Hacer cola para votar y otras noticias desde Estados Unidos

En la universidad donde trabajo y estudio en San Diego, California, este martes los estudiantes hacían cola para registrarse y poder votar en las elecciones especiales del estado. Algo que, a tan solo un año de las presidenciales, y con tan solo una propuesta en la boleta, lo sentí especial. 

Este martes 4 de noviembre voté por primera vez en Estados Unidos, tras hacerme ciudadana el pasado mes de enero. El ambiente era de esperanza por lo que creíamos podía ser el inicio del cambio, y al mismo tiempo agotamiento por la brutalidad del ciclo noticioso en el que nos encontramos en este país. 

El ataque a la democracia en Estados Unidos parece implacable desde la presidencia de Donald Trump. Sin embargo, y a pesar de controlar tanto el Senado como la Cámara de Representantes, el republicano no ha podido hasta ahora aprobar ninguna legislación permanente. 

Todos los cambios que Trump ha realizado con mayor o menor nivel de éxito han sido a través de decreto ejecutivo, un mecanismo que existe en este país para casos de emergencia en los que el poder ejecutivo necesita actuar sin consultar a las cortes. El problema con estos decretos es que no tienen permanencia alguna: el próximo que llegue a la oficina oval puede en un solo día tirar por tierra todo su trabajo. 

Además, los republicanos saben que en las elecciones de medio término es más que probable que pierdan la mayoría simple que tienen en ambas cámaras. Tradicionalmente, el partido no gobernante consigue mejores resultados en estos comicios a dos años de la presidencia, y en esta ocasión, Trump, quien tiene unos niveles de aprobación muy bajos, ya sabe que no le van a ser favorables. 

Es en este contexto que los republicanos comenzaron a redibujar los mapas de varios estados con tendencia al voto conservador como Texas. Este proceso, que se llama gerrymandering, consiste en agregar las zonas según voten a un partido o a otro para intentar conseguir ventaja electoral. 

A tan solo media hora del cierre de las casillas electorales, ya se reportaba que la Propuesta 50 ha ganado en los comicios, y California hará su parte para retomar los retales de democracia que queden al final del mandato de Trump

Ante esto, el gobernador demócrata de California Gavin Newsom propuso la Propuesta 50, que votamos este 4 de noviembre, según la cual se suspenden los mapas electorales actuales en California hasta el 2030 que podrían ayudar a este partido a ganar hasta cinco asientos en la Cámara de Representantes federal. 

A tan solo media hora del cierre de las casillas electorales, ya se reportaba que la Propuesta 50 ha ganado en los comicios, y California hará su parte para retomar los retales de democracia que queden al final del mandato de Trump. 

No solo eso, en un día en el que tuvimos buenas noticias por primera vez en mucho tiempo, la ola azul demócrata se ha extendido por diversas partes de Estados Unidos. Desde la elección del socialista Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York a el capirotazo de los demócratas en Virginia, estado tradicionalmente conservador, que por primera tienen las dos cámaras y la gubernatura del estado desde 1989. 

Hoy me voy a la cama un poco más tranquila, sabiendo que muchas personas en la ciudad, el estado y el país donde vivo han salido a las urnas para parar el avance del autoritarismo y el fascismo. 

Sin embargo, me queda claro que queda mucho camino por recorrer, que las cosas se van a poner peor antes de mejorar, y que nos quedan tres años más de Trump que van a ser muy largos. 

Mientras escribo estas líneas pienso en los jóvenes estudiantes que esta mañana esperaban para votar. Me recuerdan por qué quise ser parte de este país: porque, a pesar del cansancio y la fatiga, aquí todavía hay quienes creen que un voto puede frenar al autoritarismo.