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Mojácar y el voto por correo: cómo una denuncia histórica contra el PP golpeó al PSOE en plena campaña

Ayuntamiento de Mojácar | N.C.

Néstor Cenizo

Mojácar —

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En la supuesta trama del fraude en el voto de Mojácar hay una certeza y una duda. La certeza es que algo pasa con el voto por correo en Mojácar. La duda es qué pasa exactamente y quién se beneficia. Aunque inicialmente las sospechas de compra se dirigieron contra el PSOE, el juzgado de instrucción 4 investiga también si se benefició el PP, cuya supuesta implicación empezó a conocerse justo después de las elecciones, a raíz de la detención de un apoderado. Había pasado casi una semana desde que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil detuviera a siete personas, dos de ellas integrantes de la lista socialista, y les interviniera doscientos resguardos de voto por correo.

Dos semanas después, las respuestas espontáneas de los vecinos podrían dividirse en cuatro grupos: “1) Dicen que el PSOE…; 2) Dicen que el PP…; 3) Todos son corruptos; 4) Yo no sé nada”. “Esto pasa desde las primeras elecciones después de Franco”, lanza un vecino justo al lado de la Oficina de Correos de Mojácar Playa, epicentro del escándalo, que advierte de los intereses en la zona que se reparten “cuatro o cinco familias”. “Yo lo había escuchado muchas veces… Pero del otro lado. Ya sabes lo que se dice en los pueblos: que ese trabaja ahí porque es del PP, y que la alcaldesa ayuda a los suyos”, cuenta una mujer extranjera que lleva 30 años en Mojácar.

Los detenidos lo fueron precisamente por algo que el PSOE local lleva mucho tiempo denunciando: el voto por correo es un mecanismo muy útil para ganar elecciones, y para ganárselo hay que prometer cosas. Sin embargo, desde hace dos semanas, algo ha cambiado en este turístico municipio del levante almeriense (7.527 habitantes), donde todos los vecinos consultados dicen haber escuchado desde hace mucho que se compran votos con dinero o con trabajos, pero nadie admite venderlos o conocer a quien lo venda.

Lo que ha cambiado es que ahora todo eso se ha puesto bajo el foco.

Una alcaldesa del PP que fue concejala socialista

Mojácar es una excepción histórica dentro del levante almeriense, más proclive a alcaldías socialistas que el Poniente. Aquí, el PP ha ganado todas las elecciones municipales desde 1999. Desde 2007, la alcaldesa es Rosa María Cano, una histórica que llegó a la política municipal precisamente de la mano del PSOE, pero que en 1992 renunció a su acta de concejal con los socialistas. Lo que vino después fue una larga carrera política en el PP. Tras 16 años siendo alcaldesa, en estos comicios iba como número dos.

A pesar de su paso atrás, las elecciones del 28 de mayo calcaron los resultados de 2019: ocho concejales para el PP, cinco para el PSOE, y una diferencia entre ambos de 458 sufragios, algo menos que en 2019. En Mojácar se reparten 13 actas de concejal, y cada una “cuesta” unos 230 votos. Con esos márgenes, asegurar un puñado de sufragios cara a cara, de la forma que sea, puede ser determinante. En Carboneras, municipio vecino y de tamaño similar, también está en cuestión el alto porcentaje de voto por correo, después de que el PSOE también haya denunciado allí un presunto fraude.

Manuel Zamora, el candidato del PSOE en Mojácar, está convencido de que este año podían ganar, pero que el PP activó el “cinturón de seguridad” del voto por correo, movilizando a votantes que “deben favores” o tenían dudas. Lo dijo antes de que la intervención policial golpeara su candidatura. El 16 de mayo acudió a la Guardia Civil de Garrucha, y denunció que se habían solicitado e instalado muchos certificados digitales desde el ayuntamiento (supuestamente, para solicitar el voto desde allí). Aportó el nombre de dos personas que podían probar que no era necesario solicitar o recoger presencialmente el voto. Y añadió que muchos beneficiarios de las cestas de Navidad estaban votando por correo.

Ocho días después, se encontró con que al PSOE le estallaba en la cara precisamente lo que él denunciaba: el 24 de mayo, cuatro días antes de las elecciones, agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil detuvieron a siete personas, dos de ellas integrantes de la lista socialista, de las que se sospecha que compraban votos de la comunidad latinoamericana. Solo tras los comicios se supo que las sospechas del juzgado se extendían también al PP.

La hipótesis de los socialistas es que el PP maniobró para instrumentalizar una investigación que afectaba al PSOE, detonada cuando más daño electoral podía causarles, pero menos efecto podía tener, pues los votos por correo ya se habían enviado. Aquel día, llamó la atención la sordina con la que el alto mando popular se hizo eco de una noticia que era un caramelo simbólico: los socialistas de Mojácar, municipio de veraneo de Pedro Sánchez y de Félix Bolaños, bajo la sombra de la compra de votos.

Ocho veces más de voto por correo que la media nacional: “Todos nos conocemos”

Zamora cree que pasarán años antes de que algo se aclare. En estos días, el juzgado de instrucción 4 de Vera ha llamado a declarar a decenas de testigos. Hay diez investigados en la causa por la presunta compra de votos para el PSOE, y al menos uno en la pieza separada (y aún secreta) que se centra en la presunta compra para el PP. Además, ese juzgado remitió al decanato de Almería una denuncia del PSOE contra el PP, por presunto fraude electoral.

Es una certeza la extraordinaria cifra de voto por correo en las elecciones municipales. “Pasa en Mojácar. De siempre”, admite la alcaldesa. ¿Por qué? “Supongo que prefieren no ver la presión que puedan hacer los dos partidos. Somos muchos los interventores y apoderados. No es apetecible ver a tanta gente pendiente de la gente que llega. Todos nos conocemos”, comenta la regidora, que añade que muchos vecinos trabajan los domingos.

Estos son los datos. En 2015, votó por correo el 9,93% de los censados y el 15,33% de quienes efectivamente ejercieron su derecho a voto. En 2019, las cifras crecieron: 12,6% y 17,7%, respectivamente. Y el pasado 28 de mayo, el gran salto: la Guardia Civil se ha incautado de 706 sobres de voto por correo, lo que significa que el voto por correo representa el 17,9% del censo (3.939) y el 24,5% de los votos emitidos: una de cada cuatro personas que votaron en Mojácar el 28 de mayo lo hizo por correo. Por comparar: en las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019, el porcentaje de voto por correo fue del 2,93% sobre el censo. En municipios entre 5.000 y 10.000 habitantes, como Mojácar, fue del 2,78%. Ocho veces menos.

La alcaldesa de Mojácar explica así lo que ha ocurrido este año: “Había una situación muy tensa, me manifestaron muchísimas personas que ese día no querían acudir al centro electoral. Desde el primer momento hubo amenazas por parte del PSOE. Lamentablemente, la situación se crispó bastante más a última hora. Por eso mucha gente prefirió ese día no ir a votar”.

El plazo para votar por correo finalizaba el 24 de mayo, el día en que la UCO lanzó su operación.

Denuncias del PSOE que se remontan a 2011

En 2019, el PSOE denunció estas cifras y otras sospechas de manipulación electoral ante la Junta Electoral Provincial (JEZ) de Almería. Los socialistas explicaban que en los alrededores del colegio electoral había una “presencia masiva” de apoderados, interventores y colaboradores del PP que “entregan votos y acompañan al votante hasta la urna para asegurarse que los introducen correctamente”.

En ese escrito se asegura también que la alcaldesa y su equipo habían prometido y concedido presuntamente “dádivas” a cambio del voto en 2011 y 2015, y “puestos de trabajo y relaciones comerciales” con el ayuntamiento en aquellos comicios, sugiriendo a la JEZ que comprobara cuántos votantes por correo habían trabajado para el ayuntamiento a través de programas de empleo o subcontratas, o habían recibido ayudas sociales.

Además, le informaba de que el Juzgado de Instrucción 1 de Vera investigaba al entonces teniente de alcalde por el empadronamiento de diversos vecinos antes de las elecciones municipales de 2015. La Policía Judicial observó “indicios racionales que acreditarían que los empadronamientos” de al menos tres “se podrían haber efectuado de forma manifiestamente irregular”. De 2011 a 2015, el censo electoral creció en 366 personas, el 8,8%. No encaja con las cifras del INE, que reflejan un sensible descenso de la población mojaquera en ese periodo: de 8.090 en 2011 a 6.825 en 2015.

“Nadie nos hizo caso”, lamenta Zamora, que no ha tenido más noticias de aquella investigación judicial, y ha visto este año cómo la UCO sí encontraba la aparente “pistola humeante” en manos de dos miembros de su lista electoral.

El PSOE pide repetir las elecciones

Zamora admite que había oído rumores (“dicen que estáis ofreciendo euros”), pero los atribuyó a “la mierda que nos tira el PP”. Sigue defendiendo la presunción de inocencia para sus dos compañeros de lista, personas influyentes en el pueblo. Su situación es una patata caliente: el PSOE los apartó, pero no podían renunciar a la lista y parece que recogerán el acta. “Creo que se irán al Grupo Mixto, y cuando queden absueltos volverán”, vaticina Zamora, que insiste: le gustaría saber dónde están los resguardos de los 500 votos por correo restantes. “En las semanas anteriores, el entorno del PP alardeaba de que tenían 400 amarrados. Me gustaría que se auditaran los certificados digitales emitidos desde el ayuntamiento”.

El PSOE solicitó que el voto por correo se escrutara aparte, pero no tuvo éxito. En cambio, la Guardia Civil sí requisó los votos de varios ciudadanos extranjeros encontrados en los registros. Los socialistas creen que si el voto por correo está bajo sospecha, no cabe requisar algunos y dejar pasar el resto. Por eso, han impugnado las elecciones ante la Junta Electoral Central.

La alcaldesa dice que no está “nada preocupada”: “No creo que se haya vulnerado ningún derecho fundamental”. Zamora, por su parte, aboga por una solución improbable: “Yo quitaba el voto por correo en las municipales. Da lugar a fraude. Si estás, bien; y si no, nada”. 

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