Centrar y desinformar para ganar las elecciones: el discurso migratorio del Partido Popular

El Partido Popular se quiere diferenciar de Vox en temas de inmigración para ganar votantes de centro y centro-derecha. 

Mientras Vox captura el sentimiento anti inmigrante, xenófobo, racista, machista, homófobo y antitrans en su sentido más puro e irracional, el Partido Popular hace un llamamiento más racionalista a quienes aún no se han dejado llevar totalmente por la corriente ultraderechista que está sacudiendo al mundo occidental. 

Es decir, el papel del PP en las próximas elecciones generales va a ser intentar capturar al desencanto con el Partido Socialista Obrero Español tras el escándalo de corrupción que amenaza con dejarlo pelado. De esta manera, entre PP y Vox cubren a los votantes desde el centro hasta la ultraderecha, maximizando sus posibilidades de juntar una mayoría absoluta en las próximas elecciones. 

Los populares han llamado a su propuesta migratoria el Plan Nacional para una Inmigración Legal, Ordenada y Mutuamente Beneficiosa. El lenguaje de la introducción nos habla de unas creencias casi idealistas en materia de inmigración: “Creemos que España debe seguir siendo esa Nación abierta y segura, firme en sus principios y generosa en sus oportunidades, que ha sido históricamente”, aseguran. 

Incluso Aznar ha salido a la palestra a reforzar esta imagen de centrismo, de no somos como ellos, refiriéndose a Vox. 

Sin embargo, como al lobo de Caperucita, se les ve la patita debajo de la manta, y una lectura en profundidad revela en que las propuestas del PP, aparentemente benignas, replican narrativas de la desinformación, el racismo y el capitalismo colonialista. 

El plan migratorio está compuesto por 11 páginas, pero yo os lo traduzco en una frase: “latinoamericanos que trabajen de sol a sol por una miseria sí, magrebíes no”.

Cuando digo que las políticas están basadas en desinformación me refiero a mitos perpetuados por medios de la derecha que ha sido probado que no son ciertas: las “paguitas” a inmigrantes, los MENAs no son menores, la delincuencia y las guerras híbridas. “Er perro les da una paguita a todo los inmigrantes” es una frase que cualquier cuñado te suelta y se queda tan pancho.

Cuando digo que las políticas están basadas en desinformación me refiero a mitos perpetuados por medios de la derecha que ha sido probado que no son ciertas: las “paguitas” a inmigrantes, “los MENAS” no son menores, la delincuencia y las guerras híbridas. 

“Er perro les da una paguita a todo los inmigrantes” es una frase que cualquier cuñado te suelta y se queda tan pancho. Vox ha fomentado esta creencia con carteles en el metro de Madrid. Feijoo, por su parte, dijo el pasado mes de septiembre en Murcia que el padrón era suficiente para cobrar el Ingreso Mínimo Vital (IMV), algo que la Seguridad Social ya ha refutado. Los verificadores de la Agencia EFE también han confirmado que es falso que la mayoría de los perceptores del IMV sean migrantes, calculando que entre el 12 y 17% de quienes lo reciben no han nacido en España. 

El tercer apartado de las propuestas migratorias de los populares está dedicado al “control” de las ayudas. Resulta curioso dedicar tanto tiempo a arreglar un problema que no existe. Al igual que dedican casi una página entera a la centralización de la gestión de los Menores No Acompañados, conocidos por ellos como MENAS.

Desde 2019 Unicef viene avisando de que en España se está produciendo una estigmatización de los MENAs. Se trata de la narrativa comenzó diciendo que muchos de estos niños y niñas son en realidad adultos que dicen tener menos de 18 años para evitar su expulsión, algo que nunca ha sido probado. La plataforma contra la desinformación Maldita.es desmiente gran cantidad de bulos en redes sociales acusando a MENAs de todo tipo de conductas nefarias de las que son acusados con frecuencia.

En Andalucía sabemos bien que detrás de cada consigna sobre “inmigración ordenada” hay jornaleros explotados, trabajadoras del hogar sin papeles y chavales tutelados que solo quieren estudiar. Si el debate electoral convierte sus vidas en una amenaza, lo que se está erosionando no es la frontera, sino nuestra propia democracia

Pero, de todas las menciones a bulos o mentiras en el plan de Feijóo, la que me parece más peligrosa es una sola frase que dice “la inmigración como medida de presión y agresión híbrida tendrá consecuencias sobre los países que realicen estas prácticas.” 

La agresión o guerra híbrida, según la académica de la Universidad de Girona Maria Esther Jordana Santiago sucede cuando “actores estatales o no estatales utilizan medios no convencionales para desestabilizar otros Estados”. En su artículo Crisis migratorias y guerra híbrida en la frontera exterior de la Unión Europea Jordana Santiago analiza tres casos en que la inmigración ha sido presuntamente usada para desestabilizar a un país, uno de ellos el famoso salto a la valla de Melilla, y sus consecuencias en los derechos humanos garantizados por el Tratado de Ginebra. 

Aunque Jordana Santiago reconoce el uso de la inmigración como agresión híbrida, aduce: “incluso los más recientes y claros casos de instrumentalización no han comportado llegadas masivas de migrantes”.

Esto me hace sonar las alarmas, porque yo que vivo en Estados Unidos bajo un régimen de extrema derecha sé que la línea entre defender fronteras y crear milicias paramilitares que secuestran a padres de familia es muy fina. 

En Andalucía sabemos bien que detrás de cada consigna sobre “inmigración ordenada” hay jornaleros explotados, trabajadoras del hogar sin papeles y chavales tutelados que solo quieren estudiar. Si el debate electoral convierte sus vidas en una amenaza, lo que se está erosionando no es la frontera, sino nuestra propia democracia.