situación, que afecta al cumplimiento de los plazos legales para justificar subvenciones ya recibidas y para presentar cuentas, acabe dando una estocada de muerte a su viabilidad económica. “Queremos defender el trabajo que estamos haciendo tantos años. Estamos viéndolo caer en picado”.

Sánchez de Amo enmarca las acusaciones contra él en el contexto de una “guerra de poder”. “No hay riesgo de fuga de dinero, ni de pérdida de puestos de trabajo o que no se paguen nóminas”. Lo cierto es que la asamblea para aprobar las cuentas de 2020 tampoco se ha celebrado, incumpliéndose un nuevo plazo legal.

Una asociación con solera

Verdiblanca es una asociación con solera. Nacida en Almería en 1979 como asociación de personas con discapacidad, da trabajo a unas 700 personas a través de una sociedad limitada (Verdiblanca de Medio Ambiente, S.L.U.) y del centro especial de empleo vinculado. En torno al 70% de sus empleados tienen alguna discapacidad.

Verdiblanca, a la que se le atribuyen magníficas relaciones con algunas instancias de poder, ha sustentado su crecimiento en la limpieza de edificios públicos. Por ejemplo, es la contrata de limpieza de los colegios de Roquetas de Mar o de la Universidad de Almería, y recientemente ha ganado un concurso para la limpieza de 35 centros municipales en Málaga. Tiene contratos en casi todas las provincias andaluzas. Es un modelo que funciona: Verdiblanca logra contratos públicos, licitando a la baja porque su objetivo no es el beneficio. Por su parte, las administraciones pueden mostrar su responsabilidad social en la contratación.

Este modelo exitoso lo capitaneó casi desde sus inicios Pepe Gómez, presidente desde 1983. Pero en 2016, Gómez decidió dar un paso al lado y ceder el testigo a su hasta entonces vicepresidente, Antonio Sánchez de Amo, que concurrió a las elecciones como único candidato. Arrasó.

En 2018 anunció su gran proyecto: trasladar la sede a un nuevo edificio en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Almería. Los críticos califican el proyecto de “megalómano” y entienden que ahí se abrió una grieta que con el tiempo se ha agrandado. Muchos denuncian que empezó a primar la pata económica sobre la social.

En paralelo, denuncian una deriva autoritaria para acaparar el poder y laminar a quienes se le oponen. “La organización ahora mismo es suya: compra, decide, paga. Todo”, dice una persona que trabaja en Verdiblanca, y califica el ambiente de “dictatorial”: “La situación es inaguantable”. El pasado invierno se convocaron manifestaciones para protestar por la situación de Verdiblanca. Algunos trabajadores denunciaron “coacciones” para evitar que acudieran.

Ceses millonarios, dimisiones y subidas de sueldo

Cinco años después de llegar a la Presidencia, Sánchez de Amo ha acabado concentrando en torno a él casi todo el poder, según denuncia la Asociación por la Libertad de Verdiblanca, que pone de ejemplo el fulgurante ascenso de su pareja a vocal de la Junta Directiva. “Personalmente me duele mucho. Una asociación en la que hemos trabajado más de 40 años la ha convertido en un cortijo que se llama Antonio Sánchez de Amo”, señala un socio veterano.

En este tiempo ha habido cuatro dimisiones y un cese en el órgano de gobierno. En diciembre de 2019 destituyó a la vicepresidenta, María José López, y reestructuró su junta directiva, en la que tampoco sigue la tesorera. En diciembre de 2020 despidió al director general, en medio del proceso para presentar las cuentas. “Llevaba varios meses desobedeciendo a determinadas indicaciones. Finalmente, la insubordinación llegó a un punto a que puso un lobby de presión interno en contra de mi gestión. Tenía que parar eso”, justifica el presidente. El despido, declarado improcedente, costó 170.000 euros. Al directivo le faltaban nueve meses para jubilarse.

También reformó la estructura del órgano de administración, sin someterlo a la aprobación de la asamblea: sustituyó al consejo de administración (un órgano colegiado) por un administrador único: él mismo. “Un trámite administrativo”, explica. Sánchez de Amo también se ha subido el sueldo, lo que cuestiona el cumplimiento de los Estatutos, que prevén la gratuidad del cargo de Presidente. Él argumenta que cobra más porque ha pasado de ejercer como periodista a ser “director de estrategia”.

Reelección anulada

Según los críticos, para apuntalar su control necesitaba también la reelección. Lo logró, pero un juzgado de primera instancia acaba de declarar que lo hizo vulnerando los Estatutos y el régimen electoral de la asociación. En una sentencia, fechada el pasado 14 de julio, la jueza declaró nulos todos los acuerdos de Sánchez del Amo para convocar las últimas asambleas de la entidad, que sirvieron para aprobar las cuentas y reelegirle a él en el cargo.

Es, de momento, el punto final a un proceso electoral que discurrió sobre el alambre todo el año 2020. Después de la suspensión generalizada durante la primavera de 2020, Verdiblanca previó tres asambleas extraordinarias para el 30 de octubre (una para aprobar o rechazar las cuentas de la asociación; otra para elegir a la nueva Junta Directiva; y la otra para modificar los estatutos y reglamentos internos de la asociación). Tres días antes, Sánchez del Amo las desconvocó, aduciendo el riesgo de una votación presencial por la pandemia.

El 28 de diciembre, después de recibir varios requerimientos, realizó un nuevo llamamiento asambleario. Pero esta vez era una convocatoria distinta. No habría sesión presencial, sino una votación por escrito para elegir junta directiva y aprobar cuentas, algo prohibido por los estatutos. Socios de Verdiblanca recogerían casa a casa cada papeleta metida en un sobre cerrado, que a su vez se introduciría en otro sobre con el nombre del votante. Según los críticos, un proceso chapucero en el que se produjeron todo tipo de irregularidades, que culminaron en un rocambolesco escrutinio ante notario el 18 de febrero.

“Metías tu sobre en otro sobre, se llevaba no se sabe dónde, porque nunca nos lo han dicho, y luego aparecían en un vídeo, que solo con verlo sabes que es un desastre”, comenta María José López, la exvicepresidenta, que pretendió concurrir en octubre, pero renunció a hacerlo en febrero ante las sospechas de que todo fuera una mascarada.

De las 766 personas con derecho a voto votaron 185. La mayor participación registrada nunca, según el presidente. Pero los críticos denuncian que todo estaba orientado a facilitar la reelección. El juzgado de instrucción ha pedido a Sánchez de Amo que aporte el vídeo de ese recuento. También han llevado ante la Fiscalía el gasto de 30.000 euros en 700 jamones, regalados por primera vez en año electoral.

 “Volvería a hacer lo mismo”, replica el presidente, que recuerda que noviembre de 2020 fue el mes con más fallecidos por Covid en Almería y que al evitar la asamblea presencial siguió la recomendación de la Delegación Territorial de Salud. Su argumento es que el Decreto-Ley 8/2020, con medidas excepcionales para el estado de alarma, lo permitía. ¿Por qué no se votó telemáticamente? “Hicimos un estudio y por la brecha digital era imposible”, asegura.

La jueza ha estimado la demanda de los críticos, anulando las elecciones porque están en duda la transparencia y la libertad de voto.

Sin cuentas aprobadas

Sánchez de Amo dice que recurrirá la sentencia que anula su reelección. Pero entre tanto, las cuentas de Verdiblanca están en el aire, y eso podría poner en solfa subvenciones millonarias. La asociación debe justificar una subvención de 1,1 millones de euros aportando las cuentas aprobadas, y va tarde, pues el plazo venció en noviembre de 2020. También debe presentar las cuentas de 2020 para optar a nuevas ayudas.

Sánchez de Amo asegura que los críticos exageran sobre las repercusiones de esto: en lugar de presentar las cuentas aprobadas, en diciembre presentó las cuentas auditadas y “asentadas” en el Registro. “El SAE nos dijo que estaban conformes, que quedaban a la espera de las cuentas aprobadas”, asegura. Y añade que en todo caso las cuentas estarían ya aprobadas desde el 18 de febrero de 2021, en la asamblea anulada.

 “Diligenciar los libros no es presentar las cuentas en el registro mercantil. Las cuentas tienen un modelo oficial. Él ha presentado un escrito al registro. No lo ha hecho ni en el modelo ni en el plazo. A día de hoy no tenemos cuentas aprobadas”, señala una persona que trabaja en Verdiblanca y conoce sus mecanismos internos.

La pelota está en el tejado de administración. “Es complejo que entren en estas irregularidades, porque somos del sector de la discapacidad, pero si no lo hacen pronto están en juego 740 puestos de trabajo. No es posible la supervivencia sin ese dinero”, advierte López.

El 14 de junio, Sánchez de Amo anunció una nueva demora para la Asamblea General de este año, que debía aprobar las cuentas de 2020 antes del 30 de junio. Dio dos motivos: las labores de la auditora de cuentas se estaban “dilatando” y que él seguía hospitalizado tras una intervención quirúrgica. Dos días después recogió el premio en Málaga. 

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