“Faltan psicólogos en los juzgados de violencia de género ”
¿Existe una coordinación eficaz entre todos los servicios que intervienen con los menores afectados por violencia de género? ¿Los protocolos existentes de protección de menores están adaptados a sus necesidades sociales? ¿En qué medida el ámbito educativo puede contribuir a detectar y prevenir situaciones de maltrato? ¿Cómo se puede ayudar a los niños y niñas que evidencian síntomas de anomalías escolares? ¿Los recursos sociales son adecuados, suficientes y accesibles?
Estas son algunas de las preguntas que se han formulado en el taller ‘El impacto de la violencia de género en niños, niñas y adolescentes’ organizado por el Ayuntamiento de Almería, y que ha contado con la participación de concejales, miembros de la fiscalía de menores, del colegio oficial de trabajadores sociales, del colegio oficial de psicólogos de Andalucía Oriental y de la fundación Clece, una empresa de limpieza gracias a la cual se ha creado empleo entre víctimas de la violencia de género.
Tras el taller, una de las principales conclusiones a las que llegaron sus participantes fue en la necesidad de psicólogos en los juzgados de violencia de género para hacer las primeras valoraciones.
También criticaron la falta de coordinación entre los diferentes organismos que actúan en situaciones de maltrato, la necesidad de unificación en los protocolos de actuación y la desvinculación entre los servicios. Asimismo expresaron que la estrecha relación entre los centros educativos y los de atención social debe ser institucionalizada, ya que hay una grave carencia de profesionales del trabajo social en colegios, institutos, etc. “En la provincia de Almería solo quedan ya tres centros con este tipo de trabajadores y va disminuyendo el número, es una especie en extinción”, se afirmaba en una de las mesas de debate.
Las participantes, mayoría mujeres, coincidieron en que no había suficientes recursos, ni eran adecuados ni suficientemente accesibles, sin duda una conclusión grave, ya que se ha emitido desde las propias profesionales que analizan los casos de violencia que afectan a menores. Se considera en la realidad que un menor que presencia en la familia violencia la sigue utilizando cuando se hace adulto, joven o adolescente. Respuestas que dan mucho que pensar y son pesimistas si se pregunta sobre el futuro del problema. “Tengo ganas de salir del cine o de ver en la tele un mensaje con recursos sanos”, afirmaba una de las ponentes, quien también pedía una unificación de la información, puntual y exacta, para que menores y víctimas de la violencia supieran qué hacer en tales momentos.
El taller analizó cómo en la mayoría de los casos las jóvenes veían el poderío de sus novios como muestras de amor, no de machismo, considerando que había carencias personales de las mujeres en este sentido, falta de autoestima y en el fondo una sociedad que educa para que la mujer haga lo que se espera de ellas. Un amor platónico “en el que consideramos que podemos cambiar a los hombres con el tiempo y con paciencia, soportando lo que no se puede soportar. Un sistema patriarcal en el que la mujer es vista como un adorno”. “La lucha se ha descuidado porque el feminismo se considera obsoleto y además los medios de comunicación influyen mucho porque incitan a el modelo de hombres triunfadores y de mujeres guapas. Se tergiversa la realidad y además se amplifica”.
El taller puso en evidencia las diferencias entre los modelos rurales y los urbanos así como la necesidad de potenciar otros modelos familiares además del tradicional, haciendo constar que el hecho de tener hijos, especialmente cuando son pequeños, frenan a las mujeres a la hora de poder denunciar las agresiones. “A veces las madres están tan centradas en su dolor que no se dan cuenta del que soportan sus hijos”, expuso una participante.
Profesionalidad
Se recordó la diaria existencia de casos en los que “el policía de turno o el psicólogo te dice ‘mujer dale una oportunidad’, cuando vas destrozada porque te han pegado. Hace falta más profesionalidad entre todos los que intervienen para que la mujer sienta realmente que está respaldada.”
Una de las necesidades más imperiosas sería que a los niños se les enseñara desde pequeños a gestionar sus emociones, como la ira, para que al crecer supieran controlarlas, así como gestionar los recursos, no solo hacia la víctima, sino también hacia el agresor, con medios humanos y técnicos. “Afortunadamente se ha reconocido ya a los menores como víctimas pero no es suficiente”. “El problema lo tiene el agresor y hay que pararlo con medios. Hace falta aumentar la intervención social en hombres para que dejen de agredir”, pedía una de las siete mesas del debate.
Terapia para solucionar los traumas o la asertividad en los problemas son algunas de las soluciones que se proponen. En este sentido se dio a conocer una experiencia que realiza la asociación ‘Innova’, un proyecto para formar a jóvenes como agentes sociales que desde temprana edad eduquen en valores. También se pidió que los apoyos no solo lleguen cuando estalle la violencia y aparezca el maltrato, sino que el apoyo sea duradero en el tiempo, así como que no sean siempre las víctimas las que tengan que abandonar el domicilio familiar, sino que se obligue a salir al agresor de la vivienda.
. La forma en la que se ha desarrollado el taller ha sido innovadora, puesto que se dividió a los participantes en varias mesas de trabajo situadas en una sala común, teniendo que pasar todos ellos por todas las mesas. En cada mesa se trataba un tema concreto, y cada una llevaba como título el nombre de una canción y un cantante, identificando cada mesa con letras que lanzan un mensaje positivo y de fuerza para salir de situaciones de violencia de género.
Un total de siete mesas con los nombres de: ‘Un ramo de rosas’ de Luz Casal; ‘María se bebe las calles’ de Pasión Vega; ‘Que nadie’ de Manuel Carrasco; ‘Malo’ de Bebe; ‘Se acabaron las lágrimas’ de Huecco; ‘Lo que Ana ve’ de Revólver y ‘Salir corriendo’ de Amaral. Sin duda una original y llamativa forma de debatir sobre los problemas de los menores en la violencia de género. Alrededor de un café, pastas, té y bollería, desmenuzaron de forma pormenorizada los y las especialistas todo aquello con lo que se enfrentan día a día en su trabajo, todos los dramas que cotidianamente son portadas en los medios de comunicación y que no cesan de producirse.
En un 25 de noviembre como éste, dedicado internacionalmente a denunciar en voz alta los trágicos casos que no cesan, nada mejor que hacer mención a los temas concretos que se debatieron en el taller almeriense.
El taller hacía públicas las conclusiones y ofrecía soluciones, alternativas y mejoras en las políticas sociales, con presencia de ediles del PP y PSOE, excusando su asistencia IU y Cs por no poder hacerlo.
Estas jornadas sobre violencia de género han contado con varios días de actividades que se clausuran este 25 de noviembre, día internacional de la eliminación de la Violencia contra la Mujer. Comenzaron con la proyección en el festival internacional de cine FICAL de los tres cortometrajes vencedores del certamen audiovisual ‘Miradas adolescentes’ en el que 445 alumnos de institutos de enseñanza de la ciudad rodaron su forma de ver la violencia de género, que ganó el corto ‘Dale la vuelta a la canción’, que suponía un soplo de aire fresco al grave problema, una mirada adolescente sobre estas tragedias.
Hubo también una charla sobre los aspectos judiciales a cargo de la asociación de Mujeres Juristas de Almería, así como un taller de defensa personal y autoprotección impartido por la Policía Local en el gimnasio de su Jefatura. El éxito de esta iniciativa de autodefensa ha llevado a la organización a plantearse ampliar el año que viene las clases a dos veces por semana durante un mes.
El colofón de la cita tendrá lugar en el entorno del Mercado Central, en el que los comerciantes visten delantales con el emotivo lema ‘Contra la violencia de género, solidarios contigo; lectura del Manifiesto para la eliminación de la violencia contra la mujer y una charla sobre ‘Prevención de la violencia de género a través de las redes sociales’ a cargo del Cuerpo Nacional de Policía. Almería pone así su granito de arena en la construcción del muro contra una de las vergüenzas que aqueja, con sangre y miedo, a la sociedad, concretamente a la más débil, la de los menores.