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El diálogo entre el Gobierno andaluz y el PSOE entra en vía muerta y deja en el aire el Presupuesto y la legislatura

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en una imagen de archivo. EFE/ Raúl Caro.

Daniel Cela

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La negociación entre el Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno y el PSOE de Juan Espadas para pactar los Presupuestos de 2022 está rota. Salvo sorpresa de última hora, ninguna de las dos partes espera que el diálogo se reconduzca antes del debate del Estado de la Comunidad, que se celebra este miércoles en el Parlamento, y que el líder socialista puso como fecha límite para que el presidente de la Junta “diera una respuesta formal” a sus propuestas.

Espadas ha convocado este martes a la prensa en la sede del PSOE-A para anunciar que el diálogo con el PP está roto, pero que no lo ha roto él. “Yo no voy a ser el que rompa la posibilidad de negociación, voy a esperar pacientemente a que sean ellos quienes rechacen esa posibilidad de diálogo. Si pensaban que el titular hoy era que yo rompía, no: yo aguanto. Hasta mañana”, ha dicho el secretario general del PSOE-A, subrayando que “no es un ultimátum, es ponerle hora a las cosas”.

En el lado opuesto dicen algo parecido: Moreno denuncia que Espadas se retira del diálogo “por orden de Ferraz”, y pide al líder socialista que “no sea una sucursal del partido de Pedro Sánchez en Andalucía”. Desde que ambos líderes se reunieron, el pasado 1 de octubre, ha primado el escepticismo, los recelos y los puyazos tanto en las filas socialistas como en las del PP. Ahora ambos se disputan la autoría del fracaso de una negociación que apenas se ha concretado, con un documento de cifras comprometidas que el PSOE entregó al consejero de Hacienda, y un esbozo del capítulo de ingresos y gastos que éste compartió con los socialistas.

Al cerrarse la vía del “pacto inédito e histórico” que Espadas propuso a Moreno el 1 de octubre, el Ejecutivo andaluz llevará su proyecto de Presupuestos a un Parlamento donde no tiene mayoría, y en el que previsiblemente se topará con tres enmiendas a la totalidad que le impedirán prosperar: la del PSOE, la de Unidas Podemos y la de Vox, hasta ahora su socio de legislatura. Los grupos tienen hasta el día 18 de noviembre para registrarla. El debate de totalidad será el día 24 y si ese día la Cámara devuelve los Presupuestos al Gobierno -con una cifra récord de 43.800 millones de euros-, Moreno deberá decidir si prorroga las cuentas de este año para agotar su mandato hasta final de 2022 o si, como le piden muchas voces dentro del PP, disuelve el Parlamento a final de año y convoca elecciones anticipadas en primavera.

El debate del Estado de la Comunidad ha servido tradicionalmente al presidente de la Junta, no sólo para hacer balance de su gestión, sino para lanzar su campaña electoral cuando la legislatura parecía agotarse, como ocurre ahora. El discurso de Moreno, este miércoles, dará las claves sobre el horizonte más o menos próximo de las urnas en Andalucía.

Tras el anuncio de Espadas, el vicepresidente de la Junta y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, ha reaccionado despejando dudas sobre el adelanto electoral: “Si finalmente no hay Presupuestos, iremos a prórroga presupuestaria, pero eso no va a condicionar la legislatura. Si Vox piensa que no aprobando las cuentas forzará el adelanto, se equivoca. Y si el PSOE-A piensa que eso va a provocar inestabilidad en el Gobierno, se equivoca. El portavoz de la Junta, Elías Bendodo, se ha reafirmado en la misma idea: ”La aprobación o no del Presupuesto no condiciona la continuidad de la legislatura“. La potestad de disolver la Cámara y convocar elecciones es exclusiva del presidente del Gobierno andaluz.

Falta de diálogo

El run run del adelanto electoral ha sido constante desde hace medio año, incluso los socialistas lo han usado para precipitar las primarias para elegir a su candidato a la presidencia de la Junta y forzar el relevo de Susana Díaz al frente del partido. Hace un mes, Espadas abrió un escenario político “excepcional”, abriéndose a pactar con el PP las cuentas de 2022, ofreciéndole una abstención a cambio de un compromiso político de más alcance: negociar el destino de los fondos europeos Next Generation y acordar la equiparación salarial de médicos y profesores andaluces con la media nacional... Moreno recogió el guante, y ambos declararon públicamente que “iban en serio” y que tenían “buenas sensaciones”. Pero desde entonces, los avances han sido mínimos.

Desde hace una semana, todas las declaraciones públicas de dirigentes socialistas -de la dirección federal y regional- apuntan al final de la negociación del Presupuesto, imputable a la Junta de Andalucía. Este martes, Espadas ha repetido hasta siete veces la frase “no es un ultimátum” para matizar las condiciones que él y su equipo han impuesto al diálogo con el PP, prácticamente estancado desde que él y Moreno se reunieron en San Telmo el pasado 1 de octubre (desde entonces sólo se han reunido una vez con el consejero de Hacienda). Lo cierto es que el líder socialista ya se había puesto como tope para negociar este miércoles, tras la intervención del presidente andaluz en el debate del Estado de la comunidad.

Espadas también condiciona el pacto presupuestario con el PP a la renovación de los 8.000 sanitarios de refuerzo por el Covid-19, cuyos despidos ya estaban previstos para el próximo 31 de octubre. Además, el PSOE aspiraba a que algunas de sus propuestas estuvieran recogidas en el proyecto de ley de Presupuestos de la Junta, antes de que éste llegue al Consejo de Gobierno y sea remitido al Parlamento el próximo 3 de noviembre. Nada de esto se ha cumplido por el momento y, “salvo que yo telefonee esta tarde al presidente Moreno”, el acercamiento entre PP y PSOE no parece algo tangible. “Esto no es un secuestro. Sólo me queda llamar al presidente esta tarde y pedírselo de nuevo, pero yo no voy pordioseando acuerdos, hemos hecho propuestas concretas”.

La comparecencia del líder socialista ante la prensa ha revelado una honda preocupación por el relato de ruptura en la negociación, es decir, por quién será señalado como responsable principal de que el diálogo entre el Gobierno andaluz y el principal partido de la oposición no haya prosperado. Espadas es un dirigente que alude mucho al “titular” que extraerá la prensa de sus intervenciones: “Nosotros no somos gente de ultimátum; esto no es un ultimátum, es un recordatorio, todavía estamos a tiempo”.

Especialmente alambicada ha sido su manera de condicionar el apoyo del PSOE al Presupuesto a que la Junta no despida a los 8.000 sanitarios de refuerzo. “Si yo le digo lo que usted me pregunta, me dirán: ¿Ve? Otro ultimátum. Con despidos no hay diálogo. Ese simplismo no me convence, porque había más propuestas”. Espadas sí ha dejado claro que su partido no aceptará “ni un solo despido” en la sanidad pública, pero ha pedido reiteradamente a los periodistas que no entiendan esto como un ultimátum. “El Presupuesto no son sólo los 8.000 sanitarios, sino la sanidad pública y una explicación del Gobierno andaluz. Hay un anuncio a 31 de octubre, todavía estamos a tiempo de parar eso”, ha dicho, para luego matizar: “Si yo propongo un incremento de plantilla, ¿cómo voy a aceptar 8.000 despidos de sanitarios? El PSOE no va a estar en eso”.

Desde el principio, el diálogo que Espadas abrió con Moreno zarandeó los cimientos del PSOE. Las cuentas del año que viene incluyen algunas de las rebajas fiscales pactadas previamente entre PP, Ciudadanos y Vox, algo que chocaba frontalmente con el planteamiento del Gobierno de Sánchez. Sin embargo, fue el propio Espadas quien aclaró que esa reforma tributaria -aprobada hace dos semanas en el Parlamento pese al voto contrario del PSOE- no tenía por qué bloquear la negociación presupuestaria.

Muchos socialistas, de un sector crítico minoritario, pero también de la vieja guardia, pensaban que a corto plazo el nuevo líder del partido ganaba “tiempo y visibilidad” si lograba que el presidente andaluz no adelantase los comicios, pero a largo plazo, decían, dejaba sin espacio político a los socialistas para ejercer de oposición. Después de tres presupuestos autonómicos apuntalados por Vox y el cuarto con ayuda del PSOE, Moreno llegaría a las elecciones con un perfil reforzado de persona capaz de negociar a derecha e izquierda, mientras que a Espadas se le reprocharía que haya ayudado a consolidar el liderazgo moderado del presidente y el Gobierno de derechas en Andalucía.

De estos recelos se desprenden algunos roces que en los últimos días ha habido entre miembros de la ejecutiva federal y la andaluza. El pasado viernes, el secretario de Política Municipal del PSOE, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, se desmarcó de la hoja de ruta de Espadas y anunció, sin consensuar, que los socialistas romperían la negociación sobre el Presupuesto si la Junta consumaba el despido de los 8.000 sanitarios el 31 de octubre. Un ultimátum que la dirección del PSOE-A no había autorizado. Gómez de Celis ha modulado sus palabras este martes, pero las discrepancias han molestado a Espadas, que ha respondido así al ser preguntado: “La decisión de si la negociación sigue o no la tomaré yo, que soy el secretario general del PSOE andaluz”.

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