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Sánchez y Merkel: un almuerzo con la migración sobre la mesa y abucheos de postre

Historia, protestas y langostinos: así ha sido la visita de Merkel a Sanlúcar

Fermín Cabanillas / Francisco J. Jiménez

El mismo día que entra en vigor un acuerdo entre Alemania y España para que la primera pueda devolver migrantes a la segunda en caso de que hayan pedido asilo en nuestro país, se celebra una comida entre el presidente español, Pedro Sánchez, y la canciller alemana, Angela Merkel. Un almuerzo “informal”, preludio de un fin de semana en Doñana, donde tantos presidentes antes han agasajado a líderes internacionales. Al menú gastronómico, político y social del día no le ha faltado de nada.

Con adelanto sobre el horario previsto, la canciller alemana ha llegado este sábado al palacio de los Guzmanes de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) acompañada de su marido, Joachim Sauer. Aún no habían dado las 13.00 horas cuando se han bajado de un vehículo oficial AUDI del Gobierno español, y han saludado al presidente y a su esposa, Begoña Gómez. Merkel le devuelve así la visita al líder español, que estuvo en junio a Berlín, y suma su quinta visita a España acompañada de un presidente desde que en 2005 se convirtió en canciller.

Bajo un sol de justicia en esta localidad de la costa gaditana, Merkel y su marido han posado durante poco más de dos minutos ante el medio centenar de medios gráficos acreditados para el histórico encuentro de un almuerzo de hora y media de duración. Sánchez sí se ha hecho algunas fotos con algunas vecinas. Cerca de la puerta principal, la sede de la hermandad de la Vera-Cruz, una de las señeras de la Semana Santa local, tenía este sábado más revuelo que nunca: “aquí no se ha parado, pero si viene, una cervecilla puede tener”, explicaba un camarero de esa sede justo después de pasar el coche oficial.

A la entrada, de fondo, se escuchaban las protestas de algunas personas contra la visita de la líder alemana, y algunas reivindicaciones de la plataforma antidesahucios, en una estrecha vía que da acceso al edificio del siglo XVI.

Pero ya dentro del palacio, se han reunido en la misma mesa una veintena de personas. Viendo pasar platos de croquetas de rape, cocktail de marisco con langostinos, corvina de caña a la plancha con verduras salteadas, langostinos con tomate y tiramisú casero, las dos delegaciones han tratado varios aspectos de la agenda europea, pero sin duda el plato fuerte del día ha sido la presión migratoria.

“Elecciones, elecciones”

La visita de Merkel ha alterado la relativa paz de esta localidad de 67.000 habitantes censados, que ve multiplicada su población cuando llega el verano. Se han citado en un palacio que alberga la Fundación Casa Medina Sidonia, una entidad sin ánimo de lucro creada en 1990 por Luisa Isabel Álvarez de Toledo, XXI duquesa de Medina Sidonia, y cuyos objetivos son la conservación y difusión de los bienes que integran la Fundación. El palacio en sí, su patrimonio pictórico y mobiliario, su jardín trazado en 1541 o su archivo son una de las joyas turísticas de este pueblo, aunque hoy están restringidas la visitas por motivos de seguridad.

La elección de Sanlúcar de Barrameda para el encuentro no es baladí. Desde su playa, situada a poco más de 500 metros del palacio, se divisa la costa onubense de Doñana, salvando la lengua de agua de la desembocadura del Guadalquivir. Está cerca (aunque sin carretera, ya que hay que usar un transbordador) del Palacio de las Marismillas, donde el presidente español pasa sus vacaciones, y donde se aloja la delegación alemana.

Y ha sido justo en ese traslado donde ambos mandatarios y sus parejas han tenido que escuchar, como postre a este primer día, a un centenar de personas que, desde varios restaurantes de Bajo Guía (donde se coge el transbordador), han abucheado al presidente al grito de “elecciones, elecciones” y “fuera, fuera”.

Un sabor agridulce para la despedida de Sanlúcar que, sin duda, tiene visos de mejorar con la visita al centro de cría en cautividad del lince ibérico que tienen prevista en agenda para este domingo.

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